lunes, 13 de agosto de 2018

La exaltación de los supuestos "despertares" espirituales y sociales en la sociedad posmoderna... o sobre el elogio de la sin razón

Hoy, en medio de una sociedad que al parecer, cada día de forma más y más ruidosa se revela a sí misma posmoderna (al adoptar varias de tales ideas o aún desvirtuándolas), los viejos relatos parecen desmoronarse.   Hoy que los ídolos se caen y los viejos paradigmas dejan de ser,  allí donde habría de  esperarse una mayor alza del pensamiento crítico y la razón con el derrumbe de relatos que han demostrado sus flaquezas y hasta horrores; allí hoy, la desolación e indefensión del individuo contemporáneo, en un sentido, digamos, "metafísico", se hace también manifiesta.  

Es en este contexto que se erigen, con una fuerza inusitada y con renovados bríos, nuevos ideales de "luz",  basados no en ideales similares a los de la Ilustración, por poner un X ejemplo, sino en ideas mucho más fácilmente digeribles y complacientes, en otras palabras mucho más "vendibles" para el individuo de hoy:  

1) Aparece el llamado coaching con sus ideas de "pensamiento positivo" (no confundir con el positivismo de la ciencia), aquel optimismo empalagosamente exagerado, complaciente y poco realista con millonarias conferencias, coaching y libros "bestseller" donde se enseña y difunde que, por ejemplo, "el universo conspira a tu favor" y que casi por arte de magia, con sólo "visualizarlo" lo suficiente o lo suficientemente "bien", obtendrás todo lo que deseas.  "El que quiere puede", dicen, el contexto no importa en absoluto, así de simplón e infame.

2)  Cala por otro lado y a todo nivel, la nueva ola de pensamiento mágico (pariente cercano del "coaching" aquel) donde supuestos amawtas, chamanes, brujos o brujas sobre todo (es impresionante el creciente número de autodenominadas "brujitas" por doquier, sí, hoy cada día y sin tregua aparecen más nuevas, casi hasta debajo de las piedras!), gurús, maestros iluminados (incluso aquellos así autodenominados) y pajpacus otros que ofrecen toda suerte de soluciones mágicas, así como atractivos estilos de vida supuestamente "conscientes" pero convenientemente modernizados, occidentalizados y mercantilizados manifestando incluso en muchos casos un claro desconocimiento del proceso histórico, de las prácticas y creencias originales que dicen representar, tergiversándolas y entremezclándolas a conveniencia y gusto del comprador, lo cual no considero que sea precisamente una muestra de "respeto" o revalorización hacia tales prácticas y creencias como de manera tan rimbombante tales corrientes se jactan y se llenan la boca en sostener.

Por otro lado, someten, como en el discurso del actual "pachamamismo", a aquellas culturas antiguas, bajo una bandera de supuesta "reivindicación" a desempeñar un rol únicamente ornamental, como aquel que desempeñaría un interesante objeto expuesto en un escaparate, un objeto bañado de un concepto "místico" muy bonito y atractivo (vendible y mercantilizado), cual objeto de consumo y cuyo misticismo está "de moda" consumir, adoptar y exhibir como un abalorio, como sinónimo de algún tipo relativamente nuevo de supuesta "conciencia social" (conciencia light vendible diría yo), inclusive entremezclado todo bajo un discurso "progresista" y "reivindicativo" en el sentido posmoderno y que muy bien han sabido aprovechar las tendencias actuales de "la nueva (y decadente) izquierda" y de su pariente cercano "la nueva era", fruto precisamente de esa descomposición que se solaza en mezclar y revolver todo acríticamente para obtener un producto supuestamente "vanguardista" (y mut vendible).  Un esperpento es lo que hacen, un Frankenstein, una pantomima!!!    

