martes, 24 de julio de 2018

"The Wall"... una apreciación personal


A manera de introducción, pero una muy personal...

Ernesto Sabato "Hombres y Engranajes"
Lo sé, no es la portada de "The Wall",
pero siempre me recordó a ella...
Es una pintura del pincel de Ernesto Sabato,
cuya obra, a propósito, parece comprender muy
bien los temas que trata la magnífica 
obra que ocupa este post *
Me hallo aquí debido a que interpretar esta obra (sí, estoy metida hasta el ama en ello ahora) me movió demasiadas emociones, incluso confieso que las oculto para no ser tomada, a la ligera, por una loquita a la que solo se le zafó un tornillo.  No es que importe mucho el que dirán, es que sé cómo afecta en la vida práctica ser censurada, acallada, insultada, prejuzgada etc., por quienes no comparten tu visión por el simple hecho de no compartirla, por quienes en lugar de refutarla con argumentos se limitan a descalificar a la persona, o peor aun, su calidad humana y como persona; hablando de lo que desconocen desde una pequeña burbuja de confort y prejuicios ...y a veces, solo a veces, me quiebro.

Y bueno, da la casualidad que justamente en este último tiempo he sufrido más ataques que en toda mi vida, ataques que me han intentado tumbar en varios sentidos e incluso intentaron callarme (razón por la cual, contrariamente a lo esperado por aquellos, decidí dejar de manejar de forma privada este blog y publicarlo).  Fueron  varias personas de mi entorno cercano con prejuicios y señalamientos, con injurias y calumnias incluso, con “consejos amistosos” sobre que debo dejar de escribir porque absolutamente a nadie le interesa leer lo que escribo, a nadie le interesa leer lo que opino y porque nadie jamás va a leer mis aburridos y largos textos sobre esas cosas "sin importancia" y que solo a mí me importan, cosas sobre las cuales, según dijeron, los demás se ríen y hacen mofa, textual.  Todos ellos eran, supuestamente, motivos por los cuales era yo quien debía visitar a un psiquiatra, es decir, no por otras razones válidas, sino por lo que en teoría hacen los demás a mis espaldas, y también porque según aquel "consejo amistoso", lo necesitaba para dejar de ser tan "rarita" y ser más "normal".   Y valga recalcar que todo eso me lo decían "por mi bien", en teoría... no sé ustedes, pero a mí algo no me cuadra.

Todo ese contexto, las zancadillas, los juicios y prejuicios, verme envuelta en interpretar justamente ahora la obra, entre otras cosas (como cierres) que ni menciono; todo ello sumado a lo que siempre significó y significa para mí esta banda y esta obra, movió y tocó demasiados sentimientos y pensamientos, hoy además revividos y exacerbados en cada ensayo y por cada vivencia... Todo eso, en conjunto, es lo que me lleva hoy a escribir este texto.   Es demasiado fuerte, demasiado sobrecogedor lo que está pasando ahora, más de lo que me sienta cómodamente admitir.

Así que simplemente hoy quería escribir, hoy que puedo, dejar mi impresión sobre esta majestuosidad de obra, aún con lo poco que sé sobre artes audiovisuales, pero con lo mucho que me llega.  Hoy estoy aquí para volcarme un poco en estas letras...   

Una pequeña, muy pequeña parte debo decir, la extraje de un ensayo que hace años, en la carrera de comunicación, hice sobre esta obra, pero no pasa de un 5% a decir verdad o por ahí va la cuestión, y es que al releer aquel ensayo sólo pude ver lo pueril que me resultaba hoy, pude ver cómo con cada año que pasa esta obra simplemente la interiorizo más, ¿qué tan saludable será eso? ni idea, pero creo que es así, cada vez entiendo algo más y le encuentro más ...o cada vez ella me encuentra más.  Y ya sin más preámbulos y preparada (eso espero) para enfrentarme a ella una vez más, aquí voy.

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Roger Waters

“The Wall” es para mí mucho más que sólo la presentación de una historia, es una obra conceptual que sume al espectador, con majestuosidad tanto en imagen como en la música, en un viaje al interior de la psique del protagonista.  La música parece perfecta en relación con la parte visual, y el conjunto induce a interiorizar, casi por ósmosis, ideas abstractas y manifiestas; pensamientos,  emociones y arte, no deja atrás ninguno.  

Esta obra, más allá de la historia misma, presenta postulados, conceptos, ideas que viven a veces en nuestra mente individual o colectiva, como sociedad o individuos, pero son casi tabú, o anatema, mejor dicho, situaciones que calan cada ámbito de la vida, pero que solemos ignorar, preferimos ignorar, decidimos callar, y que llegado un momento, a veces, necesitamos gritar.   Explora un mundo interior, con sus demonios e ilusiones, sus desencuentros y emociones, su ira, miedos y sus anhelos.  Asimismo, exteriormente, muestra aquel mundo patéticamente prefabricado, encubierto muchas veces, ese del que todos formamos parte, aunque quizá al que no todos pertenezcamos, figurativa y, lo impensable, hasta casi literalmente, como el caso de quienes, en cierta medida, viven un poco al margen... o quizá dentro de un muro.

Sin embargo, algo que parece quedar claro en la obra es que, infortunadamente o no, el protagonista "debe" permanecer ahí, o de lo contrario, muestra cuán fácilmente, como él,  podríamos terminar marginados, ya sea por nuestra propia mente o por nuestros semejantes, o ambos; apartados por no encajar en el molde y no saber sobrellevar ese hecho sin sufrir sus embates.   

