viernes, 1 de mayo de 2020

Sobre la censura y el mantenimiento de los intereses de clase

Modificado: 12/05/2020


Comienzo esta entrada indicando que hice este análisis sobre la base de la lectura de Luis Espinal "Para un Nuevo Periodismo".  Sin embargo, mencionar que el análisis parte de allí, pero va mucho más allá... los invito a leerlo bajo advertencia de su extensión, que considero justa y necesaria por el tema tan relevante que aquí se trata: los cambios sociales en miras de un progreso social.

El periodismo, según Espinal, depende de la visión y concepción sobre la historia. Es decir, del enfoque con el que el periodista se acerca a los hechos, los mismos que constituyen y hacen la historia.

El periodismo oficial se enfoca en los personajes, es decir, específicamente en aquellos que son más visibles para el consumo de la noticia, autoridades, aristócratas, etc. Un periodismo que informa sobre aquello que vende, terminando por ser un periodismo para el consumo.

Este tipo de periodismo, por otro lado, es sensacionalista, se orienta en el espectáculo y comprende los hechos desde un enfoque donde solo esos personajes, al parecer, son los únicos, o al menos los más visibles construyendo la historia; dejando de lado, en un plano muy relegado, al pueblo, quienes la construyen también, pero prácticamente desde el anonimato.

Sin embargo, para Espinal, existirían otos caminos deferentes que puede tomar el periodismo. Aquellos son caminos que se recorren a partir de un periodismo crítico, un periodismo que busca recoger los hechos desde esos actores que para el periodismo oficial son anónimos, pero que en la realidad de las cosas, son quienes, en gran medida, construyen y determinan la historia.

Este periodismo es una herramienta puesta al servicio del pueblo, pues se constituye en una suerte de memoria histórica para él. Este periodismo se transforma en un medio, un instrumento para que el pueblo tome consciencia de su importancia en la historia, así como ese mismo periodismo habrá tomado consciencia, para entonces, de su rol y de su propia importancia.

Es decir, es un periodismo que emancipa, que libera y que ´por tanto no admite la censura; muy al contrario del periodismo oficial que construye en el imaginario del pueblo la falsa idea de que quienes construye historia son solamente quienes están en el poder, y donde la palabra que se deja transitar "libremente" entre comillas, es solamente aquella funcional a ese poder de turno.

Llegamos aquí al tema de la censura, ¿cómo es concebida la censura por Espinal?

Para él, la censura se constituye en el mecanismo por el cual la verdad es cortada. Se corta y elimina aquello que supuestamente no “conviene” que se sepa, pues podría alterar el orden imperante. Ese sin embargo, no es en realidad un orden, sino un estado letárgico en que se pretende sumir a la población, con solo “verdades” digeribles, cortadas, masticadas y complacientes para quienes no se cree capaces de alimentarse por cuenta propia ni de tomar alimento sólido. Es comparable a un alimento lácteo y suave, pero una persona adulta, como sabemos, no puede vivir ni sostenerse únicamente a plan de leche.

La censura subestima al pueblo, lo considera un niño pequeño incapaz de tomar alimento sólido, de digerirlo y nutrirse con él. Y este alimento es el conocimiento y acceso a la información que deliberadamente es coartada en función a mantener al pueblo mentalmente como un niño pequeño y así no tome consciencia, y así no piense y no se subleve, pues el conocimiento empodera y genera libertad; y la censura le teme a la verdad, y por tanto, a la libertad.

Pero ¿qué es el temor a la verdad sino temor a lo racional? Lo racional, justamente esa característica que nos diferencia del resto de los animales que pueblan el mundo… negar la racionalidad es negar y huir de una de las cualidades que nos hace humanos, es rifar parte de nuestra dignidad como tales.

La censura no tolera el pluralismo, porque es peligroso que el alimento intelectual sea diverso y pueda proporcionar el equilibrio nutricional que la mente necesita al alimentarse de diversos nutrientes, al discernirlos e interiorizarlos y desarrollarse. La censura al no promover el pensamiento diverso, mucho menos va a permitir el pensamiento crítico, porque elimina de raíz todo aquello que considera disenso, pues es un peligro para el sistema, y una amenaza en manos de ese pueblo al que considera ignorante. La censura no aboga por el progreso de la sociedad, sino que subestima al pueblo y piensa por él, pues no lo considera apto para pensar por sí mismo o mejor dicho, teme que lo haga, pues la educación y el fomento al desarrollo del criterio propio y el pensamiento crítico no le conviene al poder.

Así, el sistema que censura pretende formar seres casi clónicos en cuanto a ideas, anula la diversidad, aplasta la individualidad y pretende crear seres masa, con un único pensamiento, es decir, aquel que es el único que se permite circular. De esta manera, con la censura, es mucho más fácil controlar lo que el pueblo piensa, y si se controla lo que el pueblo piensa, se controla también lo que hace y el papel que se les ha condicionado a creer que tienen dentro de la sociedad.

Llegando a este punto recurro a Adorno y Horkheimer, quienes explican que la cultura de masas puede llegar a ser moldeada a partir de los medios y cómo estos neutralizan su capacidad crítica. Y yo agrego, ¿no es ese justamente uno de los principales fines de la censura? ¿No pretende acaso el poder crear una sociedad de masas y no de individuos, uniformizando su pensamiento, coartando el librepensamiento, el pensamiento crítico y haciéndole huir de su capacidad racional? Y esto se logra, además de con la censura, también a través del espectáculo y la apelación a las emociones.

