viernes, 15 de marzo de 2019

ÜBERMENSCH - En la búsqueda del Superhombre Nietzscheano...





Comenzaré algo lejos de lo que implica el análisis del Superhombre de Nietzsche. Comenzaré por algo cotidiano y que tristemente no es en absoluto difícil de encontrar en nuestro tiempo.

«No existe en el mundo nadie que quiera a los pobres y a los feos. Nadie quiere aquello que huele a debilidad o a enfermedad, no seamos hipócritas. La “igualdad” y la “tolerancia” son solo para cristianos y socialistas» decía alguien por ahí para justificar su racismo explícito, y digo explícito porque tal persona lo expresó abiertamente y con orgullo, no porque yo lo “intuyera”; afirmaciones aquellas con las que se sobreentiende entonces que según tal visión se estaría dando por hecho, casi como un axioma que ciertos grupos étnicos huelen a debilidad o son pobres o son feos ¿verdad? Para mí, ¡Vaya cóctel de prejuicios!

La búsqueda de justicia, a pensar mío, no es privativa de uno u otro grupo (socialistas o cristianos), si entendemos como “igualdad” a la condición humana y como “tolerancia” al hecho de respetar el derecho de los demás a tener posiciones contrarias mientras estas no atenten justamente contra los derechos ajenos. En este sentido, hablar de igualdad y tolerancia peyorativamente y como ideas de débiles y enfermos y restringidas únicamente a ciertas ideologías (también en un claro sentido peyorativo) como postula semejante "opinión", considero que es tomarse ciertas “libertades” (por no decir otra cosa) y caer en sucesivos prejuicios. La búsqueda de justicia constituye un derecho humano fundamental inalienable de todos los seres humanos, que se lo aplique o no en la vida real es otro tema; como también es otro tema que se hable o no sobre estas ideas “igualdad y tolerancia” entre cristianos y/o socialistas. El tema de la justicia no va de quién la postula, va de que es un derecho inalienable e independiente de la postura ideológica de la persona. Cuando llueve moja a todos, o al menos debería… Evidentemente esta persona estará en todo tu derecho de creer que soy una completa hipócrita por escribir esto, sin embargo, eso no necesariamente significa que esté en lo correcto en su apreciación sobre mí ni sobre ninguna otra persona, sino que claramente, esos juicios pasan y estarán traspasados por la visión que claramente ostenta.

¿Y en qué se basaba esta persona, según ella misma, para hacer tales alegatos? Algunos creerán que efectivamente entendió bien la cuestión, pero otros, como yo, creerán que se alejó de aquellas ideas en las que, en teoría, aquella persona fundamentó tal juicio: la filosofía del Superhombre de Nietzsche.

La persona en cuestión, llamaba posteriormente a desprenderse de constructos sociales impuestos por el cristianismo o socialismo, cayendo irónicamente, es decir, creyéndose completo el constructo social (léase prejuicio) y cayendo en el sesgo de que una raza o un color de piel determina automáticamente la belleza/fealdad, pobreza/riqueza, fortaleza/debilidad o inteligencia de una persona.

Aquellas no son más que ideas que sí, han permeado en muchas sociedades, pero constituyen eso, un prejuicio o sesgo (desviación sistemática y persistente del juicio hacia algo permeado por ciertas inclinaciones específicas que ponen en último plano la objetividad) que nubla la visión. Asumir por ejemplo que "ese moreno feo de está allá debe ser un maleante, o un vago, o un completo ignorante”, qué se yo, siendo que incluso la idea misma de fealdad o belleza constituye un sesgo que como humanos tenemos (lo dice la ciencia), más no somos puramente animales básicos instintivos cuya única idea en la cabeza es “procrear” (a razón de lo cual la ciencia explica dicho sesgo acerca de “la belleza”) sino que somos seres racionales, lo que nos diferencia del reino animal, hablo del tema específico de la “belleza o fealdad”. Sobre el racismo, insisto, las ideas que lo avalan son meros constructos sociales. Lo mismo pasaría por ejemplo con alguien que viste de negro y escucha determinado estilo de música, a decir, metal; según lo cual puede existir la ya conocida tendencia a creer “ha de ser satánico, o drogadicto” o quién sabe cuántos prejuicios más que se elaborarán al respecto. Son prejuicios de los que lamentablemente el mundo hasta el día de hoy no se ha sabido librar; crear estereotipos de la persona alrededor de su apariencia, y todavía peor, determinar cuáles estereotipos son deseables y cuáles no, ideas que atizadas derivan en actitudes discriminatorias y/o racistas, donde se cree casi axiomáticamente en la superioridad (en cualquier área) de un grupo sobre otro sobre la base de la apariencia física; y eso implica, además de un claro sesgo, un prejuicio que hace proclive a quien lo posee, de cometer toda suerte de injusticias en contra de la dignidad humana.