Es claro lo desconsoladora que puede sonar para algunos la idea de TENER QUE adaptarse, sí, mas ante el desamparo, ante la soledad más absoluta, esa que carcome hasta la médula, esa que duele, esa cuyo silencio hace que sólo los propios pensamientos queden resonando en la mente, que solo allí hagan eco y sean la única compañía, esa que amenaza con sumir al individuo en el marasmo o a morir sin que el mundo se entere siquiera; ante tal desolación (nada romántica he de decir, contrario a lo que algunos se figuran por ahí confundiendo la soledad como elección y la impuesta), ante tal situación de completo aislamiento, ¿qué es lo que vale?, ¿qué queda?

Somos seres sociales, sí, la colaboración entre la especie existe, por supuesto, pero más allá de eso el "camino al éxito", en los términos de ese sistema, parece no ir por ahí; el mundo al parecer nos quiere amoldados, el mundo, mejor dicho, el sistema, nos quiere pérfidos, lo que parece contar es la carrera encarnizada por cumplir con las expectativas ajenas y con lo que el mismo sistema impone de forma casi absolutista sobre lo que la palabra “éxito” significa; ante tal perspectiva, decía, ¿qué queda?, ¿sucumbir y perderse a uno mismo?, ¿ser uno mismo y quedar apartado en un túnel oscuro y solitario?, ¿aparentar tal vez? ¿Qué es lo que queda realmente? 

Esto es algo, una pequeña parte de lo que esta obra conceptual, a mi modo de ver, intenta plantear y desentrañar.  Al parecer nada de lo que vale la pena realmente, en el mundo de los de afuera de ese túnel parece importar (túnel que aparece en la niñez de personaje y que creo ver, como prefigurando el muro de sus años de adultez).  Nada de lo trascendente, fuera de aquel túnel, parece importante, sólo trivialidades; todo se muestra como una carrera sangrienta por el poder, por cumplir expectativas ajenas, por cumplir con esa noción de "éxito" impuesta; todo parece un teatro, pero no mágico, sino torpe; algo real y pre-fabricado, el pequeño Pink lo advierte,  pero ya que no se integra y vive como un cordero cegado por el deseo de supervivencia y socialización, se condena a vivir desechado por la sociedad desde pequeño, aislado... tal vez en ese túnel oscuro e impenetrable en el que ya pronto nadie lo puede ver claramente y por tanto nadie lo puede entender.   

Tal es el concepto que en la obra representado por la imagen del muro, cada vez cerrándose más y más sobre el personaje, cada vez más sólo, cada vez más alejado, encerrándose más en sí mismo, en su mundo.  Su muro lo protege de sucumbir, pero a la vez lo aísla más, entonces menos lo comprenderá el mundo “de afuera”, por lo que nuevamente, sólo le queda cerrarse más y más en una suerte de círculo vicioso cada vez más difícil de romper. 

Esos, por un lado, son los muros del aislamiento del alma humana no amoldada a estos tiempos que corren vertiginosos hacia no sé qué visión tan plástica del “éxito”, es precisamente eso lo que se refleja en la "instrucción" severa y conductista del maestro de Pink; aislamiento en el cual se ve  sumido el protagonista, quien no se conforma con vivir de la manera automática en que se supone debería hacerlo una persona "de bien", es decir, bien moldeada (y titereteada), y decide de alguna forma, aunque claramente incomprendida, expresar su ser auténtico, desde niño, con sus aspiraciones, su crítica, sus sueños, miedos y defectos incluidos, pero en medio de ello deja ver también su vulnerabilidad, hecho que aun siendo un niño no le es “perdonado” (como si existiera algo que perdonar). Y no sólo se habla aquí de un sistema educativo que además de oprimir su espíritu libre, lo adoctrina precisamente para que desde niño deje de serlo, para que deje de ser libre, sino de aquel que se extiende más allá, ese que crea predispone también la educación en el hogar, ese que avala ya promueve guerras y toda suerte de atrocidades.   Todos nacemos, considero, con una innata curiosidad, con esa capacidad de cuestionarnos sobre el mundo que nos rodea y esa sed de aprender; cosas que raramente se pueden ver suficientemente incentivadas, es más, en el film se muestra cómo aquello  directamente, a través de la escuela, se anula, como algo indeseable.   

Pink "tendría que" haberse ajustado a “lo normal” a lo “socialmente aceptado”, aun siendo tan niño o tal vez precisamente por eso.  El sistema sabe muy bien que son más "moldeables", para mal o para bien lo son, cual pequeñas esponjas que absorben todo a su paso, y nótese esto, lo recordaremos más adelante, de forma tácita, en este texto.  Todo esto me recuerda más de un escrito de Hesse, quien en este libro que citaré, al parecer vio claramente lo que vengo explicando a partir de su propio personaje:
"Tengo gran fundamento para creer que fue educado por padres y maestros amantes, pero severos y muy religiosos, en aquel sentido que hace del quebranto de la voluntad la base de la educación.  Ahora bien, esta destrucción de la personalidad y quebranto de la voluntad, no dieron resultado en este discípulo; para ello él era demasiado fuerte, demasiado altivo y espiritual"
"[Los Hombres] han nacido para la tierra, no para el agua.  Y, naturalmente no quieren pensar, como que han sido creados para la vida, ¡No para pensar!  El que piensa, el que hace del pensar lo principal, ése podrá acaso llegar muy lejos en esto; pero éste precisamente ha confundido la tierra con el agua, y un día u otro se ahogará"
Hermann Hesse, El Lobo Estepario, 1927

Pero aun en medio de todo, a pesar de sus miedos y bajo terribles reprimendas, todavía se ve cómo el pequeño Pink se expresa, como añorando algo distinto, y se muestra a sí mismo tan transparente que queda vulnerable ante un mundo frío y duro que no lo comprende y que a su vez es incomprendido a través de una herencia vergonzosa de "educación" mutilante.   Entonces queda expuesto, se siente desnudo, es juzgado (y bajo paupérrimos criterios por cierto) por personas que sufren a su vez la misma represión, ¿qué le queda entonces?, ¿cubrirse tal vez?  y eso es precisamente lo que hace el personaje, se cubre, se vuelca sobre sí mismo, y más tarde, en su adultez, se aísla; sólo busca protegerse...  