Según Juan Miguel Aguado (2004:183) “La utilización de las masas y el papel que juegan las nuevas formas de espectáculo y las nuevas tecnologías llevan a Adorno y Horkheimer a reflexionar sobre el papel que juegan las mitologías en las sociedades autoritarias. Confrontan así conocimiento y racionalidad frente a mitología e instintividad. Su propósito es desvelar los procesos autoritarios [de] las formas sociales contemporáneas que redundan en […] la destrucción de la cultura y el conocimiento, y el sometimiento de todas las esferas de la vida social e individual al criterio de la eficacia. [Se permite entonces] que los individuos adquieran los conocimientos necesarios para la eficacia en la sociedad industrial, pero se neutraliza mediante mitologías y emociones su capacidad crítica.”

El producto de la censura tiende a ser el pensamiento único, como en tiempos oscurantistas, no busca acercarse a la verdad sino implantar una única y supuesta verdad creada justamente en torno a dicha censura, una que cumpla el fin de adormecer e implantar una realidad prácticamente prefabricada en función a determinados intereses.

Hoy la censura parece promover ese estado infantil de inconsciencia e inocencia despreocupada hasta la adultez, prolongar ese estado de inconsciencia como si el pueblo no tuviera la capacidad de digerir alimento sólido, cuando es precisamente alimento sólido lo que le hace tanta falta para crecer, para desarrollarse y para tomar consciencia, para cuestionarse y cuestionar al poder y, finalmente, para liberarse.

Es por ello que a mi modo de ver, Espinal habla de la poca sinceridad con que se habla de alfabetizar cuando se promueve por otro lado que se coarten las ideas disidentes, la crítica, todo aquello que hace pensar y que no solamente repite el discurso dominante. Ver la verdad puede incluso ser doloroso, pero es real y necesario, pues el dolor, incluso en el organismo, es un mecanismo de defensa y un indicativo de que algo no está bien y que es necesario atenderlo para salvar la integridad y la vida.

No podemos caminar con los ojos vendados, mucho menos avanzar. Con la censura, que funciona como una venda que permite ciertos sentidos pero anula de raíz otros, se corta el panorama a conveniencia, ¿pero a conveniencia de quién? Se hace creer incluso la falacia de que esto se maneja así para “protegernos”. Esta idea me lleva a pensar inclusive en ámbitos que quizá por lo general no se pensaría en torno a la censura, pero según lo expresado por Espinal; me refiero a esa insistencia en tratar a la sociedad como un niño pequeño. Esto hace que se me venga a la mente la implantación de la corrección política tan aplaudida y difundida hoy en día, pues apela fuertemente a la emocionalidad de las personas y es a causa de ello, según no pocos psicólogos, que se habría caído hoy en la infantilización de la sociedad. En ese estado de cosas, advierte un artículo que leí, se enseña de manera paulatina y encubierta, que el pensamiento diferente al propio bien puede ser tomado como un agravio, promoviendo en universidades no el debate y la propuesta, sino la creación de espacios donde nadie haga tambalear las ideas de los estudiantes, como expresión de esa corrección política que debe guardarse. El artículo que lo menciona literalmente, lamentablemente ha sido borrado de la red, o tal vez censurado. Y aclaro, no abogo por la libre agresión, ¡ojo!, sino por la libre expresión en el marco del respeto y la responsabilidad que conlleva esa libertad.

Con la censura, que comparé ya con esa venda en los ojos, fácilmente podemos creer por ejemplo que transitamos por una pradera segura y llena de flores siendo que en realidad, caminamos por una estepa en dirección a un precipicio. La venda, en un sentido superfluo nos “protege” de ver el gris y peligroso panorama, pero en un sentido más amplio, más profundo, no nos protege en absoluto, sino que al contrario, nos impide ver la situación real en que nos encontramos y si no sabemos que estamos cerca del borde, estaremos indefensos e impedidos de tomar acciones para evitar caer. Sé que suena algo fuerte el ejemplo pero lo considero apropiado, pues la verdad de saber que no estamos en una pradera puede no ser complaciente, pero es lo que nos permite ver y deja caer la venda para decidir por nosotros mismos y tomar otros caminos, evitando así el precipicio y salvaguardando, ahora sí, nuestra integridad.

Pero, ¿y cuál puede ser aquel ente que continuamente recurre a la censura como mecanismo de defensa para el mantenimiento del sistema imperante? Cuál puede ser el ente no es la pregunta, sino qué intereses representa ese sistema imperante que se pretende mantener, claramente no son otros sino los intereses de la cultura de la clase dominante.  Si vamos a analizar aunque sea someramente cómo se impone la censura o se instauran las ideas dominantes y a través de qué mecanismos, especialmente en los tiempos que corren actualmente, habremos de empezar haciendo las preguntas más adecuadas.

La cultura de la clase dominante Espinal la entiende como mero lujo, una prerrogativa y como un abalorio para ser exhibido. Comparto esa noción completamente y ahora lo explico por qué.

Comenzaré poniendo un ejemplo ficticio, hipotético, pero posible. Aclaro que no es mi intención generalizar, sino presentar un escenario que todos sabemos es posible en nuestra sociedad.