Todavía soy yo hablando, por si las dudas; aún no entro a Nietzsche.

Todo aquello constituye un constructo social arraigado, es decir, una idea diseminada sobre la realidad que no necesariamente tiene nada que ver con ella, un prejuicio y un sesgo, como decía, en otras palabras. Curiosamente sin embargo, todo ello es defendido y justificado precisamente por alguien que dice estar en contra de todo constructo social, en teoría, porque Nietzsche así se lo enseñó. Mi pregunta es, ¿habrá entendido a Nietzsche? ¿No que “la creación de la propia moral”?

No es novedad que la corriente que iniciaron ciertos pensadores adquiriera no uno, sino innumerables matices y por tanto diferentes formas de interpretarla, quizá unos se acercan más que otros al mensaje que el autor pretendió transmitir, quizá ninguno.

Según lo que se sostiene habitualmente, Nietzsche establece que la moral cristiana es la responsable de la decadencia humana, por ello la llama la "moral de esclavos", débiles mentales y parásitos que ansían la desaparición de los fuertes. Establece también por contraparte la voluntad de poder, "la de los amos”. Y sí, lo sostiene pero, ¿a qué se refería?

Interpretaciones sobre este punto pueden llegar a ser extremadamente disímiles. El progresismo posmoderno actual por ejemplo, se cree y crea en el imaginario colectivo que promueve una suerte de "marxismo cultural" (cosa más quimérica esta), y se agarran de Nietzsche para sostener una "nueva moral" y promover así ciertas ideas que no son sino dogmas, por otro lado y esto a manera de dato extra, defienden un relativismo desmedido donde la noción de verdad no existe y de hecho donde la realidad misma llega a pulverizarse y diluirse, pasa al lado del idealismo filosófico donde la consciencia crea la realidad (la idea crea a la materia, la materia no existe si no es observada pues no es independiente del sujeto), uno de los fundamentos por ejemplo, que se maneja sobre la transformación de la realidad a través del lenguaje inclusivo, o la promoción de "espacios seguros" en las Universidades donde la posibilidad de confrontación de ideas no exista para precautelar la slud emocional de los estudiantes. Esta corriente dice basarse, entro otros, en el pensamiento de Nietzsche (¡vaya ironía! justamente Nietzsche, quien repudia tanto la debilidad, ya entraré en eso). Recomiendo en este punto, si gustan profundizar en esta idea leer la entrada Progresismo Posmoderno (Desambiguación). Sin embargo, y continuando con la idea anterior, como dato, el Marxismo para empezar es eminentemente materialista, (la realidad es independiente de la consciencia, del individuo, la materia produce la idea y no a la inversa) y, por otro lado, los Marxistas critican en Nietzsche su supuesto elitismo de mentalidad aristócrata, pues según ellos, aboga por la Burguesía y las clases dominantes.

