domingo, 7 de julio de 2019

Realidad vs. Percepción y la noción de Verdad: Una aproximación sociocultural al dilema

¿Vivimos en la era de la “pulverización” de la realidad?

Introducción
1. Primera parte. Contexto de desarrollo del Pensamiento Posmoderno
2. Segunda Parte.  La Relativización de la Realidad
A manera de Conclusión

Introducción
Vivir en momentos de crisis, como la que vivimos hoy,  donde la lucha de dos o más enfrentados se hace evidente y genera conflicto, no ha de ser nada fácil y no tendría por qué serlo.  Vivimos en medio de una crisis que ha desencadenado luchas ideológicas y estas, a su vez generan crisis paralelas que nos ponen en un momento muy álgido para la humanidad.   En este artículo me abocaré a adentrarme en el tema de lo que implican ciertas tendencias ideológicas, en apariencia inofensivas que han estado permeando sobre todo en los medios de comunicación virtuales como lo es la relativización desproporcionada -y fuera de toda lógica razonable-, de la realidad.  

No hablo aquí de ser ultraconservador  o no, por si esto que digo diera esa impresión.  Hablo de tan sólo de la realidad de las cosas con el apoyo en fundamentos serios y sólidos, hablo del uso de la razón dentro de lo que buenamente esta representa.  No hago alusión al poder ni a la manipulación que, según dicen algunos teóricos, se ha llegado a través de la manipulación de la idea de "verdad" .  No hablo de dominación ni de poder, hablo de apego a la verdad sin tintes ideológicos, hablo de la lógica, del apego llano y simple a los hechos como realmente son y/o sucedieron; sin mediaciones ideológicas, ni intereses, en la medida de todo lo posible, que distorsionen y creen sesgos.  Hablo de la verdad, como un valor, como un bien a resguardar, y del acceso libre a ella como un derecho, aunque suene algo soñador de mi parte y del método científico como una de las valiosas herramientas para acercarnos a ella.  Y nótese, no digo que la ciencia sea infalible, ni siquiera Mario Bunge, cuyos aporte sobre el método científico son de los más representativos lo hace.   Lo que digo es que, aunque sí, la ciencia pueda ser falible en algún punto en tanto es desarrollada por seres humanos falibles, no por ello vamos a caer en satanizarla, ni a la razón como simples agentes de dominación y manipulación, eso sería caer en el reduccionismo y en un  gran sesgo además.
Si hablamos de percepción y realidad, partamos de ese asunto harto relevante para empezar a discutirlo: “La relativización de la realidad”.   Sobre este punto es necesario aclarar antes de empezar que un asunto es aquella relativización como antaño se la concebía, aquella que busca tolerancia hacia las diversas visiones y culturas, esa que significa respeto hacia las diferencias y comprensión de la diversidad no como una amenaza sino como una oportunidad, es decir, repito, la concepción de antaño.   Otro asunto sin embargo, es la relativización que se promueve hoy en día, veamos cómo ha sido entendida.  La que se enarbola hoy, se asemeja más a una aceptación acrítica de múltiples verdades y, por tanto, a la negación de que la verdad, por más simple y accesible que sea esta, pueda existir, es decir, a lña negación de la verdad per se.    Ahondaremos en este punto más adelante. 
Donde radica el problema es en cómo hemos podido ver, de un tiempo a esta parte, que se promueve la idea de que “la realidad es un constructo social”, fruto en gran parte de intervenciones de teóricos posmodernos, o de que la idea falaz de que “el pensamiento, o la consciencia crea la realidad”, esto último como consecuencia de las malas y terribles interpretaciones que se han hecho sobre postulados de mecánica cuántica (para profundizar en el asunto pueden revisar la entrada "sobre METAfísica cuántica y otros demonios"), donde tienen responsabilidad no solo los usuarios de redes sociales que diseminan tales falacias sin comprobar la fuente (falacias por demás autocomplacientes, además), sino inclusive la prensa, que elabora rimbombantes y llamativos titulares junto a “noticias” en base a planteamientos de la física teórica sobre los que no en todos los casos se molestan siquiera en ahondar para  en base a ello informar adecuadamente a la población.  ¿Por qué considero que en todo ello radica el problema? Veamos…
Conozcamos primeramente la definición de “Realidad”, o qué es lo que entendemos por este término según la RAE: (y aclaro, lo que hace la RAE es recopilar los usos, NO imponer lo que se les ocurre que algo significa)
“Existencia real y efectiva de algo.  Verdad, lo que ocurre verdaderamente.  Lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio.”[1]