Para los que más tienen, la educación puede tomarse o no como un accesorio que deben cumplir porque así ha sido siempre en su mundo.  Por ejemplo, tranquilamente puede suceder que tengan los medios por ejemplo para asistir a la universidad y prefieran faltar, que tengan medios para estudiar música y comprar instrumentos pero prefieran ir de fiesta o a una discoteca, que tengan medios para acceder a Internet, formarse y estudiar con esa herramienta pero la malgasten en contenido basura. Pero claro, deben lucir su carnet de estudiante de la Universidad más cara, presumir su automóvil al ir a tal universidad y pueden elegir quedarse fuera de aulas escuchando música a todo volumen, al final, no es apremiante salir y conseguir un trabajo para poder comer.  Ojo, no estoy diciendo que actúen así, lo que digo es que tienen la libertad para hacerlo sin mayores consecuencias probablemente que una buen regaño de papá.

Quizá luego puedan acceder de todas maneras a la empresa familiar donde vestirán traje y corbata, asistirán a los lugares más caros, fingirán que se deleitan (o quizá lo hagan) con la ópera; y al día siguiente, retornarán a la empresa para reprender a aquel empleado "vago" que no quiere superarse, por ejemplo, por no tener aún su título en Provisión Nacional, por no rendir al 100% las 10 horas o 12 horas de trabajo o por ser un “ignorante” que nunca asiste a la ópera.  Pero resulta no disponía de los medios para tramitar el título, llegaba a casa no solo cansado sino enfermo pero no podía atenderse por no descuidar su trabajo o añoraba con asistir a la ópera pero el costo de los tickets no se ajustaba a su presupuesto.

Aquí un ejemplo de la vida real sobre lo que vengo exponiendo con respecto a la educación.  Resalto lo apuntado por el maestro de la nota recién compartida: "La educación es el servicio más extraño, la gente la paga y no la quiere recibir", pero a otros, agrego yo, se les niega, y bajo las estratagemas más bajas, muchas veces no de frente sino bajo una falsa fachada de supuesta tolerancia, reivindicación y progreso... pero el progreso va para adelante, no para atrás, el progreso NO es reaccionario, es un proceso dialéctico, un proceso de lucha, rescate de lo positivo, superación de lo negativo, transformación y evolución.  No es un proceso de simple y llana negación mecánica, lo que conduce a un proceso reaccionario, ¡no señores! el progreso va para adelante, repito.  Ya se irá desarrollando esta idea para aclarar a qué me refiero.

La cultura dominante es aquella que, a través de los medios de que dispone la clase dominante, impone su concepción del mundo, su forma de ver las cosas, sus ideas e intereses. Por ejemplo, para tal cultura, será un ignorante que no quiere superarse aquel empleado que no ha podido conseguir el dinero para su título, o aquel que por mantener a su familia desde niño no ha podido nunca estudiar.

La cultura dominante introduce solapadamente la existencia de una tal “mentalidad de rico y mentalidad de pobre” donde quién piensa como rico se vuelve rico, y el pobre con su mentalidad de "looser" va a ser siempre un perdedor.   Esa idea no toma en cuenta en absoluto que las circunstancias de nacimiento sí pueden jugar un papel determinante en el futuro de las personas.  Con esto no digo que no puedan superarse, lo que digo es que esa idea de la “mentalidad de pobre” culpabiliza sin compasión al individuo y solamente al individuo, por una situación que está mal en la sociedad en general, en el sistema de competencia encarnizada y cruel donde no siempre gana el más fuerte, sino el que más pisotea, el que usa y pisa a otros para utilizarlos como escalera hacia esa concepción también impuesta por la clase dominante sobre el término "éxito".   Esa visión facilista y edulcorada donde si piensas "bien" te va bien.  Filosofía a propósito muy difundida por ciertos libros de autoayuda y psicología ultra optimista (falsa y fatua) tan en boga hoy en día.

 Este sistema está diseñado justamente para que no todos los pobres puedan dejar de serlo, si todos se superaran, se preguntará la clase dominante, ¿quién haría el trabajo pesado?, ¿quién haría la limpieza?, ¿quién cultivaría la tierra proveyendo a las ciudades de alimento?, ¿a quién podrían explotar para obtener sus jugosas ganancias?, ¿quién, sino aquellos que son oprimidos?. Aquellos hacen trabajos que no se valoran lo suficiente y sin embargo, son la escalera sobre la cual se erige la clase dominante, aunque para hacerlo, los pisen.

Lo que sí se valora según las ideas impuestas por la cultura dominante, es la cultura del dinero, de un éxito cuyo concepto ha sido impuesto e interiorizado según la visión de esa clase que esparce su forma de ver la vida y su banal concepción de éxito reducida al dinero, y esparce e impone esa idea hasta las raíces del sistema que la sostiene.  Esa cultura de clase dominante es la que dice cómo vivir, qué papel desempeñar, qué es y qué no es importante, y en definitiva, nos dice cómo medir el éxito; lo que generalmente se traduce como la capacidad para producir dinero y consumir.

Esa noción vacía y fatua sobre el éxito es parte importante de la cultura de la clase dominante, que oprime y explota, que manipula, que impone sus reglas, ideas e intereses a través de distintos mecanismos, como las políticas, las ideologías y los medios de comunicación, entre otros.  Estos mecanismos actúan de dos maneras, infundiendo odio o miedo para hacer que las personas hagan lo que esos intereses quieren que hagan o adormeciéndolas.  De cualquier forma, las manipulan, y ello implica un gran, delicado y estudiado trabajo no solo en la conciencia de las personas, sino en sus emociones.