Así, en su adultez, aun no lo ha olvidado nada, aun persiste su inconformidad, pero sobre todo su dolor y el miedo, ese que nació a partir del desamparo y dolor provocado por la guerra, al perder a su padre, y que no hizo sino agudizarse con la sobreprotección de una madre que en lugar de ofrecerle un apoyo sano sólo le generaría más inseguridades y más miedos por la inherente idea, causada por su sobreprotección, de que en verdad estaba totalmente desamparado ante la vida, de que no era capaz de cuidarse  y decidir por cuenta propia; creando así, sobre sí mismo, la imagen de un ser indefenso ante el gigantesco mundo que le esperaba afuera; en su mente, debido también a sus experiencias previas, se figura un gigantesco y monstruoso mundo mostrando sus fauces, dispuesto a devorarlo. EDIT 2022: [Así me siento yo ahora, la gente me indigna hoy tanto como me da miedo...]

Pero aún más demonios le seguirán aquejando...  parecen a momentos demonios que buscan su redención, la redención de su alma y espíritu libre, encarcelado por ideas absurdas e incomprensibles para él que el sistema impone para hacer de cada uno de nosotros “just another brick in the wall”, como la piedra de la lápida mortuoria de su padre, lo único que quedó de él.   Y esos, son demonios a la vez porque lo torturan, pero también le muestran, aún sin dejarle acercarse a ella, esa libertad, y cuán lejos y apartados de ella nos encontramos como sociedad, cuán lejos él mismo se encontraba, y más aun al estar subyugada esta no sólo por el sistema, sino también por sus propios miedos, vacíos y traumas.

Así, sumido, resguardado y protegido en su celda personal, esa que lo separa del mundo frío, materialista, prefabricado y consumista, Pink va levantando el muro que lo protege y a a vez lo aísla; ese muro de sus miedos y desavenencia con la sociedad, desde allí muestra su deseo de no querer vivir así, de manera automática, y cayendo al final, paradójicamente, en una apatía manifiesta y en el más puro marasmo.   Es claro que desde niño no deseaba ser parte de ese mundo frío en el que al parecer solamente se vive por no morir, para ser una piedra más; pero inevitablemente y desgraciadamente para él, es parte de ese mundo y al no encajar como en un rompecabezas comienza destruyendo su entorno y termina destruyéndose a sí mismo.

Este es un largometraje cuyo fondo muchas veces no es comprendido del todo y que en ocasiones  levanta toda clase de prejuicios y señalamientos, curiosamente, bajo la misma hermenéutica que su contenido denuncia, y por lo mismo, creo que aquello bien pudo ser completamente previsible desde su concepción.   Pero más allá de cualquier prejuicio, más allá, lo complejo de las ideas que maneja, en primera instancia aunque pueda no resultar fácilmente digerible en todos los ámbitos, y muy independientemente de ello, debemos admitir que expone varios conceptos importantes, varias ideas y demasiado en que pensar y sobre lo cual reflexionar.  

Es más, yo que me atrevo hoy a verter mi impresión, a pesar de calarme esta obra hasta el alma a niveles que me causaría ciertos reparos admitir abiertamente, por ejemplo, frente mis compañeros de escena, aun con todo; no me siento del todo segura de haber comprendido por completo lo que el autor, me refiero a Roger Waters, tenía en su cabeza o buscaba trasmitir con una obra tan elaborada en subjetivismo, en cuanto a explorar el universo particular tan único que cada uno de nosotros podemos tener en nuestra mente, modelado a partir de tan disímiles experiencias, mundos tan distintos, pero a la vez, con sus sufrimientos y dilemas existenciales que nos resuenan, y nos resultan también tan conocidos… 

Para mí no es sólo una historia, con muchas aristas por cierto, es un viaje por la psique humana, quizá la de aquellos que como diría Sabato (a quien el mismo Waters rindió homenaje y dedicó uno de sus conciertos en Argentina) muchas veces no se logra ver o comprender en medio de las urgencias de la vida cotidiana, o peor aún, en medio de esa carrera encarnizada de que hablé al principio, esa carrera tan dura, tan fría y tan ajena a todo lo sublime que aun nuestra alma puede albergar.  Como decía, todo eso ya lo vio Sabato cuando escribió: 

“Cuando camino por una plaza, al contemplar la nobleza de los jacarandaes, o cuando veo aquellos rostros inefables que siguen estremeciéndose ante un cielo tormentoso, o los que aún tiemblan al pronunciar palabras sublimes, pienso entonces en la desdicha de los hombres destinados a la belleza, pero forzados a sobrevivir en la banalidad de esta cultura donde lo que alguna vez fue sentido, ha degenerado en burda diversión, en estimulantes o patéticos objetos decorativos. Triste epílogo de un siglo destrozado entre los delirios de la razón y la crueldad del acero.”  Ernesto Sabato, Antes del Fin, 1998.