Veamos ahora el concepto de la palabra “Percepción”:
“Acción y efecto de percibir. Sensación interior que resulta de una impresión material hecha en nuestros sentidos. Conocimiento, idea.”[2]:
“La noción de percepción deriva del término latino perceptio y describe tanto a la acción como a la consecuencia de percibir (es decir, de tener la capacidad para recibir mediante los sentidos las imágenes, impresiones o sensaciones externas, o comprender y conocer algo).”[3]

Complementando esto, se aclara también que la sensación en el sentido estricto de la palabra se diferencia en algo del término percepción:
“Una sensación es una experiencia que se vive a partir de un estímulo; es la respuesta clara a un hecho captado a través de los sentidos.   Una percepción, por su parte, es la interpretación de una sensación. Aquello que es captado por los sentidos adquiere un significado y es clasificado en el cerebro. Suele decirse que la sensación es lo que precede a la percepción.”[4] [negrillas añadidas]
               
Todavía puede no ser suficiente para lo que se pretende analizar, veamos entonces la definición según el portal web definición.de, acerca de la percepción social, que se puede definir mediante lo siguiente:
“Para conseguir comprender mejor este concepto, sería bueno captar previamente el de percepción, propiamente dicho. Éste, hace referencia a la elaboración e interpretación de los estímulos captados para cada uno de los órganos de los sentidos un ser vivo. Se trata de un proceso cognitivo que cada individuo realiza de forma diferente para el cual se utilizan una serie de preconceptos que sirven para discriminar más rápidamente aquello a lo que nuestro organismo se ve expuesto, de tal forma.
Las impresiones cuentan con una cierta estructura, donde hay cualidades centrales y cualidades periféricas. Cada parte forma un todo; la omisión o el agregado de una cualidad alteran la percepción global.  En el caso de la percepción de personas, aparecen diversos factores que influyen en la percepción: las expectativas acerca del sujeto con el que se va a interactuar, las motivaciones (que hacen que el hombre que percibe vea en el otro individuo lo que se desea ver), las metas (influyen en el procesamiento de la información), la familiaridad y la experiencia.”[5]

Se indica también que tal percepción puede ser alterada por diferentes factores:
“Existen distintos efectos que alteran la percepción social. De acuerdo al valor del estímulo, puede producirse la acentuación perceptiva (cuando el valor de un estímulo es grande, éste se percibe mayor de lo que es) o el efecto halo (si una persona es vista de forma positiva en alguno de sus rasgos, tenderá a verse de forma positiva en otros rasgos).  De acuerdo al significado emotivo del estímulo, puede provocarse la defensa perceptiva (ante estímulos amenazadores) o la perspicacia perceptiva (ante estímulos que pueden satisfacer una necesidad o brindar algún beneficio).  El estereotipo (la asignación de atributos en función de la identidad grupal), el prejuicio (la forma individual de establecer juicios sobre personas o cosas alejados de la percepción social común) y la proyección (el efecto de las propias emociones al evaluar personas o situaciones) también son efectos alteradores de la percepción”[6]

