No me gusta Mafalda pero esta viñeta ilustra muy bien de qué va este post.
«Es triste de constatar y de comprender que tenemos que desconfiar para poder sobrevivir en este mundo. Es triste constatar que tenemos que relegar nuestros patrones de confianza básica en el otro porque si no seremos vulnerables» Ernesto Reaño, psicólogo especialista en el espectro autista.
Yo lo aprendí a las malas recién a mis 37 años, pero mi mami, que se identificó mucho con el espectro autista cuando la doctora le explicaba mi diagnóstico, recién a los 50. 😔
Se tienen como bien conocidos como rasgos autistas, entre muchos otros, nuestra literalidad e ingenuidad. Y se tiende a pensar en ambos muy superficialmente: uno como una suerte de falencias a la hora de detectar el sarcasmo, comprender chistes o reglas no específicamente enunciadas; y el otro como una carencia de pensamiento crítico y de ser presar fáciles del engaño y manipulación, que somos "sonsitos", pues. Y no!!!
En mi caso yo supe desde un principio que la literalidad en mí se manifestaba de otra forma (en creer que la gente realmente piensa y siente lo que dice y creer que no hablaban, en general, a la ligera ni tan en serio como yo los tomé y como yo misma suelo hablar); y que la ingenuidad... bueno, tenía un conflicto ahí. Sí, fui muy ingenua toda mi vida y me di cuenta cómo funciona el mundo recién casi a mis 40, pero por otro lado no lo soy, difícilmente un político o un vendehumo me va a venir a timar. Entonces tenía un conflicto que no lograba desatar: soy ingenua pero no lo soy, he vivido engañada pero no... hasta que se me prendió el foco cuando leí un solo párrafo de un texto que les compartiré más adelante.
Ese párrafo hablaba sobre dos diferentes acepciones de la palabra "ingenuidad", y ni siquiera versaba sobre autismo, sino sobre la mentalidad del mundo antiguo y la de la modernidad. Ese texto me dejó 🤯 ahí estaba la respuesta a mi conflicto con el término y mi experiencia personal. Y no solo eso, era justamente ESA la definición que describía la ingenuidad en experiencia autista, en la mía, quiero decir, pero no solo la mía, sino que abarcaba tangencialmente otras características típicamente autistas como la NO tendencia al disimulo o la franqueza sin filtros ni segundas intenciones. Me impresionó tanto que la cita la marqué de mil maneras, cerré el libro y me fui a dormir. Tenía que digerir tanta luz...
Pasaron solo tres días y llegó este video del Doctor Reaño. Y me fascinó!!! 🙌 Me fascinó en primer lugar que POR FIN alguien haya ligado nuestra ingenuidad con la literalidad y en segundo, que las haya descrito tan bien!
Algunos creen que la literalidad autista se circunscribe solamente a no entender chistes o el sarcasmo pero va mucho más allá, incluso muchas veces ni siquiera va por ahí (yo misma tengo un abordaje muy sardónico con quienes son visceral e irracionalmente agresivos para mostrarles la irracionalidad de sus prejuicios y ataques, y todas las personas neurodivergentes que conozco también son muy finas para manejar ese tipo de discurso). Otros creen que nuestra ingenuidad pasa por ser tontos, porque no sabemos discernir ni tenemos pensamiento crítico y cualquier estafador o político nos engatusa fácilmente. Y NO! Ninguna de las dos cosas se reduce a eso y muchas veces ni siquiera tiene que ver con eso!!! Por fin alguien lo entiende y por fin alguien vincula esos dos asuntos!!! Literalidad e ingenuidad.
En mi caso nunca fui presa fácil de estafas ni vendehumos, felizmente, no más allá de mis primeros trabajos pero ahí ya detecté por primera vez el tipo de patrones que usan, y no soy más presa fácil precisamente porque como autista reconozco patrones en su discurso y forma de convencer; y en el caso de los políticos, muchas veces pasados unos meses me veo diciendo "se los dije" porque difícilmente me toman el pelo porque ya reconozco que el patrón de su discurso tiende a ser emocionalmente manipulador y demagogo (es más, creo que dedico la mitad de mi vida y casi todo un blog a desmontar esas cosas, a ayudar a que ls gente reconozca esos patrones y no se dejen engañar).