Pero sobre todo, más allá de la buena fe (e ingenuidad) reivindicativa a través de tales métodos o de su falsedad, está su "atractivo" y la también atractiva idea de "consumir y exhibir", y como es típico de esta sociedad consumista, reduciendo manifestaciones y aportes culturales (sean indígenas, paganos, etc.)  a tan solo eso,  a objetos de consumo y anulando por completo su esencia, como ejemplo, a través de la instrumentalización de las creencias aymaras con un fin político pero anulándolos como sujetos políticos activos, tomándolos como simples y atractivos referentes "místico/mágicos", de criaturitas del bosque y de proselitismo político/partidario (especialmente entre gobiernos que se autoproclaman "de izquierda" en el hemisferio sur, según mi experiencia personal, y mucho más presente en la derecha, en el norte), exhibiendo esa idea como muestra supuestamente irrefutable de una supuesta "conciencia social", pero que, en la objetividad de las cosas, terminan coartando su participación real y significativa en la vida política de un país. Indigenismo posmoderno aún sometido a ese poder, ninguna reivindicación.  (Otra cosa son, aclaro, los movimientos indianistas en Bolivia, no confundir).

3)  Presente en el nuevo auge de ideas teosóficas y orientales occidentalizadas, modernizadas y adecuadas cómoda y convenientemente a la idiosincrasia caótica actual,  ampliamente difundidas además y cuyo hijo, el famoso movimiento (sumamente sectario, a mi modo de ver) del llamado "despertar de la conciencia", que, nuevamente combinado con la New Age, se esparce en el imaginario colectivo cual su fuera una recientemente descubierta "verdad absoluta", a pesar de negar insistentemente la objetividad de la realidad.  Típico solipsismo de la posmodernidad.

4)  En la moda y apogeo de la creencia acrítica en teorías conspirativas que difunde, entre incautos y acérrimos defensores suyos, la idea de posesión de conocimientos ocultos y/o verdades supremas (claro, tan ocultas que se venden como pan caliente en internet), mientras creen o dudan de casi todo sin ningún criterio de peso.

5) Y entre otros, en el apogeo de las pseudociencias y subsecuentes ideas derivadas de ellas. (Pueden encontrar una entrada del blog relacionada con las pseudociencias, aquí).

Todo ello, aparece merced a una nueva perspectiva, en torno,  a criterio mío,  a ese contexto muy particular de descreimiento en lo que hoy es visto por un creciente sector como "viejos relatos" o "viejos mitos" (mito entendido coloquialmente como concepción o creencia falsa sostenida en el tiempo; para los posmodernos entiéndase: la iglesia, la ciencia, y otros relatos típicamente de "occidente", como el socialismo y capitalismo);  pero confluyendo, casi irremediablemente, en nuevos paradigmas dónde el individuo tiende a negar la realidad, torcerla o a relativizarla en un sentido más allá de aquel que va en torno de la percepción subjetiva, que por supuesto es válido si tomamos en cuenta que cada persona experimenta el mundo de manera distinta, pero no va de eso; sino a que se tiende a relativizar la realidad, a "deconstruirla" a niveles estrambóticos y deformarla para forzarla a sostener discursos y creencias propias y convenientes, ultraindividualistas, cuasi solipsistas, además.  Es decir, como dijo alguien por ahí: "nuevos mitos que se venden como antimitos" 1.

Para entender a qué voy, resulta indispensable diferenciar el concepto de "percepción de la realidad" como algo subjetivo e inherente al sujeto y "realidad" como algo objetivo e independiente, fuera de él.   Es decir, me refiero al hecho de torcer y relativizar la realidad al punto de negar enfáticamente hechos cotidianos y concretos o incluso comprobados al subyugarlos a meras concepciones y dogmas ideológicos, emocionales (corrección política y posverdad) y de similar índole, como vemos que sucede cada vez más a menudo hoy en día, y lo más curioso, bajo estandartes supuestamente "revolucionarios" o antisistema en aras del derrocamiento de los "viejos mitos" o dogmas; cayendo, sin embargo, tales empresas en otros varios y nuevos dogmas, de similares características, para negar los primeros...  

Así, subyugar hechos comprobados por el método científico y aquellas pequeñas verdades cotidianas concretas (no hablo de verdades ontológicas, metafísicas, universales absolutas), el subyugarlas a la conveniencia de ideas preconcebidas propias, emocionales o ideológicas deriva, por consecuencia lógica, en no otro ejercicio sino el de la sinrazón, ejercicio exaltado ademas bajo una extraña noción posmoderna de progreso, como si todo acto "fuera de serie",  de apariencia vanguardista o rebelde,  etc., fuese automáticamente una garantía de tal "progreso".