Es así que unos toman a Nietzsche por uno de los paladines del posmodernismo, que valga recordar, se considera a sí mismo revolucionario; mientras otros, los marxistas critican en Nietzsche una visión puramente aristocrática, la de la clase social dominante que busca someter y pasar por sobre todos los demás, los débiles (a los que refiere como el vulgo) para mantener aquella posición de privilegio, estos movimientos también se consideran revolucionarios pero se encuentran en franca oposición con el grupo anterior pues ni son idealistas, ni ven en Nietzsche a un paladín de su causa sino todo lo contrario. Lo curioso del asunto es que en el imaginario popular, y hasta ellos mismos (el movimiento progresista eminentemente posmodermo), suelen meterse en el mismo saco, bajo el nombre de "Marxismo", para variar.

Es decir, retomando el camino que nos ocupa, unos ven en Nietzsche a uno de los paladines de la "revolución" posmoderna; otros ven en la filosofía Nietzscheana la voluntad de dominio del opresor. Y otros, entre quienes me incluyo, vemos algo mucho más allá de ambas posiciones, algo más noble y elevado, a eso voy...

¿A qué llamaba Nietzsche debilidad? ¿Qué es aquello que Nietzsche categóricamente repudiaba? ¿En verdad odiaba las enseñanzas de Jesús y sus ideas con respecto a los "débiles" (volveremos sobre este punto más adelante) o es que repudiaba las tergiversadas ideas de sus posteriores seguidores y a su feligresía? Aquí entra de nuevo cómo las ideas de una persona pueden trastocarse hasta caer incluso en lo diametralmente opuesto, recordar la inquisición bastará para entender a qué me refiero, asumo.

A pesar de todo, emprendo aquí un intento por aproximarme a lo que creo pudo ser lo que Nietzsche, con su filosofía del Superhombre intentó transmitir... a ver cómo sale.

Para empezar, sí, a mí también me da una especie de náusea mental ver ciertos grupos autodenominados Social Justice Warriors (SJW) que hablan de tolerancia y cuestionamiento hacia el sistema mientras no son capaces de cuestionar sus propios dogmas y son crudamente intolerantes y lapidarios con todo aquello que salga de tales dogmas. Pero no hay que apresurarse, no solamente existen dos bandos:

- Supuestos revolucionarios SJW y ”progresistas posmodernos” que, en su dogmatismo y con sus “incuestionables” métodos están lejos de representar a la palabra progreso o
- El egoísmo más acérrimo que pisotea la dignidad y derechos de quien sea en una mentalidad mezquina por subir a como dé lugar, y que además creen que absolutamente todo lo que dicen los SJW debe ser, automáticamente, una falacia.

No, existen otros caminos, otros colores, uno de ellos el camino del criterio propio, el raciocinio y la empatía (que no están peleados) y que obviamente no va a comulgar fanáticamente ni convivir con ninguna de tales posturas. Sólo lo aclaro, por si acaso.

Para empezar ¿sabían que Nietzsche repudiaba a los propios alemanes? Si, a los arios y blanquitos alemanes, (esos que para algunos, a entender de visiones como la de la persona con quien inició el post, al parecer representan todo lo bueno, deseable y decente...), los repudiaba y los ponía también en el saco del rebaño, de esa "peste" que asola el mundo, para resumir (algo bastardo el resumen pero bueno, no quiero desviarme demasiado por las ramas).

Según lo que pude rescatar de la lectura de Nietzsche, la debilidad que vio como inadmisible, además de la física en cierta medida-que explicaré más adelante- (lo cual es un poco paradójico por su propio final, que obviamente él jamás hubiese querido para sí mismo), consiste eminentemente y sobre todo en una debilidad de carácter, debilidad ideológica, de voluntad y de criterio propio, es decir, todo aquello que por definición va en contra de esa voluntad de poder de quien tuvo a bien reconocer como el Superhombre. Es decir, criticó y repudió profundamente el hecho de regodearse, por decirlo de algún modo, en la propia debilidad,

Por lo general, aunque pudo ser racista, no lo niego ni pretendo entronizarlo sino más bien, escarbar en su filosofía, su desprecio hacia la debilidad física no venía de su crítica hacia un grupo étnico o por el color de la piel per se (aún siendo verdad que detestaba a los alemanes), sino más bien de una crítica hacia la debilidad de carácter que hace con respecto a la masa al resignarse y refugiarse en tal debilidad como si esto pudiese ser algo “bueno”, así como criticó a quienes atizan tales actitudes desde la conmiseración de la moral cristiana. Claramente aquello no es digno ni representa al Superhombre. Es así que su crítica parte de una crítica a esa debilidad de espíritu e ideológica que convierte al ser humano en parte del rebaño cristiano y extrapolando, parte del rebaño del o los sistemas imperantes (y sus constructos absurdos).