El mecanismo del miedo considero que no necesita demasiada explicación.  Se crean situaciones o ilusiones de inseguridad extrema de tal manera que sea la propia sociedad la que termine pidiendo medidas de control para sentirse seguras y "protegidas" por el Estado, donde dichas medidas iban a ser implementadas de todas formas pero hoy surgen con la venia de la sociedad como si fueran una conquista suya y una respuesta a sus demandas, pero con ese mecanismo no sólo se implementan medidas de control, también se fabrican guerras.  Todo sea por parar el terror de la sensación o realidad del peligro que asecha al pueblo... como si ese peligro, por muy real, no pudiera también crearse a conveniencia.   

El mecanismo del adormecimiento, por otro lado, creo que es mucho más complejo y menos obvio.  Este mecanismo distrae a las personas de la situación real en que se encuentra la sociedad, hace que consuman entretenimiento vacío a cambio de olvidar un poco ese estado de las cosas.  Eso es precisamente es lo que le gusta a la clase dominante, que el pueblo esté adormecido, que no piense de más, que no cuestione.   Su interés por tanto, a través de as políticas, ideologías, medios de comunicación, mallas curriculares no es realmente que el pueblo se forme, se eduque y que, lo más peligroso para sus intereses, que cuestione el statu quo, por ello lo de "conservadores".  Pero no se confundan, hoy la cosa no se explica ni se reduce a eso.   Hoy las diferencias entre conservadores y progresistas no parecen tan claras; hoy tanto conservadores como progresistas (hablo en general) creen que defender su punto de vista va para atrás, unos anulando lo que se ha progresado y otros con una idea fundamentalista y dogmática sobre qué es progreso lo que nos lleva más bien a una especie de nuevo oscurantismo.  Ambos se parecen más al reaccionario promedio, pero eso es tema de otro estudio.  

Volviendo al asunto del adormecimiento, existen hoy una constante por vender al pueblo una apariencia de progreso, respeto, tolerancia, igualdad, etc., cuando lo que sucede es justamente lo contrario. 

He llegado a notar en este sentido, un fenómeno muy preocupante. Hoy se tiende a entender a la clase dominante no solo como esa clase que oprime, sino aquella cuya educación representa también una especie de agravio. Me explico. 

Desde la aparición de ciertas corrientes (Birmingham por ejemplo), se considera que gustar de la ópera, que estudiar ciencias puras, que ser científico o asistir a muestras de arte es parte de una cultura elitista impuesta por la clase dominante, que eso es basura, que es alienante, que degrada, que desvaloriza nuestras raíces y que "hay que" huir de esa cultura "del mal", por decirlo de algún modo.  Pero, no es eso una idea de doble filo? ¿y a quién beneficia, se han puesto a pensar? no sería lógico pensar que si eso fuera cierto, si fuera tan terriblemente malo para el pueblo acceder a tal cultura, entonces, los "poderes oscuros" de esta película tratarían de “imponerlo”, de imponer esa educación universalmente a como dé lugar para seguir dominándonos? ¿No es esa una muy  conveniente y "buenista" forma de privar del derecho universal a "cierta" educación a "ciertos" grupos? ¿No sigue siendo acaso la educación un privilegio de las clases medias y pudientes? Mientras, los más pobres quizá apenas cursen primaria y se dediquen luego solamente a trabajar para comer.

Creo que lo verdaderamente elitista no es el tipo de educación a la que acceden las élites, pues como dice Espinal, las reducen a simples abalorios de lujo. Lo elitista es que se pretenda restringir el acceso a aquellas o/y a diversas  oportunidades de educación, bajo la excusa y el MUY HÁBIL pretexto de que aquella es una "cultura de jailones, de colonizadores, de neoliberales o vendepatrias", ¿me dejo entender? 

Desde el surgimiento del capitalismo aquella cultura de educación privilegiada que antes era restringida a las Casas Reales comenzó a ser privilegio también de la clase burguesa, misma que más adelante accedió también al poder político.  Y así se mantuvo hasta nuestros días, cuando por ejemplo un concierto de música clásica cuesta medio mes de sueldo o las universidades hacen de la educación un jugoso negocio en lugar de un servicio.

Pero de un tiempo a esta parte, el acceso a la educación, en tanto no se centre únicamente en las propias raíces ha comenzado a ser satanizado y muy bonitamente adornado con ideas del tipo "decolonización", rescate de las raíces ancestrales, reivindicaciones históricas, respeto a la propia cultura, etc., todo suena muy bonito sí, pero con un fin muy oscuro detrás.  Creo que en base a esa noción dolosa de satanizar la educación a la que la élite tiene acceso es muy diferente a criticar y cuestionar el proceder de esa élite en sí y abismalmente diferente a cuestionar el acceso restringido a ella, que es lo que hago ahora.

Hoy en día, en base al hecho de satanizar esa educación se ha caído en una falacia muy peligrosa. Respetar la cultura de cada persona es, en efecto, un acto racional y necesario de respeto a la diversidad y al otro. Pero creer que por respeto a esa cultura la persona “no debe” recibir la educación que ostenta la élite "porque es del diablo" (para resumir)  y limitarse únicamente a reforzar una visión centrada en la propias creencias y culturas me parece personalmente otra forma “amable” de censura, de dominación y sometimiento.   

