martes, 19 de junio de 2018

...Y el desapego te hará feliz (dice)


La vida se trata de vivir el presente dirán algunos por ahí, y es claro que no podemos vivir de nostalgias pasadas ni cerrar los ojos y vivir solamente de anhelos futuros, sin embargo, tampoco se trata de quedarse inmóvil en el tan sobreestimado presente, en sus 4 paredes o dicho de otro modo, en su tácita zona de confort, aquella donde no se hace nada ya sea por la idea esta tan abrazada de que “todo va y viene” o "todo fluye" y no importa, al final "todo es como debe ser" (idea que según algunos psicólogos termina haciendo apología al conformismo, a la ley del menor esfuerzo, puede llevar a ver injusticias sin hacer nada o por último a la desidia total), que se quedará quien “te merezca” (típico slogan del culto al individuo), así que no hay que apegarse a nada ni nadie, además, resulta más cómodo.

Pensar sólo en el presente, eso dice casi cualquier libro de autoayuda, hasta el "ultra profundo pensador" de Coelho me parece que también lo hace, pero de lo que no estoy segura es si se han puesto a pensar en que así como sólo importa el ahora, se tiende a desestimar los lazos afectivos como si no fuesen algo digno de cuidarse en el tiempo y, por consiguiente se tiende a desestimar a las personas y nuestra relación con ellas, como si se tratara de objetos, por ejemplo, de un smartphone último modelo en plena sociedad de consumo, dónde al margen de consumir y consumir casi descontroladamente, esa misma sociedad moderna te enseña que prima aún más el desechar y desechar (y así el consumo pueda ser “sostenible”), donde lo que importa es tener el dispositivo más reciente y novedoso, importa el presente, tener el último modelo, pero no generar ningún tipo de interés en cuidar y conservar, porque cuando sale el nuevo modelo también lo quieres y será bueno mientras dure, hasta que salga el siguiente y así sucesivamente.   Al final, son solo objetos ¿no?

He visto cómo autores de autoayuda te dicen también que el apego “es algo terriblemente malo”, ¿acaso las personas valen lo mismo o pueden ser tratadas igual que un objeto de consumo? Me pregunto  ¿Es según esas posturas TAN necesario para crecer como persona darles el mismo trato?  Desechar rápido, porque las oportunidades pasan y la vida sigue, presente, presente, presente, tiempo líquido, amor líquido, que se escurre, tiempo puntillista (como diría Bauman, los invito a leerlo), “vive el momento mientras dure”, y ¿qué implica eso, acaso no viene de ahí el cero compromiso? o ¿ahora el compromiso también es malo?  esperen, ¿qué me perdí?

Lo que puedo ver es que todo eso sólo refuerza la visión tan desafecta que tienen estos tiempos, y no sólo eso, sino la carencia de objetivos, la carencia de norte, porque todo es volátil; “baila mientras dura la música y despreocúpate de lo demás” escuché por ahí, y ¿acaso no es sabido que justamente eso promueven algunos libros y conferencistas de "autoayuda"? por eso entre otras miles de cosas, no terminan de convencerme, y es que en esa visión sólo promueve el desapego atroz como si nuestra sociedad no viviera ya en excesivo desapego y egolatría, una visión reforzada en que el presente y el yo es lo único que importa, una visión donde prima el llano disfrute y el hedonismo, "mientras sea feliz" luego "adiós" con lo cual tampoco se están poniendo los cimientos para ningún compromiso serio con el otro, sino "mientras me satisfaga", en muchos casos, o peor aún "mientras me sirva", llevando todo esto a utilizar a las personas como si fueran objetos nacidos para tú crecimiento, desarrollo, etc., como lo quieras ver.  Se usa a las personas. 