Tanto es así que no sólo no asociaba tal debilidad a un color de piel, sino que despreciaba profundamente además el antisemitismo alemán, al punto que decía que había una grandeza tal entre judíos (en tanto grupo humano, la religión judeo-cristiana es otro cuento que siempre aborreció), que jamás había encontrado entre los decadentes alemanes. Por otro lado y sirva esto como dato, las enseñanzas de Jesús el mismo Nietzsche las consideró muy valiosas, reconoció a su persona como un hombre que se había superado a sí mismo, en cambio, sobre la religión que se erigió detrás de su imagen, manifestó que "Lo último que sería Jesús si volviera a vivir, sería ser Cristiano". Revelador, ¿no les parece?

Es decir, la debilidad física y de espíritu la despreció no por viejo loco, sino porque la creía indigna del Superhombre, de su espíritu superior y su voluntad de poder (algunos asocian aquello con un desprecio hacia el vulgo, y sí, pero no por vulgo, sino por conformarse y regodearse en esa sumisión y debilidad de carácter indigna de un espíritu superior que ni siquiera entienden y, valga aclarar, tal cosa no dependería de la piel sino de la voluntad de Amo y no de rebaño).

Aquí ya cambia un poquito la visión sobre lo que a priori suelen sostener como puro y llano desprecio por "lo débil" sencillamente porque sí, cuando se toma la filosofía de Nietzsche como pretexto para ser abusivos y pisotear al otro (personalmente considero eso un acercamiento por demás somero a su filosofía, algo así como sólo ver la punta del iceberg y quedarse con ello), siendo que lo que él no soportaba era la debilidad de carácter, que "el vulgo" no tuviera ni de soslayo la voluntad de espíritu y la entereza que tiene el Superhombre de ver su verdadera naturaleza y su condición donde jamás admitiría ningún tipo de vejación ni compasión hacia su persona, mucho menos se regodearía en ello. Alguien que, adquiriendo consciencia de su posición y de su poder, aspiraría a más, a algo que la masa en su enajenación de sí mismos y de su voluntad no puede ver. El espíritu del hombre superior, aquel del que también habla Hesse en sus escritos, no consistiría entonces en una mentalidad simplemente burguesa como algunos teóricos suelen indicar, el espíritu superior del Superhombre va mucho más allá.

No despreció al débil porque sí, sino la actitud de regodearse en la debilidad, siendo que el Superhombre, por su naturaleza, está destinado a más. Es más, a modo de dato curioso, Nietzsche, en todo hombre sabio, llegó a ver incluso cierta suerte algo distinta de debilidad... más adelante abordaré levemente el asunto para explicarlo un poco.

En este sentido, creo yo, su filosofía es algo mucho más noble de lo que se suele entender y de lo que se plantea por ahí. Por ejemplo nunca vio con buenos ojos ese estado terminal donde por ejemplo se necesita asistencia de todo tipo para seguir existiendo, ni siquiera viviendo, porque eso no sería, según él, una vida digna. Es algo polémica o puede resultar incluso chocante su visión (que defendía incluso el suicidio y la eutanasia), pero por muy extravagante que sea e independientemente de lo que opinemos al respecto, sepamos ver que lo hacía no porque una persona enferma o abusada le pareciera un ser inservible o detestable como algunos creerán, sino porque la nobleza y divinidad del Superhombre no podía admitir y tolerar tales vejaciones hacia la dignidad del individuo, y obviamente NO porque las promoviera como al parecer hacen algunas personas nombre suyo -o como el personaje de quien hablo al inicio-.

