viernes, 17 de agosto de 2018

Sobre la Soledad...


La soledad, un tema con demasiadas aristas... me limito sin embargo en el presente texto a exponer mi criterio con respecto a una visión muy popular acerca de ella en estos días, una visión muy romántica y edulcorada para mi gusto, cuando al parecer se ignora la existencia de su otra cara, esa cara más oscura y fría, aquella que se muestra fiera y realmente desoladora; visión según la cual no sólo se llega a ignorar ese rostro oscuro, como decía, sino también su cruda realidad y la envergadura de sus consecuencias en la vida de quienes la experimentan.   Esto sucede según pre-concepciones muy difundidas hoy que tienden a minimizar, a obviar o incluso que llegan a ridiculizar el sufrimiento de quienes la padecen, tildando el asunto de exageración o a la persona de "único y diferente" wannabe, como se diría coloquialmente entre jóvenes.   Es cierto que antes ser la "oveja negra" que nada contra corriente era motivo de bullying, pero hoy,  "gracias" a las ideas posmodernas entre otras cosas, medio mundo se cree la oveja negra según la nueva moda,  así que hoy el pretender o creer serlo por ser esto mainstream, es entre círculos de tintes intelectualoides o entre aquellos que se jactan de no seguir ninguna moda, el nuevo objeto de bullying.   Pero el detalle aquí relevante, fuera de analizar el tema mismo del bullying (que hoy no compete), es que no existe el suficiente criterio muchas veces para discernir si se trata tan sólo de una moda o si realmente la persona sufre de soledad o si en verdad se siente realmente incomprendida, (cosa que podría tener incluso raíces más profundas psicológicas no diagnosticadas o infravaloradas, pero eso también es otro tema), entonces, por causa de toda suerte de preconcepciones, desestimaciones y análisis someros entre otras cosas, se tiende a juzgar a la ligera y se desestima el asunto según ciertas ideas y generalizaciones que de lleno juzgan al individuo o abogan por la soledad como la situación más productiva, creativa, reflexiva y de crecimiento personal que puede existir, con exámenes demasiado superficiales para mi gusto que derivan, sólo en caso de tomar a la persona y su situación como algo real claro, en ideas empalagosamente "positivas" (por tanto irreales) según las cuales, en lugar de sufrir su soledad, la persona debería "estar agradecida y sentirse feliz y afortunada de tener ese tiempo", como si fuera todo cuestión de únicamente un espacio o lapso en ausencia de compañía.    Se tiende entonces a normalizar y no sólo eso, sino a exaltar incluso algo que se ha convertido en una epidemia por la evidente afectación a la salud física y mental de quienes la sufren.   ¿Cómo hemos llegado a eso? No sé la verdad si sea esta otra manifestación más de nuestra condición posmoderna que logra, en base a toda suerte de deconstrucciones orientadas, normalizar todo lo imaginable e inimaginable, incluyendo una epidemia tan seria como esta, si simplemente somos mucho más individualistas que  antes aub a pesar de la noción algo generalizada de un supuesto "despertar de la conciencia", si sólo estamos más dispersos, o más fríos, o más ocupados, o más telecomunicados pero mucho menos comunicados, ¡quién pudiera saberlo!... son tantísimos y tan enrevesados los factores que intervienen.

Y no, no voy a negar las bondades de un tiempo de retiro y reflexión a solas, ni tampoco los beneficios de un momento de tranquilidad y/o "soledad", de alejarse del bullicio y el estrés cotidiano en actitud contemplativa y reflexiva; no voy  negar nada de eso, pero, ¿y si no tuvieras nunca con quien compartir todo ese aprendizaje, ni ese descubrimiento interior, crecimiento personal, reflexiones y producción intelectual, artística, etc., nacida de "esos momentos"? (de esa situación diría yo), ¿Y si simplemente tuvieras preocupaciones más apremiantes que tu "crecimiento personal" como sobrevivir por ejemplo? ...veamos pues esa otra cara.

La soledad, aquella que se busca y se elige, como tiempo de retiro, autoconocimiento y reflexión la considero muy valiosa, pero la soledad no elegida, sino aquella impuesta por la marginación que la sociedad acostumbra dictaminar de manera tácita sobre todo aquel que no se adapta a ciertos "estándares" de variada índole, es muy diferente.