Pintura de Sabato
Siempre mi mente llevándome de Sabato a Pink Floyd y viceversa...

"El Alquimista", Sabato

Es claro que el protagonista sentía desprecio por ese materialismo ciego, por ese consumismo extravagante e insaciable, por aquella masa de gente que, ilustrada muy bien por las máscaras, actúa clónica y automáticamente, cuyos sentimientos y cuya dignidad el sistema ha ordenado infravalorar, lo cual se ilustra muy bien con la imagen de la picadora de carne a la que todos los niños, como corderos llevados al matadero, se dirigían.  Esa masa todavía con sentimientos y emociones pero que lleva  impresa en todos sus “componentes” (porque así el sistema los considera) una máscara despersonificante y lo peor de todo, deshumanizante, de tal manera que puedan lucir todos iguales y así poder formar parte una sociedad que les exige no sólo actuar, sino pensar y sentir de una determinada manera o de lo contrario, de no usar esa máscara, de no amoldarse, los sentencia vivir aislados, “por el bien de la sociedad” o porque simplemente no le "sirven" (así de utilitarista), relegados a ese túnel de soledad e incomprensión.  

El sistema los segrega, los margina, porque aquellos "rebeldes" son "peligrosos", pues no sólo piensan, reflexionan y sienten, sino que ven más allá, porque además  observan, pero, como diría Foucault**, eso al sistema no le conviene, no quiere individuos que observen, sólo individuos que puedan ser observados, sin observar (de ahí el concepto del Panóptico Foucaltiano).   EDIT 2022: [Y hago un paréntesis aquí, hoy hasta esa "rebeldía" se ha diluido en recetas elaboradas y vendidas por el propio sistema sobre cómo ser un buen "rebelde", un buen "antisistema", hoy se regula y se observa hasta eso, el monstruo de prejuicios e intereses que imponía mentalidades hoy impone también rebeldías, y te vende la receta, y la compras... "rebeldía enlatada, precocinada y light", para jóvenes "cool" y de buenas intenciones.  Todo un "hit" en el mercado.

Retomando el hilo,] como decía, aquellos son peligrosos para ese “orden” establecido, así que si observan y no callan, es claro que no encajan, y si se manifiestan, el mundo prefiere tacharlos de locos, y deshacerse “por el bien de la sociedad” de aquellos que pretendan hacerle ver un atisbo de realidad, fuera del pan y circo, del entretenimiento vacío, del consumismo, del materialismo fatuo, de las normas obsoletas, del adiestramiento, del adoctrinamiento, del lavado cerebral al que se pretende someter al individuo de tal manera que no pueda ser ya librepensante… 

Se puede ver, además, tan claramente, su ser vulnerable y noble, ese que busca desesperadamente afecto y ternura, que teme con un temor casi absurdo, por su magnitud, la posibilidad de ser herido.  Es completamente vulnerable aún a pesar de la impresión fría que por su apariencia pueda dar, alejando, con y sin intención, precisamente a las personas que podrían entenderlo.  No sabe cómo manejar esas situaciones, pues es demasiado susceptible y hasta violento, quizá como producto de su inseguridad y traumas, así como demasiado vulnerable como producto de su soledad.

Esa soledad que lo había llevado a manifestar actitudes, pensamientos y sentimientos de un típico “freak” para el común de la gente; me refiero a comportamientos no aceptados socialmente, pero que no tenían nada de pernicioso en su infancia, y pudieron no haber sido tomados así en una realidad no ultrajada como la nuestra, actitudes y manifestaciones tales como ser transparente, crítico , vulnerable, sensible, etc; como no aspirar a la típica definición de éxito que el sistema nos inculca como única verdad…  como escribir un poema de corte social en clases de matemáticas.    

Pero al mismo tiempo, manifiesta actitudes claramente insanas, como la de esperar de su pareja la protección que un día tuvo por parte de su madre; teme con un horror exacerbado sufrir en manos de ese ser atroz, grotesco y malévolo que para él parece ser potencialmente la mujer, una idea alimentada por sus miedos aún a pesar de necesitar tan fuerte y vehementemente la ternura y el cariño de una mujer, que llegue a entenderlo y "curar" sus miedos, pero eso, evidentemente, no era competencia de ninguna mujer, sino suya propia.

Entra entonces en un constante conflicto tanto exterior como interior: 

Externo, en relación al absurdo y prefabricado mundo que le rodeaba, y donde para él además, siempre debió contar con alguien que le asegure protección donde, ante la  carencia del padre,  se aferró exageradamente  al cuidado de mamá, ya que ella, con su sobreprotección, le inculcó, quizá inadvertidamente, que sólo ella podría protegerlo y procurar su bien en ese mundo malvado que al parecer, para él y según su visión, sólo podría hacerle daño.  

Por otro lado, entra a la vez, en un conflicto interno entre las diversas facetas de su vida, aquella alma dividida entre amar y entregarse, y su terrible temor a hacerlo, y delimitado por la delgada línea que se halla cruzando de ida y vuelta una y otra vez, "entre el bien y el mal".  Su conflictivo yo interno estaba en una pugna constante y tan cruel con el protagonista que al parecer no podía o no sabía como afrontarlo, cayendo en una apatía y un marasmo sobrecogedores, tanto así que veía muchas veces en la autodestrucción y/o la autolesión una especie de libertad, esa que sentía se le había negado, enclaustrado, como siempre, en las altas paredes del muro que él mismo empezó a construir y que la sociedad de muy buena gana le ayudó a levantar y reforzar, por su propia y manoseada idea de “bien”,  ese muro que también su propia madre, aun sin intención, también ayudó a construir. 