Y sí, las corrientes posmodernas académicas denunciaron la razón, es verdad, pero hacían alusión en inicio a 1) aquella razón utilitarista que ejercen los poderes dominantes y que subyugan la dignidad del individuo en aras de un supuesto progreso meramente económico o material (cosa que yo misma también cuestiono) 2) aquella que se jactaba de poseer "la verdad absoluta" como otra suerte de sistema de dominación, basándose ya sea en aquellos relatos hoy desahuciados (según su propia teoría), preconcepciones y/o prejuicios y 3) la de la voluntad maquinista y tecnolátrica de la época. 

A mi entender, y corríjanme si me equivoco, las críticas del posmodernismo hacia la modernidad en un inicio no abogaban por la intencionalidad actual que se da a esos postulados, la de satanizar casi por completo el uso de la razón como si esta fuera esta per se una característica de todo lo malo e indeseable o la precursora de absolutamente todos los males de la sociedad.  No denunciaron en un principio el uso de la razón per se, ¿o sí? como parece entenderse hoy en día, muy convenientemente, en aras de la aceptación de cada nuevo microrelato (apelando a una supuesta "tolerancia"), los mismos que, además, exhiben características muy similares a aquellas que condenan, pues se muestran como los nuevos dogmas.   He ahí la una de las razones por las que algunos teóricos consideran a la posmodernidad no como la negación de la modernidad, sino como la expresión y culminación más decadente y enraizada de los peores vicios de esta.

Paréntesis necesario para matizar y comprender correctamente lo dicho: Sobre el cientificismo.
Y no, no soy de la "onda cienciáfila", por si acaso, aquella onda de quienes tienden a ver en la ciencia la solución a todos los problemas del cielo y de la tierra, físicos y metafísicos/existenciales.  No lo soy porque considero que: 
a) quienes ejercen y practican la ciencia también son seres humanos falibles y 
b) la ciencia no puede acceder a nuestros criterios morales y/o espirituales, por tanto tampoco puede comprobar ni medir cuanto amamos o cuanto sufrimos en términos realmente numéricos, no puede acceder a ciertos ámbitos de nuestras emociones ni solucionarlos todos con medicinas, de hecho ni siquiera puede con ellas en cuanto a todos los problemas de salud conocidos; y porque sé y estoy consciente de que existe aún mucho a lo que la ciencia aún no ha podido acceder ni ha logrado descifrar y a lo que quizá, por su misma naturaleza, no tenga acceso.   Quizá por otro lado, los fenómenos que hoy son llamados "paranormales",  en un futuro lejano sean normales y se encuentre su explicación ya sea en la neurología o quizá en la física, o qué se yo, tal como ya se explicaron fenómenos antaño "paranormales" o de mal augurio como un sol negro o una luna de sangre revelándolos hoy como lo que son, eclipses.   

¿Qué tal si mucho de eso tuviera una explicación desde la física o la neurología, como decía, pero que aún no hayamos avanzado lo necesario en dichas áreas para saberlo? es decir, que existan tales fenómenos pero que no sean "sobrenaturales" o "paranormales" como se los considera ahora.  Recordemos que se dice que antes de la ciencia los antiguos consideraban los eclipses de sol o de luna como un evento sobrenatural que traía presagios, hoy sabemos la explicación y sabemos que no son en absoluto "sobrenaturales".   Y sin embargo, o precisamente por eso, hubiese sido un error para un racionalista de la prehistoria negar que los eclipses existen solo porque para él tendrían que tener una explicación fuera de lo "normal", es decir "sobrenatural".   Recordemos también el caso de los llamados sueños lúcidos, los mismos que durante décadas han sido considerados como fenómenos místico/esotéricos que nada tenían que ver con la realidad.  Yo misma los he experimentado, en un principio, sin saber ni siquiera que tal cosa existía con nombre y apellido; pero si se lo decía a un cientificista dogmático me hubiera tachado muy probablemente de desubicada o de que se me zafó un tornillo. Pero hoy, gracias a scanneres y a estudios en neurología, se ha demostrado que efectivamente tales sueños tienen lugar y no corresponden más solo al campo especulativo o de las creencias esotéricas como se solía manejar, sino al de la ciencia.

