miércoles, 24 de abril de 2019

Opinando sobre opinión... en tiempos de "revoluciones"


Para comenzar, aclarar que dividiré esta entrada en dos partes:
  •      La opinión en la era de la "revalorización de la espiritualidad"
  •      La opinión en la era de la "revolución del pensamiento"
Creo que no será necesario indicar donde empieza cada una... o tal vez si


LA OPINIÓN EN LA ERA DE LA "REVOLUCIÓN ESPIRITUAL"

Dicen las malas lenguas "si no estás de acuerdo mejor no opines" o su par "si no tienes nada lindo que decir, mejor quédate callado".   Ajá, claro, si es así ¿cómo entonces vamos a hablar sobre las injusticias para exponerlas y luchar contra ellas?  ¿Cómo vamos siquiera a reprender a los hijos cuando han cometido una falta? ¿Cómo a un semejante cuando sabemos que está errando el camino?  ¿Vamos a quedarnos callados sólo porque no es bonito ni halagador para el otro cuestionarlo, reprenderlo o reflexionarlo cuando muchas veces es necesario hacerlo? ¿No somos todos los seres humanos falibles? a cualquiera le puede pasar y aun así ¿vamos a quedarnos viendo toda clase de injusticias, corrupción, formas de proceder erradas, cuestionables etc., que pueden ir aun en perjuicio de la propia persona que las comete?.  O si se cometieran actos reprochables o injustos contra nosotros mismos, ¿habremos de callarlos por esta tendencia de "si tu discurso no es bonito es tóxico", ¿qué entendemos por tóxico?  sí, esa peligrosa palabra también se ha puesto de moda.  Lo tóxico es algo peligroso, que envenena y hace daño ¿verdad? Pues ¿en qué momento hemos perdido la noción de lo admisible y aquello que no lo es, lo correcto y lo incorrecto, para trastocar así las cosas?

Se alimenta una cultura donde el profesor ya no puede reprender al alumno porque se lo considera "maltrato", el padre no puede reprender al hijo porque es "violencia", los jóvenes no pueden ser contradichos o cuestionados ni aun en recintos universitarios que deberían ser los bastiones del desarrollo del pensamiento crítico y la formación del criterio, y por tanto se prevén lugares llenos de peluches y recogimiento para superar el trauma de que alguien no le dio la razón, o porque se siente atacado y agraviado en ese enorme ego que la falta de corrección temprana, quizá en la escuela, quizá en la casa, ha creado.  Una generación de adultos infantilizados que se sienten ofendidos por todo lo que no refuerza su propia visión y de niños forzados a una adultez sexualizada que no tienen aun desarrollada (en teoría a los 3 o 4 años ya pueden elegir su sexo cuando ni siquiera tienen plena conciencia de qué significa eso), una generación caprichosa que se autovictimiza fuera de toda lógica,  a la que hay que complacer, una generación como dirían por ahí de "copitos de nieve", únicos y especiales, vulnerables y escandalosamente sensibles, aunque sensibles no es precisamente la palabra correcta, prefiero para el caso, viscerales; una generación a la que no se les puede decir absolutamente nada, ni siquiera por su propio bien.

En muchos casos callar significa ser cómplice de lo malo, y hablar no va a ser precisamente ni bonito ni halagador, no va a sonar lindo porque no hay nada lindo en una injusticia o en el proceder indebido.

Ah sí, y también debido a las modas ahora sale también el conocido "lo que criticas en mí es lo que hay en ti".  Nuevamente volvamos a los anteriores ejemplos, si alguien comete injusticias contra uno o contra otra persona, si alguien es testigo de hechos de corrupción, si una madre ve a su hijo encaminarse por caminos nada recomendables, si alguien sufre violencia, explotación, etc., ¿acaso quien sufre o atestigua todo aquello es en realidad el abusivo, corrupto, violento, y demases si lo habla, si lo manifiesta o denuncia?   Obviamente no, en qué cabeza cabe, y hasta ahí creo que estamos de acuerdo, o eso espero.  Pero entonces:

¿Por qué no abandonamos esa cultura de la moda disque "positiva" donde solamente vale hablar de pajaritos, arco iris y de lo hermoso dela vida? ¿por qué no dejamos esa cultura falsa y superficial donde reina la falacia de que lo que criticas en otros en realidad eso eres tú, culpabilizando a la víctima sin motivo?  ¿Por qué no dejamos esa cultura de llamar a casi cualquier cosa tóxica sin pensar un poquito en su significado?   Y supongo que mi reflexión ha de ser muy muy tóxica por que no estoy siendo en absoluto complaciente con tales ideas...

Pero no, las cosas se tienen que decir, denunciar, criticar, cuestionar, corregir y entonces habremos de aprender.   ¿No es, en todo caso, mucho más dañino callar y dejar que lo que está mal siga su curso solo por no "ensuciarnos" la boca con cosas que un ser de luz no debería hablar?