Según pude leer en su obra, Nietzsche consideraba que el hombre había perdido totalmente la noción del Superhombre y su destino mucho más elevado que este, por eso el hombre que toma conciencia de su grandeza, es decir, el Superhombre se supera a sí mismo y es entonces que decreta que Dios ha muerto, porque no lo necesita más, porque él mismo es un ser ya elevado cuya moral no será ya dictada por un ser que la religión imperante llama Dios. Pone entonces por encima la voluntad del Superhombre y su autodeterminación en la creación de una nueva moral más allá de lo que la Iglesia y otras Instituciones humanas denominaran bien y mal. Es aquí donde nace el individuo que se determina a sí mismo desde sí, y es creador además, de su propia moral. Es decir, plantea la ya conocida idea de la “transmutación de los valores” sobre la propia autodeterminación del Superhombre. Podría sonar esto chocante, pero la idea que tenía sobre la debilidad de quienes buscan compasión y no poseen esa voluntad típica del Superhombre nos encamina nuevamente hacia lo que podría significar esa trasmutación. Se habla entones de la moral del Señor, aquella que no es sumisa sino que ostenta, orgullosa esa voluntad de poder.

En el ser masa que no ha comprendido ni mucho menos aprehendido al Superhombre en cambio, Nietzsche veía al gran rebaño, sin voluntad, sin dignidad; una muchedumbre que se permitía la debilidad de la enfermedad o de ser objeto de todo tipo de vejaciones sin acabar con su triste existencia (suena loco y extravagante lo sé, pero sigamos...) y morir gloriosamente como lo haría el Superhombre o al menos respetablemente; y no así en ninguna miseria, no solo material sino de carácter con que se ha resignado a vivir esperando un salvador que lo rescate. Es decir, ve al hombre débil que repudia no en un grupo étnico (aún siendo que despreciaba a los Alemanes), sino como aquel ser alienado, ese rebaño que no ha sabido darse a sí mismo a valer, que necesita que piensen por él, que le indiquen una moral a seguir, un camino a tomar e incluso a buscar que alguien más llegue a salvarlo, pues no es capaz de ver la posibilidad del Superhombre y de su elevado destino, es así que ese vulgo, enajenando, ha abdicado a vivir pues no tiene voluntad, se ha anulado y mimetizado en la masa que no comprende al Superhombre y no entiende tampoco su potencial.

Una cosa es que no soportara las miserias del ser humano siendo que el Superhombre está destinado a algo mucho más elevado, otra es que promoviera que, para llegar al Superhombre este se sumiera o sumiera en el fango a algún grupo por simples cuestiones de piel; la debilidad que odiaba era la de espíritu (por decirlo de alguna manera), la ideológica. En realidad su filosofía parece más un llamado al Superhombre pero dirigida a aquellos que pueden entenderlo, asimismo se traduce en una bofetada hacia el hombre común y alienado que no quiere salir de ese lodazal ni busca alcanzar al Superhombre. Según él, el Superhombre es tan elevado y digno que jamás se permitiría las bajezas de los débiles, ni mucho menos se rebajaría a ser compadecido por nadie, no lo necesita, pues tiene esa voluntad de poder.

Es decir, y esto lo digo solamente yo, en una sociedad donde solo existiese el Superhombre, si analizamos, tampoco serían admisibles las vejaciones hacia la dignidad como vemos por todos lados hoy en día, el despellejarnos despiadadamente unos a otros porque en un estado de aceptación de la propia naturaleza elevada y vigorosa se reconocería en la otredad también esa condición de ser humano evolucionado y su dignidad; se lo reconocería en su naturaleza elevada y se reconocería que este está también consciente de cuan alta y elevada es su naturaleza y su sino. Se respetaría, creo yo, la dignidad de los semejantes altivos, elevados, nobles, poderosos, orgullosos y desligados de las bajezas del hombre común, lejos de necesitar o generar compasión, lejos de seres indignos que se matan y ultrajan unos a otros solo porque no alcanzan a ver nada más. ¿Una especie de sociedad utópica? Quizás…