Sin embargo, aunque ya ni vendehumos desconocidos ni políticos malamente conocidos me han tomado el pelo, cuando se trata de un trato más cercano y familiar, uno del día día, uno no distante, ahí sí que he caído miles de veces!!! Incluso cuando su intención no era de plano engañarme sino cuando cosas bonitas y malas, tiernas o hirientes la gente las dice sin pensar, sin realmente sentirlas, solo porque están enojados, tuvieron un mal día, porque quieren obtener algún beneficio o favor de uno, porque querían convencernos rápidamente de algo con una "mentirita piadosa", etc., ahí sí que me han timado! y me dado cuenta de que he sufrido por cosas horribles dichas a la ligera o sido ingenuamente feliz por mentiras que sonaban bonito en vano; o de que he tomado decisiones determinantes en mi vida con base en cosas que me hicieron creer toda mi vida pero que resulta que no fueron dichas "en serio" (y ya lo que eso me ha afectado ya me ha afectado, eso no se puede deshacer ni sus consecuencias incluso aunque algunas ahora duelan menos, porque repito ya me afectaron y a mis decisiones).
Es decir, mi problema no es no entender chistes ni el sarcasmo (aunque alguna vez me pasa), tampoco que vendehumos me estafen y políticos me engañen, mi problema fue más en mis vínculos cercanos, ahí he asumido errónea e ingenuamente casi toda mi vida que justo esa confianza mutua, reciprocidad, consciencia y empatía en el trato entre semejantes era lo mínimo básico esperable, justo como el doctor Reaño lo pone, y ahí me equivoqué terriblemente porque resulta que el mundo no funciona así. De eso me fui a enterar recién casi a mis 40 y mi mami a los 50.
Ese tipo de literalidad mía que cree que las personas cercanas hablan en serio y no a la ligera fue la que determinó mi ingenuidad en mis interacciones del día a a día y vínculos cercanos.
Y todo eso es algo que no pasa porque somos tontos crédulos como algunos entienden nuestra ingenuidad ni tampoco porque solo no entendemos chistes o el sarcasmo, es algo mucho más profundo y serio y afecta mucho más.
Gracias al Doctor Reaño por ponerlo POR FIN sobre la mesa!!!! Al fin un profesional del campo veo que lo entiende!!! 🙌 Gracias!!!
________________________
Y quiero aterrizar también en una de sus importantes observaciones. Me apena, como al doctor, que al contrario de toda lógica y lo esperable, para adaptarse "satisfactoriamente" a este mundo lo básico sea, al contrario, repito, aprender a desconfiar del otro (y qué mal va el mundo con ese vicio donde ni siquiera se conoce qué es el principio de caridad ni mucho menos se lo aplica, a lo que se tiende es al juicio apresurado, al prejuicio, o sea).
Por otro lado, me apena también ver que "la norma", que así como se ha normalizado ni confiar en el otro ni hablar en serio con el otro, se ha normalizado también una confianza casi ingenua (como la nuestra con los vínculos cercanos) frente a los discursos políticos y las soluciones milagrosas de vendehumos, en general; mientras se promueve la precaución, el miedo y la desconfianza en los vínculos cercanos entre personas de a pie, entre nosotros. Parece como si las lógica estuviera invertida, y cuánto daño nos ha hecho!!!, no solo a neurodivergentes sino a la humanidad en general. Romper vínculos humanos y tenernos miedo entre nosotros, unos contra otros es, según yo, lo que nos ha roto como sociedad.
Yo no me trago grandes y rimbombantes discursos fácilmente, pero sí he cometido el "pecado" de confiar demasiado en mis semejantes. A mí ni el Tuto ni el Camacho ni el Evo me engañan, pero sí que me han tomado el pelo con y sin querer mi hermana o mis ex o he creído en relatos medio inocentes pero no tan precisos de mi familia que resulta que al final no iban taaaan en serio como yo los tomaba, por ejemplo. La gente en general, en cambio, desconfía de sus semejantes, pero cree casi con fe ciega en los grandes discursos... Y les va mejor que a mí 🤷♀️ individualmente, quiero decir, pero creo también que por eso en parte nuestra sociedad está rota, incluso también por ese mismo individualismo al que aludo.
Y lo terrible y trágico es que que el ""éxito"" de muchos de esos grandes discursos se mide en su capacidad de lograr una confianza cuasi ciega en ellos, mientras que su retórica se basa en promover, inducir e inculcar la desconfianza en nuestros semejantes.