Así que ni siquiera me cierro, negando ciertos fenómenos, sólo sé que las explicaciones popularmente difundidas al respecto, por ahora, son, entre otras cosas, suposiciones provisionales y explicaciones subjetivas, así que, incluso por experiencias propias, entre otras cosas, mantengo abierta la duda razonable frente a su explicación, pero eso claramente no significa que tomaré como verdad fáctica cualquier elucubración mía o popular al respecto explicando tales experiencias en base a absolutamente nada más que lo que me gustaría que se sustentaran, como lo hacen por ejemplo muchos "seres despiertos" o "gurús iluminados" (tan de moda hoy), así como mucha supuesta "información" que afanosamente se comparte por Internet; como tampoco puedo decir que no existen en absoluto solo porque la ciencia no los ha estudiado, y es que tampoco se ha dedicado demasiado al asunto, quizá por temor al ridículo en un mundo cientificista que a veces termina teniendo una fe (¡vaya paradoja!) desproporcionada e irreal en la infalibilidad e omnipotencia de la ciencia, como si fuese ejercida por seres también infalibles.

Sin embargo, aún con todo ello, más vale no perder el enfoque, pues como bien diría Francois Jacob:
“El siglo XVII tuvo la sabiduría de considerar la razón como una herramienta necesaria para tratar los asuntos humanos. El Siglo de las Luces y el siglo XIX tuvieron la locura de pensar que no sólo era necesaria, sino suficiente, para resolver todos los problemas."
"En la actualidad, todavía sería una mayor demostración de locura decidir, como quieren algunos, que con el pretexto de que la razón no es suficiente, tampoco es necesaria”  (Jacob, F., 2006)
Así que no es cuestión de ser o no escéptico, ¡es cuestión de dar paso al pensamiento crítico y a la duda razonable! Sí, eso que la condición posmoderna parece condenar y tachar de algo peor que diabólico para terminar, paradójicamente, creyendo a rajatabla en sus convenientes "verdades" subjetivas y ultraindividualistas.    

Se acude entonces, para sostener esta falacia, al ""criterio"" de que la ciencia "ya no sirve", porque el científico es tan dogmático como el religioso más fanático.  No olviden que el posmodernismo trata de abolir viejos mitos, sobre todo aquellos relacionados con un poder político dominante como la iglesia, hasta ahí estamos bien y todo muy lindo porque independientemente de que comulguemos o no con eso, al menos se entiende el punto.  Pero yerran en algo, puede que efectivamente existan científicos que han tomado tal postura dogmática pero, la ciencia, en esencia, como categoría del conocimiento, no es por sí misma dogmática pues es solo un instrumento inanimado que ejerce y utiliza el ser humano, y que además, en la teoría, idealmente y como concepto, se basa en la duda, en la hipótesis, la comprobación y la reproductibilidad para confirmación o descarte; no puede ser por tanto dogmática per se por mucho que puedan existir científicos que lo sean (cosa de la que hablaré más adelante), pues existirán otros tantos que, abrazando el espíritu científico del concepto, ante todo, dudan, y sobre esa base buscan el conocimiento, en muchos casos, corrigiéndose a sí mismos.  (Y no estoy negando el hecho de que existan quienes prefieren atender a sesgos o intereses personales o que simplemente yerren con un mal enfoque metodológico o porcedimental).

Es por tanto, necesario despojarse de preconceptos, dejar morir una  y otra vez lo que se creía que era... la búsqueda del conocimiento es así.  No se trata de abolir un cierto dogma y reemplazarlo por otro, como se pretende ahora, basados simple y llanamente en otro matiz de creencias que hoy quieren abrirse paso como si fueran la nueva "revelación divina", pero esta vez bañados de tintes orientales, para el requisito de ser supuestamente "novedosos y revolucionarios" para sociedad de occidente, cómodamente adaptados y vendidos (es decir, mercantilizados y casi consecuentemente tergiversados) dejando de lado los considerados vetustos y despetivamente considerados "relatos de occidente". 