Recomiendo en este punto una lectura, "La Raza Futura" de Lord Lytton, donde se muestra un estado de conciencia quizá superior donde la sociedad que se escribe evoca incluso alguna suerte de socialismo utópico, donde la cooperación y la armonía en una sociedad mucho más avanzada que la nuestra incluso tecnológicamente es posible. Aunque muchos han considerado esta obra como influyente para Hitler con aquello de la visión suya de una “raza superior” (de hecho yo misma creo que tal vez haya sido influyente, pero sobre interpretaciones ya sabemos que las visiones pueden llegar a ser incluso diametralmente opuestas, así que no, defiendo aquí a Hitler ni a sus métodos ni remotamente), considero que es una fuente importante para hacerse una idea sobre aquello a lo que posiblemente Nietzsche pudo referirse a través de sus postulados con respecto al Superhombre. Esta obra además, muestra una nueva moral basada no en una religión sino en ese estado superior del ser.

En ese sentido, si alguien aspira al Superhombre, habría que empezar, creo yo, por reconocer no ya la dignidad de un ideal Nietzscheano (el Superhombre en cuestión) sino, la dignidad propia del hombre real que, haciéndose más consciente de su naturaleza ha superado todos esos vicios y bajezas que defienden algunos a nombre de grandeza y lo cargan a la cuenta de Nietzsche. ¿No que creadores de su propia moral?

Evidentemente Nietzsche repudiaba los constructos sociales que mantienen sometido al individuo, sin capacidad para pensar por sí mismo, seguro en sus dogmas y actuando sin dudar amparado en ellos, pero nunca, que yo sepa, habló de la debilidad en el sentido que algunos le dan, como determinado por la piel. Al contrario, creía incluso que el hombre sabio podía ser muchas veces débil, pero en otro sentido, puesto que en su mano, en su actuar, cabría siempre la duda; es entonces que muchas veces aquel hombre con tal grandeza se vería en su caminar completamente sólo. En cambio en el hombre sometido, en aquel que no piensa por sí mismo; los constructos sociales y sus dogmas le habrían dado la fuerza para sostener actitudes casi fundamentalistas, violentas, avasalladoras, una "fuerza" falsa (por eso las comillas) y, por otro lado, la comodidad y seguridad de permanecer entre las masas, esa masa amorfa, débil y alienada; y donde esa aparente "fortaleza" radica no en su voluntad de poder sino todo lo contrario, en su falta de voluntad, en su autoanulación, en su resignación y en su decantamiento por la ignorancia (es decir, la que se elije) y lo peor, que se solazaría en ella.

Así de descontextualizada creo que puede estar su obra, así de abismal puede ser la distancia entre las interpretaciones que se hace sobre su filosofía y su concepción del Superhombre en una sociedad a la que evidente y lamentablemente le cuesta demasiado comprender qué es eso de "la naturaleza elevada", "el espíritu superior ", la voluntad por sobre el adoctrinamiento o algo tal simple y concreto, y esto lo digo yo, como la dignidad del ser humano, esa cuestión que parece permanecer más desconocida aún que la materia oscura, tanto es así que la sociedad actual parece hacer de la vista gorda, como si no existiera, pues no la toma en cuenta.

Quizá sobre éste análisis e interpretación que hice me equivoque, pero al ver cómo ha sido tomado el Superhombre para justificar todo tipo de mezquindades y bajezas indignas de un ser tan elevado y voluntarioso, sinceramente pienso ¡pobre Nietzsche!, pues creo yo, bien podría estar revolcándose en su tumba...

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BIBLIOGRAFÍA:

NIETZSCHE, Friedrich. "Así hablaba Zaratustra"
                                         "El Crepúsculo de los Ídolos"
                                         "El Anticristo"
                                         "Humano, demasiado Humano"
                                         "Ecce Homo"

LYTTON, Edward B.   "La Raza Futura"


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