Así es cómo Floyd va constituyendo su propio mundo, había sido apartado por la sociedad en un túnel impenetrable del que percibo una pequeña alusión al inicio, cuando niño, en la escena del tren, y así va levantando piedra a piedra ese muro, donde cada piedra es un miedo, es un trauma y un vacío, un dilema no resuelto, así como también son piedras hechas de prejuicios sociales, de normas escritas con letra muerta, de humillaciones, de burlas, de represión, de censura, de quemeimportismo, de segregación, de acallamiento… ese muro que, a la vez que lo protege, lo aísla; haciendo de él una persona solitaria e incomprendida, pero también cada vez más fría; lo cual lo aleja aún más de todo, lo que por sí mismo, inevitablemente, va aumentando más y más piedras a su muro, ese caparazón infranqueable aún para sentimientos tan nobles como el amor.  

En ese aislamiento, se va convirtiendo en un ser cada vez más frío, por fuera, como un mecanismo de defensa ya ineludible para él a esas alturas, ante esa magnitud de las cosas...  su aislamiento y ese círculo vicioso retroalimentado crecía cada día más como una bola de nieve, y lo que empezó desde su infancia, lo perseguiría hasta su adultez.

Llegué a percibir su aislamiento del mundo -no solo de forma física sino también emocional- como algo ya, en buena medida enfermizo, y no por no "encajar", sino por el dolor en que vivía sumido el propio personaje.  Él casi gritaba por ayuda, y ésta ayuda, en el momento más álgido y de quiebre, en una de las escenas más sobrecogedoras de la obra, y no de la forma ideal, se puede decir que llega, pero no a tiempo, no desde una liberación real de esa angustia, sino precisamente a causa de la opresión de ella en el alma del protagonista.  La "ayuda" llega, pero solo de forma física, como si ese aspecto fuese lo único que importara, como si importara más la sola existencia que realmente el hecho estar vivo, nótese lo que quiero decir cuando hablo realmente de VIVIR.   "Llega", de alguna forma, quizá solo física, y no sin duras (y quizá necesarias) reprimendas, juicios y acusaciones.  "Quizá", digo, ya ni yo misma lo sé en este punto...

Es por eso que digo, su aislamiento se muestra enfermizo no sólo por sus demonios y luchas personales sino porque, ese punto de quiebre al que llega antes justo de liderar él mismo a multitudes adoctrinadas y enceguecidas, ese álgido punto y todo lo que lo llevó hasta allí representa, a mi modo de ver, un claro reflejo no sólo de un individuo con problemas, sino eminentemente y sobre todo, refleja una sociedad enferma, esa que no escucha esos gritos por ayuda, esa que no lo deja ser, esa que sólo vive feliz o absorta en su propia vanidad, esa que no ve a su alrededor, todo se reduce a esa lucha encarnizada e individualista, sin importar a quien se pisotee, o cuantos yacen abatidos en el "camino" al éxito.   Esa existencia eminentemente materialista que juzga y prejuzga, que impone, que condena, esa que aísla, que aparta, que ahoga, colocando solamente más y más piedras a su muro de aislamiento.  

Es algo extraño, justamente hoy que estoy releyendo a Hesse una vez más, y después de haber escrito ya este ensayo (o lo que fuera) encontré algo que me llamó la atención al respecto, justamente, sobre lo que acabo de decir.  Vuelvo entonces a su personaje lobuno:
"[Sobre las notas y fantasías patológicas de un pobre melancólico aislado]... Pero en ellas veo algo más, un documento de la época, pues la enfermedad psíquica de Haller es, hoy lo sé, no la quimera de un sólo individuo, sino la enfermedad del siglo mismo, la neurosis de aquella generación a la que Haller pertenece, enfermedad de la cual no son atacadas sólo las personas débiles, sino precisamente las fuertes, las espirituales"  Hesse, Op. cit.
Más tarde, se llega a ver a sí mismo como renacido entre las cenizas de la traición y el aislamiento, se concibe más fuerte por su aparente frialdad, pero es aún por dentro un ser frágil que necesita calor, la tibieza de un corazón que llegue a cuidar el suyo sin herirlo.  Pero no, en su mundo eso es casi imposible, no está mamá para protegerlo, se vuelve a figurar entonces una imagen patética y hasta monstruosa de la mujer, hasta que finalmente declara no necesitar absolutamente nada del mundo exterior al suyo, destruye su entorno cercano, se cierra por completo en su muro y se despide por completo del mundo exterior, no lo necesita... ahora lo él lo manipulará a su antojo 

Él no pudo ser pulido para amoldarse a expectativas ajenas, para encajar y ser otra piedra más en el muro, un muro a propósito hecho también de fachadas e imposturas, no permitió ser pulido para ser una piedra más, o como diría Sabato, un engranaje más en la gran maquinaria anónima.   Todo ello tenía que hallar una vía de escape, y aunque dolorosa para él, la halló en la autodestrucción y la de su entorno.  Todo ello determina el aislamiento en que se ve irremediablemente sumido este personaje, y es ese, en mi opinión, el tema central de esta majestuosa obra.

Es decir, ese muro, no sólo es aquel construido alrededor del personaje como mecanismo de defensa, sino que se puede apreciar cómo la metáfora de dicho muro es llevada también a representar a la sociedad misma,  al sistema; es un muro constituido por piedras (individuos) pulidas todas de tal manera que encajen perfectamente,  es decir: “Another Brick in the Wall”.   