Con todo lo explicado, espero que quede claro que no soy una cienciáfila dogmática como los posmodernos de hoy tachan a todo aquel que tan solo defiende el uso mínimo de la razón ante todo el desbarajuste de su cóctel de ideas abigarradas.  

Por otro lado, pude ver en más de una ocasión que, cuando alguien habla de dogmatismo en la ciencia se le ríen en la cara de entrada, porque tienden a asumir que se está presuponiendo que la ciencia per se es dogmática, pero como aclaré unas líneas arriba, ese no es el caso, si hablamos de la categoría.   Como decía, por lo general quienes escuchan eso se mofan y tratan de explicar al "pequeño cerebro" de quien dijo "semejante cosa" que "la ciencia se basa en hechos comprobados y no en dogmas".  Sí, gracias, lo sabemos, como lo acabo de mencionar también líneas arriba, pero para lo que no suele haber espacio en ese razonamiento, es para la autocrítica, para el hecho de que que al hablar de "dogmatismo en la ciencia" se está haciendo referencia a la posición del científico dogmático que parece no poner en duda, específicamente, la presunta omnipotencia e infalibilidad de la ciencia (¡eso ni Mario Bunge, defensor del método científico, lo diría!).  A eso suele hacer referencia la idea de "dogmatismo en la ciencia", no a que exista dogmatismo en el propio método científico.  Así que fuera de tantos prejuicios, continuemos...

Al fin de este paréntesis creo que queda clara mi posición bastante abierta y que ve las dos caras de la moneda cuando se habla de dogmatismo en la ciencia, ¿verdad? continuemos entonces.  Cierro paréntesis.
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Llegados a este punto, puedo advertir que los posmodernos olvidan algo...

Al contrario de lo que he visto que se postula hoy en día desde visiones posmodernas que encumbran una suerte convenenciera y curiosa de exaltación del propio mito (rebaten los mitos de la modernidad por el mismo hecho de considerarlos mitos pero abrazan literalmente y sin ningún criterio los mitos de la era premoderna considerándolos arbitrariamente  anti-mitos, o sea ¿WTF?, tal como ya pasó antes, cuando la modernidad trató de desterrar los mitos de la antigüedad pero no sin antes crear los suyos propios, lo curioso, es que los nuevos mitos, en todos los casos, tienden a convertirse en dogmas "incuestionables" para sus paladines).   

Luego de poner sobre la mesa todo este embrollo, queda decir que con el título "el elogio de la sin razón", me refiero a ideas que buscan combatir alguna suerte de "absolutismo racional", es decir, combatir la creencia en la omnipotencia de la razón positivista, lo cuál, si es tratado con criterio podría ser sano pero, si agudizamos lo suficiente la mirada, aquella visión sobre la "omnipotencia de la ciencia" no sería sino una tergiversación y decadencia de la propia razón positivista, pues esta estaría, en sus románticos inicios, como ideal, consciente de sus limitaciones, de que la duda y las preguntas hacen posible el avance de la ciencia, de la falibilidad de los seres humanos que usan esta herramienta, de su incapacidad para atender cuestiones existenciales que no se pueden estudiar desde la materia.  

Creer en la omnipotencia de la ciencia como solución a todos los problemas físicos y existenciales no concuerda con el espíritu (permítanme el recurso retórico) de la racionalidad crítica que reconoce los aportes del método científico, así como sus limitaciones: el hecho de que quienes la usan son seres humanos con limitaciones o que es imposible cuantificar, por ejemplo, cuanto se ama o se sufre o  "solucionar" la fe o un desamor con una pastilla.  

Pero el problema es que la sociedad posmoderna lleva esta crítica a un terreno pantanoso y hace casi un hombre de paja de su propio discurso, pues destierran y satanizan todo uso de la razón per se, ideas que, por otro lado, anteponen los puntos de vista por sobre los hechos, alegan que el pensamiento crea la realidad (todo a causa y "soportado" por tergiversaciones severas y muy convenientes de conocimientos en torno a la mecánica cuántica) y anteponen la creencia en una supuesta revelación mística (una que además parece ser hoy solo otro producto de consumo más) por sobre la racionalidad, la objetividad y  la lógica, destruyendo con ello la noción de "verdad", satanizándola y equiparándola con la dominación y opresión ideológica, como si el concepto de "verdad" y opresión fuesen la misma cosa.  Así caemos en el elogio de la sin razón.  En el despelote, y el ¡viva la pepa! 