Las cosas se han dado la vuelta terriblemente, a lo bueno se llama malo, a lo malo bueno, y no hablo de una idea del bien y el mal meramente subjetiva, hablo del bien como el hecho de hacer respetar los propios derechos y respetar los derechos ajenos, hablo del hecho de que los derechos terminan ahí donde se empieza interferir con los derechos de los demás, hablo del respeto a la vida y la dignidad humana, ¡cosas tan elementales!

Dejemos de lado por favor todas esas falacias.  Que no se las toman tan literales me dirán, puede ser,  pero eso crea una cultura donde ya las personas que ven que algo está mal pueden preferir la indiferencia (no niego los inherentes peligros de denunciar hechos execrables cuando quienes los cometen tienen poder), o en el caso de un país, permitir que este sea manejado a gusto y antojo de la corrupción de sus políticos sólo porque no es lindo y bonito hablar de ello;  o en otros casos, las personas que sufren, fácilmente pueden tender a ocultar su sufrimiento y no denunciar abusos u otras vejaciones por temor a ser culpabilizadas ellas mismas, sufriendo así un doble agravio.   Pero ahí no acaba, todo esto se ve atizado aun más si sumamos otra falacia artificialmente edulcorada y mañosa  de supuesta autoayuda: "si lo deseas con todo tu corazón el universo conspira a tu favor," "tus pensamiento crean la realidad, piensa positivo y san se acabó".  El universo está ocupado en otras cosas queridos.

Recapitulemos:
  • "Si no estás de acuerdo mejor no opines" y si aquello está realmente mal?, 
  • "Si no tienes nada lindo que decir, mejor quédate callado" y si es injusto, corrupto, execrable y hay que visibilizarlo para atacarlo, ¿por qué habrían esas cosas de ser bonitas si precisamente se las cuestiona por no serlo, pero no desde la estética sino desde la ética?
  • "Lo que criticas en mí es lo que hay en ti",  y si criticas y denuncias el abuso de poder, la violencia, la injusticia, la deslealtad, ¿resulta que en todo eso el pernicioso eres tú?
  • "Si lo deseas con todo tu corazón el universo conspira a tu favor," Por favor, realmente el universo y lo que hay en él está ocupado en lo suyo, seamos un poquito más realistas.  Por otro lado y si lo que deseo interfiere con lo desea otra persona, a quién hará caso el universo, ¿al que lo desee "mejor"?
  • "Tus pensamiento crean la realidad, es que no eres positivo", claro si en tu entorno has sufrido abusos de cualquier tipo, violencia, explotación, injusticia, o incluso si estás enfermo o tus seres queridos te han traicionado y te han dejado solo, la culpa es solo tuya por no pensar positivo.  
A propósito de esto último, más allá de alterar algún proceso neuroquímico, hormonal y/o de índole fisiológica no se ha demostrado que un pensamiento pueda cambiar efectivamente la realidad exterior a uno.  ¿Me hablarán entonces de "física cuántica"? No, la cuántica no se explica ni aplica de esa manera, son interpretaciones erróneas, tergiversadas y falaces fruto del desconocimiento siquiera de sus más básicos principios, ideas enarboladas nuevamente de la mano de la nueva ola de seres iluminados, gurús y brujas que de pronto se han reproducido, "casualmente", digo con ironía, con el boom de esta tendencia donde la espiritualidad y el progresismo parecen más un accesorio de moda que algún tipo de toma de conciencia, que alguna suerte de recogimiento, de revalorización de una verdadera espiritualidad o de una revolución del pensamiento social, cuya receta viene precocinada (por el propio sistema, curiosamente) y lista para "usarse" o exhibirse ante el mundo como un abalorio, como garantía de "buenismo".  Algo así como se usa, por ejemplo, una determinada marca para sentar "status"; la "espiritualidad" de moda viene a ser un objeto de consumo que, como tal (y mucho más aquel que se ponga de moda, como en este caso), al ser usado, ha de acariciar, con autocomplaciencia, el ego de su portador y aportarle además una cierta popularidad y "reputación".  Espiritualidad light o revolución enlatada las llamo, cuando aquella carece en sus manifestaciones de los principios que predica o cuando se la asume de manera inconsciente sólo por la estética (apariencia formal) buenista y de luz que conlleva, es decir, como una bonita foto de portada en el perfil personal.

Con todo esto, no veo otro camino sino el de analizar estas tendencias para comprender más a fondo un ápice más sobre su naturaleza y a qué nos están conduciendo.  No soy religiosa pero rescato esto, a esos dichos e ideas tan en boga, y tan de moda hoy como las que mencioné  "por sus frutos las conoceréis".

Hasta aquí, así es cómo nos coartan aquellas ideas en tendencia salidas de una "revalorización espiritual" que si vemos sus frutos, como tales, en la magnitud en que se cree y se ha puesto en boga, no existe.  La espiritualidad no puede atentar contra de la libre expresión, ni ahogar  al individuo como si la maldad de su entorno fuera culpa o elección suya, las cosas horribles e injustas suceden y les suceden también a inocentes, muchas veces niños pequeños que ni siquiera entienden qué es lo que está pasando.  Así tampoco se puede socapar atrocidades, ni violar derechos ajenos, ni prejuzgar, ni condenar por no ser los demás tan iluminados, positivos, espirituales como uno, o por ser, como está de moda, tóxicos si el otro habla de forma realista o si cuestiona ciertos temas que no resultarán gratos, y  si por causa de tales ideas se lo hacen creo mas bien que el asunto se trata de una pseudo espiritualidad.