Este segundo concepto se vio claramente representado en la trama, por ejemplo, en ese sistema despersonificante y deshumanizante de educación que se denuncia, ese sistema de educación y sus ideas tácitas de anulación de toda individualidad, de la curiosidad innata, de toda libre iniciativa, libre pensamiento y libre expresión; así como en la imagen posterior en la que el propio Floyd se convierte en un líder de muchedumbres y fanáticos totalmente enceguecidos y adoctrinados por su mandato, exponiendo de esa manera cómo el sistema adoctrina y va anulando cualquier rastro de individualidad (no confundir con individualismo), de libertad de acción, de pensamiento crítico, de autenticidad, de curiosidad, y en síntesis, gran parte de nuestro potencial, en pro de convertir a los "educandos" casi en simples piezas intercambiables en el deshumanizante sistema materialista y de consumo, de entretenimiento y dopaje mediático y circense.  

Entonces, él mismo termina convirtiéndose en aquello que le cortó las alas de niño, él mismo se convierte en lo peor del sistema y comienza a manipular y adoctrinar; él mismo, en su trauma, adquiere las características de aquello que lo devastó...  ahora él es el "fuerte", el dominante, ahora es él quien impone y controla, a quien casi rinden pleitesía.  Así cree volver a la vida, así "renace", para no ser nunca más al que imponen, sino quien impone, nunca más quien dominan, sino el que domina y manipula, las balas que intentaron matar su alma él, en su trauma, las internalizó de forma nefasta y ahora es él quien dispara.

Cuando niños, los seres sin identidad y moldeados eran representados por las máscaras y por su camino, sin elección alguna y sin voz, encaminados directamente hacia el matadero; cuando adulto, él mismo adoctrina muchedumbres, y aunque ya no llevan máscaras llevan uniformes y consignas que tienen al final el mismo efecto: el intento de anulación de su ser, su unicidad y dignidad humana, pasando a ser todos ellos simple carne de cañón o simples "soldados" amaestrados, que hacen lo que el líder señala, sin cuestionar, para que el sistema establecido funcione como tal; todos cegados y sin voz para constituir la sociedad pre diseñada, esa gran maquinaria anónima sin humanidad ni sentimientos (no son lícitos), para levantar ese gran muro; donde cada uno representa una piedra, la cual “debe” ser pulida a conveniencia, y si no encaja, ser desechada por ser "inservible".  

Pienso que tal vez The Wall exterioriza y hace palpables varios pensamientos y sentimientos ocultos bajo un velo de conformismo, falta de educación (y no hablo de cartoncitos), comodidad, o quizá simplemente de ignorancia (y no es un insulto, hablo de ignorar, desconocer o no preguntarse sobre ciertas cosas).  

Esa hermenéutica es muy difícil de romper, sobre todo cuando las ideas que cuestionan todo aquello tienen también el potencial de sacarnos fuera de la zona de confort y autocomplacencia.  No creo tampoco, ni de lejos, que exista un cambio radical al que podamos aspirar, ni siquiera en el largo plazo, perdón pero soy realista, estamos demasiado metidos en esta forma de vida, de ver y hacer las cosas, metidos hasta el cuello, y si realmente no queremos morir biológica o socialmente sólo queda “intentar” nadar sobre el fango , así de desmoralizante como suena.  Triste pero cierto, seamos realistas, no podemos pretender abstraernos totalmente de este sistema pues vivimos inmersos en él, puede sonar desesperanzador lo sé, mas aun viviendo en medio de todo ello, al menos creo que podemos todavía intentar sacar la cabeza del lodazal, y hacer algo,  hmmm se me viene a la cabeza, quizá, ¿ayudar?.  Estamos en el lodazal, sí,  pero NO todos somos parte de él, ni de lo que representa; aun podemos crear conciencia, no llegando a un nivel destructivo o autodestructivo como al que llegó el personaje, sino, solo por mencionar algo, defendiendo el derecho a la libre expresión (no libre agresión) y elección, a la información, defendiendo el derecho al libre pensamiento, al pensamiento crítico y al criterio propio sin por ello merecer agresiones o cualquier suerte de agravio, censura o acallamiento.

Por otro lado, no usar esa máscara creo que es otra forma de rebelarse ante tantísima impostura e imposición, el mundo nos quiere falsos y pérfidos, pero ¡no tenemos por qué darle gusto! (una de las mejores lecciones que me dejó alguien), podemos quitarnos y no usar más esa máscara que despersonifica, que no sólo nos roba la identidad, sino que también deshumaniza, nos ata a ser simples piezas intercambiables de esa maquinaria anónima de la que habla Sabato, esa que te exige tener dos caras, que dice que la auténtica nunca la has de llevar a terreno de lo social porque simplemente decretó, como ente abstracto que es y que sobrevive solo en el imaginario popular, que aquella autenticidad no es socialmente aceptada ni mucho menos "exitosa"; casi obliga a falsear, a falsearnos a nosotros mismos, a la hipocresía, a vivir expuestos como mercancía en ese escaparate social; y al final de cuentas a perdernos a nosotros mismos, pero no, nuevamente, ¡no tenemos por qué hacerlo! 

Aun así, hemos de estar lo suficientemente conscientes que todo tiene su costo, pero asimismo creo que sabemos que este bien podría valer la pena pagarlo, al final, más allá de lo banal de este mundo y sobre todo, si en medio de esa toma de conciencia nos percatamos de aquellos gritos de ayuda, nos percatamos que todos, todos nosotros somos seres que necesitan de afecto por muy frío que alguien pudiera parecer, sea por sus vivencias, sea porque se protege, o sea porque simplemente es ese su temperamento, cada mente es un mundo, pero cada mundo encierra un ser humano tal como  lo somos nosotros mismos.