Finalmente, ¿qué es un constructo o construcción social?   Según el portal deconceptos.com, dentro del área de Ciencias Sociales se establece que:
“La construcción social hace referencia a que los fenómenos sociales ocurren en el ámbito de una sociedad determinada y son aceptados como naturales a ella; pero sin embargo son producto de esa cultura, como invención de la misma, que lleva a quienes la integran a tener una mirada de la realidad similar a quienes comparten esa cultura que aparece como incuestionable, aunque éticamente no habría inconvenientes de que no fuera así. Tanto es así que esas interpretaciones de la realidad van cambiando y eso permite que las ideas, creencias y las instituciones que de ella se derivan puedan también ir modificándose.”[7] [negrillas añadidas]

Podemos hablar entonces de que:
A:     Si la percepción se construye a partir de interpretaciones de una sensación; y
B:     Un constructo social se basa en diferentes interpretaciones de la realidad; entonces
C:     Un constructo social es determinado a partir de la percepción de la realidad, no de la realidad misma; influyendo en ello factores culturales, biopsicosociales, etc.   
Es decir, los constructos sociales son una interpretación de la realidad, no la realidad misma, de hecho, por definición; un constructo social no es más que eso, una construcción, y no siempre va a ir acorde con la realidad.

¿Estamos de acuerdo?

Bien, aclarado todo ello y a qué me refiero al utilizar estos términos, ¿podemos decir que la realidad “es un constructo social” cuando categóricamente sabemos que un constructo no se apega, por lo general, a ella? Esta cuestión la dejo para más adelante. 

Habré de dividir este análisis en dos apartados.  Se analizará en primer lugar el contexto social, la matriz ideológica y cultural que nos lleva a esta noción hoy popularizada de que “La realidad ES un constructo social”; y en segundo lugar se hará una aproximación al dilema propio entre la realidad y percepción sobre la base del contexto sociocultural previamente desarrollado.

No veo otra manera de acercarme al dilema sino a través del análisis del contexto en que se desarrolla y, al mismo tiempo, se explicará cómo este contexto se ha desarrollado a partir de una constante de negaciones y a su vez contradicciones internas en que históricamente, como humanidad nos hemos visto una y otra vez.   

Analicemos pues este contexto desde aquel desarrollo histórico que podría considerarse en cierta medida dialéctico y que, lejos de lo que se podría imaginar, tal contexto sociocultural no viene a confluir en “soluciones” Marxistas, mucho menos tecnocráticas,  sino que niega ambas.  Así tampoco, es necesario puntualizar, aquel contexto se reduce a tan sólo la lucha de dos frentes ideológicos; la situación se ha complejizado tanto que ya no es posible ver dos frentes, no al menos si vemos la situación actual con un pensamiento crítico, evitando en lo posible visiones sesgadas por las propias inclinaciones ideológicas y mucho menos por fanatismos y/o dogmatismos que al final, solo nublan la visión y el criterio.
Asimismo, y subrayo esto, tampoco el análisis que propongo tiene que ver con alguna inclinación Marxistas, y que valga  aclarar, no poseo, insisto además en la necesidad de despojarnos de cualquier inclinación ideológica preexistente si hemos de realizar un análisis que pretende ser lo más objetivo posible; sin embargo, el método dialéctico-crítico me ha parecido oportuno y funcional para ahondar en el asunto, ya se verá por qué.  Los invito a proseguir la lectura…


I. PRIMERA PARTE.  Contexto de desarrollo del Pensamiento Posmoderno Actual
Como se explicó anteriormente, nos acercaremos a este desarrollo histórico, a partir de innumerables contradicciones observadas a lo largo de nuestra historia, una cadena conformada por la “negación de la negación” como sostiene la dialéctica.  Veremos aquí aquellas que han nacido desde un contexto no sólo económico y productivo (el de las relaciones productivas), sino también aquellas de orden político e ideológico (el Estado, la Iglesia, etc.)
Empecemos el análisis desde la llegada de la modernidad, lo anterior a ello ya hizo innumerables veces y no representa un asunto que intervenga demasiado en lo que planteo a no ser, de lejos…