Así como existe el "racismo amable"  por ejemplo al poner en un cargo a una chola (y para el clasista que crea que crea que por decir chola estoy siendo clasista, déjeme contarle que para mi ser chola no tiene nada de malo como para considerar que decirlo es u agravio) solo por su pollera y así quedar "bien" ante el ojo no crítico; o el "machismo amable" de incluir en la nómina de un plantel de trabajo a cierta cantidad de mujeres para cumplir (que mal suena) con la paridad, es decir, solo por ser mujeres y no por considerar que tienen mérito más allá de su cromosoma XX que en realidad no constituye ni mérito ni pecado.  Esas son medidas de forma que se asemejan más a cuando sin pensar hablamos a un niño pequeño con un tono bobalicón "¿quiere chis?" subestimando de alguna manera su capacidad para comprender, en lugar de decir "¿quieres dormir?".  Las mujeres, ni con ni sin polleras necesitamos que nos subestimen, que sean políticamente correctos y complacientes con nosotras, un niño quizá no tenga el criterio formado de pensar "me están subestimando", solo sentirá la ternura de quién le habla así, pero un adulto realmente no lo necesita, ya lo dije, no necesitamos ni queremos leche en mamila.   

Esas imposturas de forma que no abogan por un cambio real y en la esencia, instrumentalizan causas legítimas y justas para beneficio propio, y en esa hermenéutica terminan colocando por ejejmplo al índígena o a la mujer como floreros para exhibirse en un escaparate de "tolerancia e igualdad".  Así, como diría Yola Mamani, pretenden lavarse su cara, o sus manos de tanto racismo y machismo, así pueden posar en las fotos como buenos "progresistas" y acceder con ello a los puestos de poder que son lo que en verdad les interesa.  ¿Donde se ha visto que una conquista social se logre en base a una recetita sobre cómo ser "revolucionario" dictada, financiada y encumbrada por el propio sistema?   Y los mismo está sucediendo con la espiritualidad; tanto la revolución social como la espiritual hoy se venden precocinadas, enlatadas y listas para "usarse", pero eso no puede ser sino una falacia, una pseudorevolución, una pseudoespiritualidad... porque tanto el camino espiritual, como el de la revolución se construye desde la reflexión profunda y la acción consciente, honesta e independiente, no con recetitas y menos aún chantadas desde el propio sistema corrupto y egoísta que se pretende combatir. 

Esas formas "amables" de discriminación son tomadas como medidas de reivindicación, no son más que medidas de forma que lo único que hacen es alimentar lo que creen o dicen combatir; maquillar un problema y hacer de cuenta luego que no existe, pero resulta que la peor forma de afrontar un problema es fingiendo demencia.   ¿No les recuerda esto también a la correción política y sus formas "amables" y censuradas de decir todo; curiosamente encumbrada hoy por la "izquierda"?

Volviendo al tema de la educación, no es posible por ejemplo que, en nombre de la "tolerancia", se diga hoy, ¿así que te gusta la TV basura? En nombre de la tolerancia vamos a respetar tu cultura y darte únicamente tu querida Tv basura, ¡qué buenos y tolerantes somos! (y por detrás, claro, TV basura para que sigas adormecido sirviendo a este sistema). Esa es una forma vil y solapada de mantener ese statu quo disfrazándolo de algo aparentemente bueno y noble. Comparo eso a una madre que creyendo amar a su hijo y darle lo mejor, lo consiente y le da gusto en todo, sin percatarse de que le está haciendo mucho daño.

Lo comparo también por ejemplo con el hecho de cómo la Organización Mundial de la Salud, autoridad científica, ojo CIÉNTÍFICA, en salud a nivel mundial, pretende admitir como parte de la medicina oficial y científica prácticas de dudosa eficacia, es decir pseudocientíficas y/o esotéricas, pero todo ello bajo un nombre de “rescate” de los conocimientos y culturas ancestrales para los países pobres que no pueden costearse una medicina de verdad. O sea ¿WTF?  ¿Se justifica semejante disparate con el pretexto de hacerlo por pura filantropía? ¿filantropía ofreciendo algo que no solo no está comprobado que sirva sino que probablemente puede hacer mucho daño?  si son de dudosa eficacia, no comprobadas ¡pueden ser incluso peligrosas! ¿no es eso como vender gato por liebre? ¿Vender algo que no es científico como si lo fuera? Parece algo noble, sí, parece pensado en ayudar a los países pobres: pero, ¿hasta qué punto se puede llamar ayuda a promover prácticas que quién sabe si funcionan o que incluso podrían hacer daño? 

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Según todo lo expuesto, es así como veo que la clase dominante y sus políticas disfrazan sus verdaderas intenciones, para que estas sean aceptadas sin oposición. Dan una apariencia buena a muchas de sus políticas pero a través de ellas imponen lo que conviene a sus intereses y así mantienen el sistema imperante, donde la protesta simplemente no existe, pues las personas confunden tales imposiciones, que en el fondo se vuelven en su contra desde que son absorbidas y usadas (instrumentalizadas) por el sistema.  La sociedad entonces toman esas medidas como si fueran una repuesta honesta a sus demandas, sin necesaria ni realmente serlo.

El mismo Espinal parece notarlo, o así lo entiendo, cuando dice que la clase dominante dice las cosas de forma hipócrita. Por otro lado, habla no solo de la hipocresía de la clase dominante propiamente dicha, sino también de la hipocresía en sus modos, de sus formas adornadas y eufemismos para “dorar la píldora”.