El ejercicio plenamente racional, NO es en esencia dogmático, porque se basa en la duda, en la crítica, en el despojarse de ideas preconcebidas en torno a los hechos concretos, en las posibilidades lógicas y redundando, claramente racionales, subrayemos esa palabra; muy lejos de aceptar de plano, literalmente y sin ningún criterio la idea de "verdad" que se ponga de moda, creando nuevos mitos a conveniencia para destruir o reemplazar los viejos mitos y el dogmatismo que tanto creen abolir los propios posmodernos.   

El dogma se basa justamente en supuestas verdades irrefutables y creencias absolutas a ciegas, mediadas quizá por la emoción, pero sin ninguna reflexión crítica de por medio.  La razón y la ciencia en cambio, como concepto ideal, quiero decir, se basan y prosperan gracias a la duda y el cuestionamiento, pero ojo, que el cuestionamiento acrítico y a lo loco también existe, como ese que justamente hace la sociedad posmoderna llamando a ese desbarajuste "progreso".  (Pueden pasar por un post relacionado que trata  sobre la Razón vs. Emoción, aquí

En la posmodernidad parece desplegarse con una fuerza inusitada la idea terriblemente errónea y simplista de que todo lo "oficial" es automáticamente dogmático y de que todo lo "alternativo" o "antisistema" es automáticamente pensamiento crítico, pero en realidad, si somos serios, nada de eso puede ser automáticamente cierto...

Al final, lo que hacen muchos defensores de pseudociencias no es necesariamente tener la mente "muy abierta" como ellos mismos pregonan sobre sí mismos y sus ideas, sino que, muchas veces, la cuestión obedece al hecho de simplemente no tener criterios de selección claros, tanto, que dejan entrar casi sin filtro lo que sea que llegue con la etiqueta "alternativo" o "antisistema" aunque en el fondo termine reforzando ese sistema que creen combatir. 

Aquello es de por sí una gran paradoja y un oxímoro además: ¡La moda de ser antisistema!. Y si digo que no necesariamente tienen la mente abierta que pregonan porque sencillamente luego se pone de manifiesto su reticencia a aceptar pruebas que cuestionan o ponen en evidencia la falta de rigurosidad o fundamento de sus discursos, mismos a los que, irónicamente, les ponen y disfrazan con rimbombantes nombres de la jerga científica.  ¿Por qué y para qué, digo yo, siendo que desprecian y desconfían de la ciencia de lleno?... Hmmm claro, obvio, y es que no todo termina ahí, existen muchísimos motores detrás, por supuesto, pero es análisis para otro post.  ¡Y es que todo se torna casi en un enredo imposible!

En mi experiencia, muchas veces los paladines de ese barullo posmoderno saltaron y se rasgaron las vestiduras ni siquiera cuando se puso en entredicho sus dudosas y hasta peligrosas prácticas, sino apenas se les pregunta sobre el fundamento de ellas, incluso cuando se hace sin ningún tipo de interés en la confrontación sino en una verdadera curiosidad al respecto.  Vivos ejemplos, me parece, sobre cómo funciona la disonancia cognitiva...

Hoy, los papeles parecen haberse invertido, se juzga de automáticamente dogmático o inhumano a lo racional (como si la razón no fuera una parte distintiva e integral de nuestra especie como seres humanos) como en tiempos de una contra ilustración (me refiero a sus ideales que, independientemente de sus frutos, eran nobles e idealistas) y se concibe como  "revolucionario" y antidogmático al ensalzamiento de nuevos mitos caóticos y otros dogmas prefabricados al antojo de modas new age, vendidos como supuestos "anti-mitos" y que tienden a reemplazar a los "viejos relatos" que representan para el posmoderno automáticamente una manifestación de hegemonía y poder opresor.    