Y permítanme una vez más volver a Hesse:
"Sus notas  [o esta obra, diría yo], son un intento de vencer la gran enfermedad de la época, no con medios indirectos y paliativos, sino procurando hacer de la misma enfermedad el objeto de la exposición" Hesse, Op. cit

Pero Floyd se derrumba una vez más, ese líder no era él, ese líder sectario era su caparazón, no hay otra salida, solo le queda romper el muro...

Pienso que la obra puede estar destinada a personas que desean romper estereotipos -no sólo apaciguar lo que a veces produce tanto temor, es decir, el aislamiento al que se ve sometido si lo hace- y de esa manera romper también el muro de los propios temores y prejuicios; así como también abrir una brecha al pensamiento crítico y/o a una suerte de "humanismo" en medio de tan colosal muro de adoctrinamiento e imposturas inhumanas.   Romper ese muro que representa a nuestra sociedad, construida por piedras que son pulidas de tal manera que encajen perfectamente, pero no tienen voz ni/o acceso a esa visión para poder observar la realidad que les rodea; o en otros casos, enclaustrados en tal muro, pueden no tener la fuerza o decisión para expresarse.   Quizá va también para quienes nunca reflexionaron sobre ninguno de estos planteamientos para decidir su propio destino y su vida y dejar de vivir para cumplir sólo y únicamente expectativas ajenas y, finalmente y por otro lado, destinada quizá para mostrar que la manipulación existe, y a todo nivel, en todo ámbito; y que nadie, NADIE está exento de ella***. 

Esta obra, a mi modo de ver, NO es una invitación apresurada para creer ingenuamente en supuestos "despertares" como los que se han puesto de moda hoy.  No la veo como una invitación a creer ingenuamente que, al entender y comprender todo este sistema de manipulación y prefabricación del comportamiento (y OJO que no hablo de las simples normas de convivencia que de hecho son básicas para no matarnos entre todos), que al percatarnos de la sociedad materialista y consumista en que vivimos, que al ver las fachadas e imposturas para crear artificialmente al individuo socialmente aceptado, no siento que al entender todo eso, la obra invite a creer, como en ciertos movimientos se cree, que “hemos despertado” mágicamente o que somos especiales, únicos y diferentes; o por decirlo de otro modo, "los escogidos", o que somos inmanipulables (valga el término).    No;  a mi parecer es mucho más complejo, no por nada he escrito semejante barbaridad de texto, largo y aburrido, intentando explicar lo que veo y hacer cognitivamente entendible el embrollo que tantas vueltas ha dado en mi cabeza todo este tiempo.   

En mi perspectiva, se trata quizá de una llamada de atención a ser auténticamente conscientes de todo ello, lejos de visiones empalagosas y complacientes que pueden llevar a la persona a un individualismo extremo y complaciente, a considerarse "superior" o "especial", un "elegido" como tan a menudo pasa entre ciertos movimientos supuestamente revolucionarios y/o espirituales; y una invitación también para ver que a pesar de que aún seguimos viviendo en medio de todo eso, de que aún estamos expuestos a ser despersonificados, manipulados, engañados, reprimidos, censurados, prejuzgados, condenados, a pesar de que aun estamos horriblemente expuestos a la también horrible idea de que “tenemos que” mostrar una cara socialmente aceptable, ni muy directa, ni muy suave tierna, ni tan crítica y librepensante, ni muy fuera de los cánones y lineamientos  "revolucionarios" aceptados... qué se yo, que a pesar de todo y habiéndonos percatado de ello, aún podemos abrir una rendijita en el muro, donde el sol se deje ver.... y NO ser parte de nada de esa abulia cómoda, normativente bien portada y sin consciencia social e individual.

No tenemos por qué ser lo perniciosos o falsos que ese muro pretende que seamos, no tenemos medir el criterio y limitarlo a lo socialmente "aceptable", ni por qué vivir para cumplir expectativas ajenas; no tenemos por qué ocultar nuestra humanidad sintiente y pensante , ni rifar nuestro derecho al libre pensamiento, a la libre expresión y al pensamiento crítico.  Aún somos vulnerables, aún estamos expuestos en esa sociedad que condena tanto el ser auténticos y transparentes como el ser críticos o buscadores, entre otras cosas; aun lo estamos, es cierto, y es así porque aunque no todos vamos a encajar por completo como piedras pulidas en ese muro; aún seguimos viviendo en medio de todo eso;  pero sepamos observar, sepamos no callar, y sepamos ser además conscientes y lo suficientemente honestos de admitir que nada de eso es gratis; sin embargo tendría que ser tan duro si pudiéramos ver al otro como lo que es, un ser humano con virtudes y defectos como nosotros, pero ante todo, humano, con todas sus vulnerabilidades y fortalezas, uno que también puede estar luchando y sufriendo lo mismo que uno; y sobre todo, creo yo, podemos hacerlo sólo en tanto nos despojemos de esas imposturas, máscaras e imposiciones ultraindividualistas y veamos al ser humano, en tanto nos veamos entre nosotros, veamos realmente al de al lado, en lugar de solo pasar por su lado o hasta pisar su cabeza, indiferentes, como si fuese un decorado más del pavimento. (Para ver a qué me refiero pueden ver el corto "El caminante" aquí).  