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LA OPINIÓN EN LA ERA DE LA "REVOLUCIÓN DE PENSAMIENTO"

Enfaticemos ahora en este punto:
"Si no estás de acuerdo mejor no opines", y ¿dónde está la mentada "revolución" de las ideas entonces, si habremos de abogar por quedarnos en nuestra burbuja de las propias y confortables ideas? ¿dónde el uso de nuestra capacidad crítica y dónde está el ejercicio del libre pensamiento y del criterio propio?  Por otro lado, si solamente habremos de hablar para alabar visiones y nunca para cuestionarlas, ¿de qué revolución del pensamiento se habla?

Si tomamos en cuenta que la opinión es la capacidad de las personas para formar un propio juicio o valoración sobre un tema,  ¿se está asumiendo al decir que no debemos opinar si no estamos de acuerdo, que el ejercicio de la libre expresión y del libre pensamiento está determinado por cuan complacientes y aduladores somos? ¿Hay libertad alguna en ello? ¿Existe una revolución posible en ello? ¿en censurar y acallar todo aquello que no encaje perfectamente en la propia visión del mundo?

No hay que crear discordia, dirán.   Y ¿es acaso un agravio no pensar como tú?  En qué sentido y bajo qué premisa puede uno sentirse  agredido sólo porque los demás no piensen como uno?  ¿No es por simple ego al no ver tu propio punto validado por otros?  Y además, ¿se supone que el consenso popular le da más legitimidad o valía a tu discurso automática y categóricamente? ¿No son los fundamentos en que  se basan lo que los valida?

Por último, ¿A qué tanta  "fe"  en la opinión pública si gran parte de ella puede estar y en efecto está manipulada por la propaganda y los medios, y otra parte  influenciada por prejuicios, fanatismo, modas, creencias, imposturas, o incluso sesgada por la simple ignorancia sobre ciertos temas?   ¿Qué nos hace pensar que lo que uno piensa es una verdad científica absoluta de tal manera que quien opine distinto mejor debería callarse?  Si es así,  ¿existe realmente lugar para la autocrítica, la reflexión y el análisis en la vida de aquella persona?  Si no se tienen solamente elogios para alabar sino también críticas constructivas a aportar pero estas deben ser autocensuradas, ¿existe realmente una opinión como tal?  No sé, lo dudo, o ¿de qué me perdí?...

Quien está muy seguro de sus ideas y no quiere escuchar críticas, fundamentadas obviamente, no tiene necesidad de buscar, ni conocer, ni aprender, y eso solo puede ocasionar que permanezca seguro e inmóvil en ese lugar de confort, seguro en la misma ignorancia que le da tal seguridad. Y eso no lo digo yo,  se llama efecto Dunning krugger, pueden informarse sobre el fenómeno  aquí y aquí.   Todos podemos ser víctimas de este efecto, sin embargo, el asunto está en saber reconocerlo y estar conscientes de que nuestra palabra no es ley, en otras palabras, estar abierto a escuchar otras opiniones sin sentirnos SIN MOTIVO, agraviados cuando estas no refuerzan nuestro propio punto de vista.   Es esencial sin embargo, no olvidar que una cosa es hablar por que tenemos boca, y otra hacerlo con fundamentos.

En contraste a aquellos completamente seguros de su visión y posición y que no aceptan por tanto ni siquiera escuchar visiones diferentes y  mucho menos opuestas por considerarlas un agravio que "hay que" censurar,  al contrario de aquellos decía, quien más se prepara da también un lugar a la duda y a la autocrítica basada en un bagaje más amplio de conocimientos, pero  no solo por ello,  sino que se abre a conocer más porque también es consciente de lo mucho que aun ignora y, por tanto, aprenderá  más.

Aquí les pongo un ejemplo sacado de la segunda de las notas que vinculé:
"Pongamos algunos ejemplos. En el caso de que mi ortografía sea excepcionalmente mala, mi conocimiento necesario para detectar que mi nivel en cuanto a la ortografía es muy bajo y así poder corregir mi desempeño es, justamente, conocer las reglas de la ortografía". (Regarder) 
Pero esta capacidad de escuchar no es privativa de las élites, si bien es verdad que el conocimiento en cierta medida está subyugado a la capacidad de pagar por adquirirlo, en unos países más que en otros, nuestro criterio no, y si tenemos la humildad de reconocer que es una gota de agua lo que  conocemos y un mar inmenso lo que ignoramos, eso sólo puede llevarnos por un camino de aprendizaje, no por uno de fanatismo, no por uno de abrazar nuestra ignorancia y aferrarnos a ella sumidos además en el ego infundado de la propia sapiencia.



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