Lo que digo no se trata de no dejar ir a quien quiere irse, de cortar las alas, tampoco de soportar una relación destructiva.  Hablo de la frialdad y comodidad con que he visto que hoy se deja ir una relación al primer problema en honor al tan mentado “desapego”.  O cómo incluso se empiezan relaciones basadas no en hacer feliz al otro y hacerse felices mutuamente, sino en cuánto bien te hace que esa persona esté ahí, bien de forma utilitarista, y cuando ya no te sirva pues...  Una persona consciente sabrá la diferencia entre no cortar las alas del otro y usarlo, claramente, pero da la casualidad que vivimos no precisamente en una sociedad muy consciente y en tal entendido, promover ese tipo de ideas ha llevado no a amar y en consecuencia amar también la libertad del otro, sino que se ha torcido al punto de que hoy cualquier lazo afectivo fuerte puede ser, y de hecho es condenado como "apego malsano" del que "hay que" librarse.  Se prefiere, no la idea de amar y con ello dar libertad, sino la de no apegarse uno mismo, por ego, de no crear esos lazos, no pensar en una construcción en común porque en esta sociedad acelerada, solo importa el presente y en el presente no valen ya construir nada, porque el vacío posmoderno va permeando todo y lo va subsumiendo todo como la nada en la Historia sin Fin.

La vida no es un viaje donde hay que cumplir metas y paradas que los demás esperan, no, no estamos para cumplir expectativas ajenas, ok, hasta ahí creo que estamos de acuerdo; pero tampoco se trata de vivir el momento careciendo totalmente de un compromiso real y por tanto de un norte, incluso cuando te encuentras inmerso en el deleite escuchando una obra de música esperas con cierta antelación ese momento en que te recorre un estremecimiento que recorre la nuca y se pierde poco a poco por la espalda, toda canción tiene un leitmotiv y un momento cúspide, todo baile un momento de expresión máximo, y eso es la vida.   Obviamente no se trata de tener todo hasta el más mínimo detalle planificado, la improvisación también tiene su lugar, ¡y uno de lujo!, pero tampoco se trata de tocar un par de notas indefinidamente sin tener una idea ni siquiera vaga sobre adónde llegar, lo cual sería un paralelismo a "bailar mientras dure la música sin pensar en lo demás", una invitación a quedarse inmóvil, en la clásica y cómoda burbuja de confort dónde están ausentes tanto el  norte como el compromiso.

Si un libro, artículo, etc., lo único que hace es reforzar tu propia idea, si es complaciente,  si no te sopapea, si no te hace pensar, si no aprendes nada, lo más probable es que sea ese tipo de autoayuda "ultra positiva", de esa que a todo el mundo le gusta escuchar porque lo único que hace es reforzar su propia visión del mundo y hacerte creer que puedes vivir en una pradera llena de flores o que "el universo conspira a tu favor",  ¡y no!   ESO es precisamente lo que a muchas personas les gusta, es lo que vende, eso y la promesa de encontrar la felicidad a través de recetas facilistas (recuerden "El Secreto" o que si lo deseas lo suficiente el universo conspirará a tu favor),  a través de la desafección, a través de la banalización de las relaciones y su consiguiente deshumanización, al promover que el compromiso con ellas se reduzca al nivel fugaz y temporal que mantenemos por ejemplo con cualquier objeto, es decir “mientras dure”.   

Esa sociedad líquida, como diría Bauman, hace que las relaciones hoy en día carezcan de ese compromiso, por eso no se las cuida y construye, por eso se basan en "vivir"  o disfrutar el presente y desechar,  y tal vez por eso los lazos afectivos a todo nivel están tan resquebrajados, débiles, tan ultrajados y apabullados y sometidos por el ir y venir de la vida tan agitada que nos vemos casi obligados a llevar, por supuesto siempre teniendo como máxima el vivir sólo el presente y disfrutar, como si todo se tratase de burdo hedonismo ¿dónde queda la compañía y el apoyo en esos momentos que no siempre serán de puro "disfrute" y placer banal?   Se confunde amor con placer, siendo que el placer busca sólo lo propio, pero el amor busca y ve también por el otro.   Y al final, si la relación lo resiente, no importa, pues resulta que si no es fácil no era para ti, (¿recuerdan el conformismo y la ley del menor esfuerzo ahora?)  "¡desapégate! recuerda que oportunidades hay miles".   

Y sí, puede parecer muy alentador y bonito que te digan que aprendas a "desapegarte" de las personas, pero ese es precisamente su objetivo, sonar bonito, por eso tantas y tantas personas se suman a esa idea, porque es atractiva y suena bien, porque así sufren menos, quizá porque crean lazos más débiles y menos duraderos, quizá hasta amen menos, qué sé yo, pero lo más seguro creo yo, es que al final, también puede que pierdan lo más por lo menos…