Ahora bien, “satanizar” la educación que ellos mismos, la clase dominante recibieron como una gran prerrogativa de clase, de tal manera que nadie más se atreva a acercarse a esa educación por considerarla inherentemente "malvada"  ¿no es una forma muy hábil de impedir el acceso a educación para el pueblo? ¿no es una forma solapada en que las élites tratan de impedir que las clases oprimidas adquieran los conocimientos que en sus manos podría jugarles en contra y hacer que su sistema de privilegios se tambalee?

Cito en este punto a Zygmunt Bauman (2007:73), para que se comprenda desde su perspectiva todo lo que vengo diciendo:
La sociedad de consumidores extrae su vigor y su impulso de la desafección que ella misma produce de manera experta. Nos brinda un ejemplo de primer orden de ese proceso que Thomas Mathiesen recientemente ha descrito como "silenciamiento silente": utilizar la estratagema de la "absorción" para cortar de raíz el disenso y la protesta que el sistema genera y esparce, lo que significa que "las actitudes y acciones que en principio son trascendentes" -es decir, que amenazan al sistema con una explosión o implosión- "se integran al orden imperante de modo tal que sirvan a los intereses dominantes. Así la amenaza para el orden imperante queda desactivada". Y yo agregaría: también son convertidas en fuente inagotable de recursos para el mantenimiento y la reproducción de ese orden”.
Y ¿no es esa falacia sobre la educación (que prácticamente es considerada como una suerte de educación diabólica propia de la élite) una manera de retorcer la necesidad de educación de calidad, para volver tal demanda algo malvado y elitista así utilizar las propias ideas de izquierda, tergiversadas a gusto, para impedir que el pueblo, habiendo recibido tal educación, se levante? No es esa la ya citada estratagema de la “absorción” a que hace alusión Bauman y mediante la cual las demandas sociales son integradas y absorbidas por el sistema imperante, transformándolas en su fuente de sustento para favorecer a la clase dominante?

Creo esencial incentivar arduamente el acceso a educación universal (luego del acceso a la salud, lo cual es prioritario, por supuesto).  Considero que se debe promover una educación crítica y por tanto con diversidad de puntos de vista y no así una en base a prejuicios tales como que la ópera por ejemplo es elitista y parte de la élite opresora y que por tanto, “no hay que juntarse” con ella, o con la idea de que es “europea”, "colonial" u "opresora". ¿Dónde está la diversidad si se impide el acceso a cierto tipo de educación por considerarla inherentemente despreciable? ¿En qué parte se incentiva el pensamiento crítico con acciones como esas? ¿No se está pensando por el pueblo, al inculcarles semejantes prejuicios y preconceptos tan convenientes para la élite?

La educación no encierra al individuo en su propio mundo, gustos e intereses,no lo encierra en su propia burbuja de confort. La educación real abre las puertas del conocimiento para ver el mundo desde diversas perspectivas, nace fortaleciéndose en sus raíces propias y se eleva y abre sus brazos al viento como un árbol que crece y expande sus ramas. Y cuanto más profundas sus raíces, tanto más podrá elevarse, ¿es acaso eso malo? ¿A quién le conviene que el pueblo no se levante ni se eleve por sobre ellos? Ni siquiera es necesario dar esa respuesta.

Se debería promover, considero, que las personas se superen, no que repitan lo que se les dice, no que se les imponga alguna cultura o visión de las cosas, eso es adoctrinamiento y quien está adoctrinado no cuestiona.   La educación muestra las diferentes visiones, las estudia, y desarrolla e impulsa el criterio propio, el librepensamiento y el pensamiento crítico. La educación abre la mente a un mundo de posibilidades donde la idea de una clase dominante sometiendo, en base a manipulación y propaganda, es simplemente inadmisible.

La educación despierta la innata curiosidad por la vida, busca la verdad, y la verdad abre los ojos y libera, no encierra.   No te apoya a regodearte en la propia ignorancia (que ignorantes somos todos) por causa de una mal entendida "tolerancia" y un muy conveniente "respeto a la propia cultura" aunque esa cultura sea la cultura del conformismo y de dejarte adormecer por el sistema y sus intereses (ver la escuela de Birmingham y su "nueva izquierda" basada en imposturas terribles y muy peligrosas a mi modo de ver).

La educación no es solo aprender un oficio para sobrevivir, eso es lo que es sistema promueve e impulsa, eso es lo que nos hace creer, nos hace presas de una "educación" limitada que se reduce a crear seres masa, clónicos, reemplazables como piezas o "engranajes de una gran maquinaria" (Sábato, 1951) seres que produzcan para sostener ese orden establecido, pero que no piensen demasiado, para que no cuestionen.

Quizá eso es lo que teme la clase dominante, por eso llama “elitista” al hecho de que personas que nacieron en una cuna pobre puedan acceder a la misma y aun mejor educación que ellos mismos, quizá aún pretenden que sea solamente un privilegio suyo y no que sea accesible para todos. Quizá por eso pretenden que se retorne a las raíces pero sin permitir que el árbol crezca, cortan sus ramas con un afán que no creo haber visto antes. Aprovechan el creciente apogeo del progresismo que habría de hacerles frente, para imponer la falacia de que acceder a aquella educación es elitista y alienante, y podría serlo, sí, pero solo si como ellos pretenden, no se promueve el pensamiento crítico sino la repetición llana y simple de dogmas y consignas. De otra manera, no tendría por qué ser alienante cuando las raíces son lo suficientemente profundas las ramas no caen y se separan del árbol, solo crecen y a medida que crecen el panorama se hace más amplio y, como decía, entonces la manipulación y los intereses de la cultura dominante no tienen más cómo prevalecer.