La visión romántica acerca de la soledad es algo que pasa muy a menudo, sin embargo, sin tener en cuenta que la soledad más absoluta puede llegar a ser realmente lapidaria y demoledora. En la vida moderna, y sin ánimo de sonar "posmoderna" ni desmerecer los beneficios innegables de la tecnología así como del acceso a la comunicación a distancia y a medios como Internet, queda ver como todo esto al mismo tiempo constituye casi un nuevo estándar de vida, al menos entre la clase media que conoce de estos privilegios que antaño eran puramente un lujo, aun si accedieran a ellos de manera muy limitada, queda ver cómo ese "lujo", ese innecesario si somos estrictos (pues no constituye una necesidad básica a satisfacer para la supervivencia), se ha vuelto casi indispensable en la vida moderna de las nuevas generaciones, no porque lo sea realmente sino sobre todo porque la cultura ha ido amoldándose de manera tan notoria a esa nueva forma de vida que muchas personas, empresas e instituciones no lograrían coordinar de otro modo sus actividades sino a través de las ventajas de comunicación, información compartida, respaldada, notificada, etc., que ofrecen las telecomunicaciones y la red el día de hoy, y no hablo de actividades como las transaccionales en banca o de otra índole donde se precisa de sistemas informáticos y bases de datos entre otros, hablo de actividades de coordinación humana, entre personas, que se ha visto tan sostenida casi exclusivamente por esos medios.  Ahora bien, yendo un poco más allá, sucede que las redes sociales, al margen de ser toda una gran herramienta, no sólo han jugado un papel preponderante en la comunicación, sino también en la desinformación llevándonos a la era de la posverdad, desinformación a todo nivel y que pone al alcance además, un mundo virtual realmente lapidario, donde en muchos casos las personas no pueden ya conocer al otro más que por las referencias que tiene de su "perfil" o por lo que comparte que no necesariamente refleja ni la totalidad ni la realidad de lo que son por las obvias limitaciones de las plataformas virtuales  comparadas a una interacción real cara a cara (fuera de ello es además tan fácil omitir o exagerar atributos, situaciones, sucesos, intereses, logros etc.).   Vivimos expuestos a ese escaparate lapidario: "hazte de fama" dicen, y las redes sociales han servido como nada para tal efecto y, finalmente, están quienes simplemente, de rehusarse a usar tales herramientas como redes sociales o aplicaciones de mensajería instantánea, fácilmente podrían pasar la vida casi como si no existieran, porque el mundo no los ve en esa vitrina, no tienen presencia y lamentablemente a veces, según he visto, si no existes en redes sociales es como si no existieras en absoluto.

Como otro terrible ejemplo está lo que sucede en países nórdicos, donde existe un servicio de levantamiento de cuerpos de personas olvidadas por el mundo, personas que viven y mueren en una soledad tan extrema que no reciben ninguna asistencia antes de morir e incluso sobre las que nadie repara en su ausencia ni se percatan siquiera de su muerte sino hasta semanas o meses después, cuando la descomposición empieza a afectar el ambiente...

Y si contamos a las personas que no tienen acceso a esas herramientas tecnológicas y que además viven solas e ignoradas  ¿se han puesto a pensar todavía en esa soledad?   Y si todavía a todo eso añadimos las teorías de "autoayuda", gurús y bestsellers hablando sobre el desapego y el ultraindividualismo como "el camino a la felicidad", la cosa se pone aun más negra y aún peor, si tomamos como verdad absoluta la idea despiadada de "coaching" según la cual el pensar en positivo te hará dueño del mundo y "visualizar" lo suficiente o lo suficientemente bien hará que "el universo conspire a tu favor", pensamiento ideal para culpar a aquel ser marginado e ignorado por la sociedad de su situación por no pensar en positivo o no haberlo hecho lo suficientemente bien, ¡se lo declararía culpable!, ah pero esa sociedad desafecta, ultraindividualista y dopada en su comodidad con falaces imágenes de éxito vendidas por millonarias "industrias de la felicidad" no,  olvida, margina, desecha, pero esa sociedad jamás podría tener la culpa...

Y aún cuantos factores más quedan por tomar en cuenta, somera es esta mirada y este análisis, pero todos ellos aportando, incluso tan solapadamente a la soledad del individuo contemporáneo...

La soledad absoluta, aquella que amenaza rondando con sus feroces fauces al individuo en tanto éste no se adapte y amolde a su entorno al menos en cierto porcentaje "requerido" (como objeto de consumo que expone en un escaparate para que el mundo pueda ver si es lo suficientemente bueno, atractivo, "valioso" y/o "exitoso" para los cánones de su época, sociedad y cultura), aquella soledad tan al asecho hoy en día decía, y atizada por tan diversos factores, es algo demasiado peligroso, triste y hasta funesto como para tomarlo a la ligera.

Considero sensato el cuidar mucho de idealizarla y/o romantizarla demasiado, ya que muchas veces no se toma en cuenta sus desgarradoras consecuencias para la salud e integridad tanto física como mental y emocional de quien la padece.






Con respecto a la soledad; no aquella edulcorada, sino sobre una real y la necesaria, quizá en dosis controladas se podría decir, les dejo el primer link; y los demás sobre esa otra faceta tan oscura y terrible, pero también real de la soledad:



1 comentario:

  1. Te acabo de descubrir y me encanta esta entrada. Refleja con palabras mis pensamientos de hace mucho tiempo. Sobre todo en relación al daño que ciertas espiritualidades, en principio sanadoras, pueden hacer.

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