Existe cierta presión hacia el lado contrario, sí, existe también ese temor al aislamiento, yo misma no sé cómo podría manejarlo, y además claramente no existe tampoco una receta, la vida no tiene por qué ser tan fácil, y ahí está el asunto, saber que no lo es, y seguir a pesar de todo, sin necesidad de venderse por ello.   A veces, creo que es claro que ese duro final es el final del que escapa la mayoría, ese final donde Floyd se quiebra nuevamente, y la situación se torna definitoria, o se quiebra él o rompe el muro (aunque sea ingenuo creer que uno solo puede en verdad hacerlo).   Entonces, aún inconscientemente; muchas personas prefieren o escogen vivir de manera automática, tapándose los ojos por gusto, por comodidad, por inercia o incluso ignorando a propósito aquello que no se ajusta a la propia burbuja de confort e inercia, con máscaras que convierten a todos en seres clónicos y socialmente aceptados... adaptados y "de bien".   Para muchos puede ser más fácil, complaciente y atractivo hacerlo, para otros es simplemente automático; y no somos tan severamente culpables, al final, ¿quién no quiere ser feliz? Evidentemente eso es más fácil que nadar contra corriente, pero creo que lo que más vale no tiene por qué ser necesariamente fácil, de hecho casi nunca lo es... 

Al final de la obra, no veo un final feliz, tampoco tendría por qué serlo.  Al final estamos expuestos, al final nos van a herir, al final vamos a sufrir, pero también podemos amar y ser fieles a nuestros principios y aspiraciones a pesar de todo, y sí, al final puede doler, y podemos sufrir el resquebrajamiento de muchos pilares, caparazones, muros, etc. que nos hemos creado para protegernos y/o para sostenernos, sobre todo esto último es probable que pase si elegimos la senda de la observación en lugar de solamente ser observados, si elegimos parar un momento y andar el camino de la reflexión (sé que comer no espera, y es ahí donde ver al ser humano entre nosotros hace la diferencia), sobre nosotros, sobre nuestros actos, de no hacer todo de manera automática, de no esperar a que nos digan qué hacer o en qué creer o qué sentir, el camino de buscar, de no dejar de aprender y reaprender si es necesario una y otra vez; entre otras miles de cosas...

Lo único esperanzador que veo al final del largometraje, y no sé si aplique a la vida real (me parece más bien sólo una utopía, una hermosa utopía), es la inocencia, quizá sólo volver a la inocencia nos podría salvar de todo este lodazal, la inocencia de la niñez y sus motores intrínsecos e innatos, la curiosidad, la búsqueda, la fraternidad, la ausencia de esa egolatría que caracteriza a la raza humana adulta y sus "logros" (claro, por supuesto, avance tecnológico y científico, decía Sabato, y ¿el progreso moral?), esa inocencia carente de falsedad, de imposturas, de ambición desmesurada de poder, de cosas materiales, de consumismo, de adormecimiento voluntario y complaciente…  y se podría seguir.  La edad de la inocencia, ese estado tan puro y tan remoto que no necesita levantar muros.

Quizá hoy no sea fácil, quizá tengamos que entrar en aún mayor decadencia antes de reaccionar, eso no lo sé yo ni lo podemos vaticinar, pero en todo caso, creo que si empezamos por rescatar esa dignidad humana empañada en medio de tanta ambición de poder, de tanto acero, de tanta fachada y frialdad, en fin, de todo lo plástico y deshumanizante, quizá estemos en alguna especie de “buen camino”, tal vez... 

En todo caso me gustaría pensar en la veracidad de un escrito de Hesse, ¡ah pero procuro ser tan realista!  Aun así, más de una vez la historia lo ha demostrado con ciertos personajes en particular, ciertos genios y hombres póstumos, olvidados o condenados en vida, pero valorados después de muertos.   Les dejo con este pensamiento suyo:
“El hombre es una exigencia del espíritu, una posibilidad lejana, tan deseada; y el camino que a él conduce se va recorriendo a pequeños pasos, y bajo terribles tormentos y éxtasis […] Hoy se construye el patíbulo, […] mañana el monumento”


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* Incluso por la misma idea "We're just another brick in the wall"/ "El hombre quedó finalmente convertido en un engranaje más de la gran maquinaria" en su obra "Hombres y Engranajes", para representar exactamente la misma idea que Waters "Somos sólo una piedra más en el muro".

** Foucault criticó también fuertemente la deshumanización de la sociedad por causa de la razón instrumentalista, un tema, que considero hoy en día tremendamente tergiversado por la visión posmoderna actual; analizarlo sin embargo me desviaría demasiado, lo dejaré para otra oportunidad.

*** Nadie está exento a la manipulación, no existe un grupo privilegiado que pueda ser inmune como creen algunos adeptos del famoso “despertar de la conciencia” por ejemplo, que prácticamente se consideran a sí mismos invulnerables ante la manipulación por autodenominarse “seres despiertos” y creer (léase tragarse el cuento) que conocen las verdades ocultas del universo (siendo que las tales, que tales supuestas verdades se riegan como pólvora por sitios conspiranoides de internet). ¿No será, digo yo, ese mismo pensamiento, mejor dicho dogma de su invulnerabilidad ante la manipulación, porque tristemente he visto que eso es para ellos, un dogma, una prueba más de la manipulación en que a través de la emociones (por la idea del supuesto “despertar”) se puede hacer caer a millones de personas, en casi cualquier idea, al decir por ejemplo que forman parte de algo grande y especial que va a “salvar” al mundo?


Imagen random, y no tan random a la vez...

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