Como sostenían Adorno y Horkheimer, el sistema permite...
“[...]que los individuos adquieran los conocimientos necesarios para la eficacia en la sociedad industrial, pero neutraliza mediante mitologías y emociones su capacidad crítica” (Aguado, 2004:183).
 He ahí la manipulación emocional a través de un retorno a las raíces y la introducción de la mitología alrededor de ello, un mecanismo que, una vez con raíces fuertes (lo cual es muy positivo) no permite que el árbol también crezca (lo cual es indígnante) al satanizar el acceso a cierto tipo de educación, y lo más paradójico, bajo una consigna de pluralidad.

En verdad, considero, a la clase dominante parece aterrarle que el pueblo acceda a una educación que durante siglos fue un privilegio solamente suyo, usado como abalorio para lucir en la reuniones sociales o para pisotear y sacar provecho; pero que para el pueblo es una herramienta de emancipación y liberación.

Vuelvo finalmente a punto expuesto por Espinal sobre “dorar la píldora”, ¿no es esa una forma meramente aburguesada de decir las cosas? ¿Por qué ahora se adopta entonces la corrección política propia de la clase dominante como una manifestación de la izquierda antisistema?, ¿no es acaso que están introduciendo sus propias ideas e intereses disfrazados de supuesta rebelión? ¿no es más bien aquello una nuestra de una “izquierda” totalmente domesticada por las ideas de la élite?, ¿no es eso como vender una receta sobre “cómo ser antisistema”? La paradoja se cuenta sola.

La corrección política, lo mismo que la censura, subestima al pueblo, lo considera un niño pequeño, como se dijo en el punto sobre la censura, lo cree incapaz de tomar alimento sólido, de digerirlo y nutrirse con él, pero no solo eso, al sistema le conviene que efectivamente sea así. La corrección política subestima al pueblo, al ser librepensante y a aquel con criterio propio y que ha desarrollado el pensamiento crítico; y lo considera un niño pequeño al que es necesario "proteger", pero sobre todo domesticar.

Por otro lado, Espinal habla muy claramente sobre que el pueblo habla de frente, va directo al punto y llama a las cosas por su nombre, muy diferente de la clase dominante, que según él habla hipócritamente, con rodeos, remilgos y eufemismos propios de la burguesía.

 Me pregunto entonces si las personas se habrán dado cuenta de que ese lenguaje suavizado y políticamente correcto y condescendiente atribuido desde antaño al poder dominante, tal como indica Espinal, parece ser atribuido hoy a las demandas de revolución de la izquierda progresista; ¿no será ese nuevamente un mecanismo de la misma índole al que se pretende aplicar con el tema de la educación? ¿No será también una forma de adormecer la protesta bajo políticas que son solamente de forma y que no resuelven en absoluto el fondo de los problemas y que además evitan el desarrollo dialéctico para la superación de la sociedad? Y lo más llamativo de todo, bajo la venia de una suerte de “progresismo” domesticado por el propio sistema y funcional a él.

Dejo aquí algunos ejemplos más acerca del mismo mecanismo de acción que creo ver en torno a la educación y la libre expresión, ambas formas de “censura amable” pues reciben hoy la venia y aprobación del quienes se supone habrían de combatir la censura y manipulación. Ideas que impone la cultura de la clase dominante de forma solapada y engañosa.  Lo que dejo a continuación, son ejemplos señalados en distintas circunstancias y por diversos autores.