Pero, ¿no se pretende hoy precisamente sentar la hegemonía de las ideas posmodernas precisamente a nombre de una supuesta "revolución del pensamiento" que, al contrario, sienta su validez y hegemonía justamente en relación a una suerte de  nuevo lobbysmo y concepción desde el poder sobre lo que es "revolucionario" y lo que no, e incluso sobre lo que es políticamente correcto?,   ¿no han tomado esta posición justamente instituciones supraestatales que son plenamente parte del sistema y que financia aquel mismo concepto sobre la "revolución"?, ¿será realmente esto una revolución cuando está no sólo apoyada sino también sostenida y financiada por el mismo sistema imperante y dominante de siempre, al que, en teoría, se pretende combatir?   

Por lo menos a mí me quepa la duda sobre que tales movimientos puedan ser solo un instrumento para la perpetuación de ese mismo poder contra el que la revolución enlatada y precocinada cree luchar... me atrevería a decir incluso propaganda negra, es decir, propaganda inversa y solapada, que dice encumbrar una causa para en realidad defenestrarla de raíz, haciéndose pasar por paladín de esta...

Se han trastocado ideales, corrientes, denominaciones, y parece que hoy todo aun sigue sirviendo al mismo poder.  La llamada izquierda de hoy abraza los valores que antaño representaban a la derecha. Se imponen nuevos mitos disfrazados de "anti-mitos", se juzga a la razón de "dogmática" y al nuevo mito  (creencia ultraindivisualista) se la disfraza de supuesta revolución.....  y aún queda tanto por analizar. 

Es en base a todo ello y a nombre de un supuesto pluralismo y tolerancia (que en realidad significa la aceptación acrítica de todo) y a un relativismo llevado a una nueva acepción que no significa ya un diálogo con el otro, sino la aceptación de todo lo que tenga pinta de ser "revolucionario" como automática verdad mientras se rechazan los hechos concretos, es al parecer con base en todo ello y demás caos que hoy se justifica  la sin razón y se ensalza el nuevo mito creado por la posmodernidad.   Y todo ese caos reinante, mezclado y revuelto, nos muestra cómo estamos patas arriba, para que, trastocando la realidad misma y negando incluso los hechos y las pequeñas verdades cotidianas a las que podemos acceder incluso empíricamente, o por medio de la lógica, la racionalidad hasta llegar al método científico, se llegue a defender toda suerte de indefendibles, y no sólo en el ámbito de la lógica misma, sino que tristemente también, a nivel de principios y todo a nombre de supuesta tolerancia.  (Ojo que desde mi posición agnóstica no estoy ni siquiera defendiendo ideas ultraconservadoras).

Se supone que el posmodernismo llegaba a abolir los viejos mitos (relatos históricos opresores y de dominación, según su propia teoría) pero cayeron hoy sus paladines en tan solo el cambio de lo que consideran viejos relatos por otros nuevos, pues ahora se exalta el pensamiento mágico irracional y se condena la razón.  ¿En qué planeta puede ser el uso de la razón denostado? claramente en este, que no es precisamente un "ejemplo" de civilización. 
"De la misma forma en que los valores emancipatorios de la modernidad degeneraron en doctrinas totalitarias y la alienación de los humanos y la naturaleza, hoy los valores críticos y pluralistas de la posmodernidad han degenerado en el relativismo y la imposibilidad de un acuerdo en común. La ironía de esta situación es que la teoría crítica y la izquierda radical no sólo fracasaron en articular una ideología alternativa efectiva, sino que su arsenal intelectual ahora se ve instrumentalizado en su contra en una especie de reacción cultural autoinmune*." (Daou, 2018)
Matizando la anterior cita, dos consideraciones y/o aclaraciones: a) No la teoría crítica, tan alejada del posmodernismo pero relacionada con él, creo yo, injustamente.  No tiene que ver con Frankfurt como con Birmingham y su "Nueva Izquierda" basada entre otras cosas, en los famosos "estudios culturales" que junto a los "Usos y Gratificaciones" significaron, a mi modo de ver,  una devastadora influencia en la mal llamada "escuela crítica Latinoamericana".  Y b) tampoco la izquierda radical, que no tiene casi que ver con Marx sino con estructuralistas franceses, no esa izquierda, sino precisamente esta izquierda posmoderna.  Abordar todo eso será materia de otro post.