En primer lugar cito a Ernesto Sabato; escritor argentino, pintor y doctor en Física, quien escribe:
“Frente al caos capitalista, surgió el movimiento socialista, pero pronto adquirió los atributos del siglo que quería combatir: la Ciencia y la Máquina se convirtieron en sus dioses tutelares, y al socialismo "utópico" de Owen, Fourier y Saint-Simon sucedió el socialismo científico de Marx. Y de este modo, la concentración del poder estatal mediante la ciencia y la economía condujo a los superestados basados en la máquina y en la totalización. Esta crisis no es sólo la crisis del sistema capitalista: es el fin de toda esa concepción de la vida y del hombre, que surgió en Occidente con el Renacimiento. De tal modo que es imposible entender este derrumbe si no se examina la esencia de esa civilización renacentista. Tal como Berdiaeff advirtió, el Renacimiento se produjo mediante tres paradojas:
1ª Fue un movimiento individualista que terminó en la masificación.
2ª Fue un movimiento naturalista que terminó en la máquina.
Fue un movimiento humanista que terminó en la deshumanización.” (Sabato, 1951:105-106) [Negrillas añadidas]
Cito también a Pedro Portugal, indianista, pensador e intelectual boliviano, conocedor e investigador de la realidad indígena, columnista, ensayista y director del periódico mensual Pukara:
“Lo que diferenciaba entonces a los modelos socialistas y de los capitalistas eran los valores que portaban. El marxismo incidía en lo colectivo, en lo comunario, la responsabilidad social y la supeditación del interés personal al bien común. De esa manera, el aborto hacía parte más bien de los vicios y dislates de la sociedad burguesa, y su imposición en el "Tercer Mundo” era parte de la política imperial de control de la natalidad.
En los años 70 y 80 los izquierdistas proclamaban alto y fuerte su rechazo a esas políticas, en el que percibían los más bajos recursos genocidas del odiado imperialismo yanqui, especialmente hacia las poblaciones indígenas.
Los tiempos han cambiado. Ahora la izquierda está inmersa en los valores del capitalismo triunfante.
Hay un elemento común a las posiciones de esa izquierda: el indígena. Antes servían como sustento a sus desfogues anti imperialistas, reclamando por qué se los quería esterilizar e impedir que tengan wawas. Ahora se los utiliza para hacer creer que la extensión del aborto es, en el fondo, una reivindicación suya.” (Portugal, 2017) [Negrillas añadidas]
Finalmente, cito a Estefany Murillo, indianista feminista y columnista:
“La tecnocracia de género se ha convertido en el discurso “feminista” políticamente correcto de las instituciones y movimientos políticos, porque elimina el sentido de lucha. Una tecnócrata de género apela a la “igualdad entre hombres y mujeres” y menciona en todo momento que “no todos los hombres son malos, también hay hombres buenos”. Este tipo de discurso en realidad está pensado para que las mujeres tengan miedo de plantear (y claro, luchar) directamente los problemas patriarcales dentro de las instituciones. Una tecnócrata de género hablará de datos y estadísticas huecas y vacías, sin sentido de lucha, sin análisis político, sin compromiso social. Una tecnócrata de género hará del discurso de la perspectiva de género su discurso de vida. Su única carta de presentación será su ausencia de discurso político real, apelando a una supuesta lucha en la que no está comprometida, ni necesita estarlo para vivir y ganar su pequeño y mediocre espacio de comodidad (que ella creerá), es un espacio de poder.
La tecnocracia de género es el mecanismo que el sistema ha inventado para que las personas que son machistas (es decir, aquellas que no se plantean ni en lo teórico, ni en lo práctico cambiar las relaciones de poder del sistema patriarcal) puedan acceder a espacios de poder a nombre del “feminismo”.
¿Que representa el pachamamismo dentro del indianismo?
Desde mi perspectiva, el pachamamismo es el discurso romantizado e idealizado que no concuerda con una realidad. En los últimos años los representantes más jóvenes del indianismo han estado en férrea batalla contra el pachamamismo. Es el propio Carlos Macusaya­ (uno de los pocos indianistas que sigue activo) quien reconoce que el pachamamismo es el adormecimiento y la domesticación del indio en la lucha política. El pachamamismo representa para él la negación de los problemas los indios, a través de un discurso adormecedor; temas como la ecología, la violencia dentro de las familias, el patriarcado dentro del mundo indio, las disputas políticas a la hora de optar por un cargo; todos ellos revelan la realidad del mundo indio lleno de contradicciones internas, nada equilibradas ni armoniosas. Macusaya también reconoce que existen dos tipos de indios que reproducen el discurso pachamámico: aquellos que se prostituyen para vivir del financiamiento y aquellos que realmente han querido tragarse el cuento (finalmente para vivir también del discurso).
Podemos observar que en todas las relaciones de poder el sujeto “dominador” siempre necesitará el discurso adormecido del sujeto “dominado” para que éste no cuestione a otros ni se problematice a sí mismo los problemas de dominación, y en última instancia para que, al no cuestionarse, no luche contra estas relaciones de poder.
El pachamamismo es el mecanismo que el sistema ha inventado para que las personas que son coloniales (es decir, aquellas que no se plantean ni en lo teórico, ni en lo práctico cambiar las relaciones de poder del sistema colonial) puedan acceder a espacios de poder a nombre del “indianismo” o la “descolonización”.” (Murillo, 2018:10,11) [Negrillas añadidas]
Y les dejo para terminar con una reflexión, bienvenidos al "mundo feliz"


...pero añado aquí, esto en la vida real se plasma no solo mediante el consumo y el entretenimiento, sino también a través del adormecimiento.  Esto es, de la falsa y complaciente idea de que somos inmunes a la manipulación pues somos "seres despiertos", de la falsa creencia de que la censura, la corrección política, la satanización de la educación etc., pueden ser ¡increíblemente! conquistas sociales.

No hay enemigo más peligroso que aquel que se hace pasar por tu amigo, no hay lucha más desigual que aquella que se produce con un contrincante invisible y suya existencia como tal se ignora...

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BIBLIOGRAFÍA

AGUADO, Juan Miguel. (2004) “Introducción a las Teorías de la Comunicación y la Información”, Eqspaña, pp.180-186. Recuperado de https://www.um.es/tic/Txtguia/Introduccion%20a%20las%20Teorias%20de%20la%20Informa%20(20)/TIC% 20texto%20guia%20completo.pdf

BAUMAN, Zygmunt (2007) “Vida de Consumo”, Ed. Fondo de Cultura Económica, Primera edición, Buenos Aires – Argentina, pp. 201

MURILLO Estefany (Junio, 2018) “Indias y tecnocracia de género (crítica al indianismo machista)”, Periódico Pukara N° 142. Recuperado de: https://prensaindigena.org/web/pdf/Pukara-142.pdf

PORTUGAL M. Pedro (2017/4/26) “El padre Pérez, aborto, mujeres e indígenas”, Columna: Libre Pensamiento, Página Siete.

SABATO, Ernesto, (1951) “Hombres y Engranajes”. Buenos Aires- Argentina, (2007) Obra Completa – Ensayos. Ed. Seix Barral, Cuarta edición. pp. 97 - 257







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