Volvamos.  ¿Será acaso esta apología de la sin razón un síntoma de negación ante el desamparo  en que el hombre se revela a sí mismo con la continua y paulatina caída de los grandes y antiguos relatos?

Y, promovido casualmente y en gran medida por el movimiento de la "nueva era" o "new age" entre otros, permeando cada vez en más ámbitos de la cotidianeidad ¿Será este el inicio de una "nueva era" oscura en "respuesta" a los ideales del llamado "siglo de luces" que comenzó esperanzado pero que al final no hizo sino revelar al individuo en su profundo desamparo ante la caída de varios relatos?

El retorno al pasado como pregonan los posmodernos, si hablamos de menor consumismo, explotación medioambiental, contaminación, avaricia, desigualdad etc., suena esperanzador, conmueve y atrae a personas con buenas intenciones, pero ¿será que aquello se consigue también negando por completo los avances de la ciencia como si la razón o la ciencia fuera por sí mismas artífices de todos esos males? (un cuchillo en manos de un asesino mata, de un cirujano, salva vidas, la ciencia como herramienta no puede ser inherentemente mala como al parecer creen los posmodernos de hoy, son los valores de quienes hacen uso de ella los que determinan sus frutos).  

Dudo sinceramente que se consiga algo edificante con esa postura, como dudo también que un retorno reaccionario a explicaciones literales primitivas místicas sin dar lugar siquiera a ningún tipo de cuestionamiento o reflexión crítica al respecto, tal como hacen las nuevas olas new age, los autodenominados "seres despiertos" y las pseudociencias (pseudo que viene de falso, de engaño y de fraude) sea el camino. 

Me resulta algo patético y desesperanzador, además que, aun con las salvedades del caso, nos comencemos a parecer a cierta literatura de ficción, y lo más notable, ¡de horror cósmico!.   Nos encontramos hoy, al parecer, tan desorientados, sin rumbo, contradictorios, llamando a la noche día y al día, noche;  angustiados, pero por por otro lado muy seguros en ideas casi fundamentalistas y sectarias que revueltas con una suerte de pensamiento mágico típicamente posmoderno que cada día entre más y más personas es aceptado como "LA SOLUCIÓN" a todo cuanto está mal  (ideas encumbradas además, aun de forma tácita, entre muchos exponentes de la llamada "autoayuda" ultra positiva exageradamente empalagosa e irreal).   Estas creencias son aceptadas gracias a un alto componente de manipulación emocional, pues son presentadas como lo que nos ha de rescatar, cual si fuera el nuevo evangelio que ha de predicarse, pues sus paladines se consideran a sí mismos una especie de "elegidos" y cuya labor es precisamente "despertar" (evangelizar) seres dormidos tal como los cristianos suelen pretender convertir herejes (curioso  que usen los mismos mecanismos que sus odiados).   Ellos, seres especiales que creen ser los únicos que conocen las verdades ocultas del universo  y que nos pueden salvar, condenando en muchos casos a priori todo aquello que los cuestione de algún modo, vaya ironía, tal cual su némesis, el poder de la iglesia en la época oscurantista...

Y termino este análisis sobre lo paradójico del pensamiento mágico dominando nuestra realidad con una cita, curiosamente, de horror cósmico, que parece describir muy bien una parte de nuestra situación como humanidad en esta era posmoderna de vacío existencial...



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Les dejo con este material documental (César Hernández, 2017, México) acerca de la condición posmoderna.    Considero personalmente que no podía llevar un mejor título que ese: "El poder del vacío existencial"






REFERENCIAS:

JACOB, François, "El Juego de lo posible", 2006, España, ed. S.L. Fondo de Cultura Económica de España, pp. 92.

DAOU, Daniel, "Contra-Ilustración: autoinmunidad posmoderna", 2018.   Rescatado de: https://www.arquine.com/contra-ilustracion-autoinmunidad-posmoderna/


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* Autoinmune: que se vuelca contra sí misma.  Término sacado de la medicina que se refiere al propio sistema inmunológico de una persona atacándola, en lugar de solo defenderla contra patógenos.  Es decir, en estas condiciones autoinmunes se generan autoanticuerpos, el lugar de solo anticuerpos, que terminan atacando los propios tejidos sanos del paciente como si de un agente patógeno se tratara. 


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