1. La primera gran negación:
El Renacimiento, como sabemos, llegó negando y combatiendo el oscurantismo propio de la Edad Media dominada por el poder ideológico eclesiástico.  En aquel entonces, pensar fuera de los cánones establecidos conllevaba censura y condena (recordemos el desarrollo de la Inquisición).  Del mismo modo, el espíritu de la Ilustración llegó con ansias de progreso y libertad, tal espíritu se puede resumir como el predominio de la razón, la exaltación de la ciencia como herramienta para acercarnos al conocimiento, así como promisoria herramienta para acabar con los males de la humanidad y alcanzar el progreso.  
"La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad.  La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro.  Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino en de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro.  ¡Sapere aude!  ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!" (Kant, 1784)
Podemos resumir esta parte en que El espíritu de la Ilustración llegó negando el oscurantismo de la edad media”.  La exaltación del conocimiento, el fin del dominio dogmático e inquisidor de la Iglesia.  La iluminación y dejar atrás la superstición, la persecución y censura para el avance y progreso de la humanidad.  Una visión al parecer muy esperanzadora, pero entonces llega la primera contradicción.

1.1.  Primera contradicción interna:
Pronto, sostienen algunos autores, ese espíritu iluminista se vio eclipsado por uno tecnolátrico que olvidó al ser humano como aquel que en teoría iba a ser el receptor y último beneficiario de todo aquel progreso; se olvidó en otras palabras, que la ciencia y el avance tecnológico debían de estar al servicio del hombre y no así el hombre al servicio del avance tecnológico porque tal avance no representa progreso per se en tanto no se lo use precisamente para tal fin.   Así, la técnica llegó para superponerse incluso al propio ser humano y su dignidad, los medios tecnológicos se tornan accesibles solamente para pequeños grupos económicamente privilegiados.  Por otro lado, el pueblo llano posee únicamente su fuerza de trabajo, y la vende a los primeros.  En este contexto, se olvido que el ser humano, como dice Sábato (1951) no era tan solo un engranaje más de la gran maquinaria, y al olvidarlo, se lo tomó como si fuera tal, como escribí en otro artículo, como si fuera tan solo “una pieza reemplazable del sistema que sólo vale en tanto produzca, y posteriormente, en tanto consuma”.   Se lo despoja de su humanidad, y se exalta a la máquina y a la generación y acumulación de riqueza por parte de unos a pesar y por encima de las condiciones miserables y deplorables para otros.   
Es así, nos dice Sabato, que los poderes dominantes tomaron al ser humano como simple pieza de producción para el progreso tecnológico y financiero, como si su existencia se redujera a ello, como si el fin del progreso no contemplara la dignidad del ser humano.   Es así que Sabato, escritor eminentemente humanista (presidió la Comisión Nacional Sobre la Desaparición de Personas- CONADEP, comisión creada a partir de la dictadura y la ejecución del macabro Plan Cóndor en Argentina), y a quien en definitiva admiro mucho, en la década de 1950 y habiendo ya observado el desenvolvimiento de este afán positivista, escribió al respecto:
“El capitalismo moderno y la ciencia positiva son las dos caras de una misma realidad desposeída de atributos concretos, de una abstracta fantasmagoría de la que también forma parte el hombre, pero no ya el hombre concreto e individual sino el hombre-masa, ese extraño ser todavía con aspecto humano, con ojos y llanto, voz y emociones, pero en verdad engranaje de una gigantesca maquinaria anónima. Este es el destino contradictorio de aquel semidiós renacentista que reivindicó su individualidad, proclamando su voluntad de dominio y transformación de las cosas. Ignoraba que también él llegaría a transformarse en cosa” (Sábato, 1951)
Resumamos esta parte en que El pensamiento positivista, la exaltación de la ciencia y el capital olvidó tener en cuenta la dignidad del individuo, sometiéndolo a condiciones deplorables”.

2. Segunda negación:
Se alza entonces, como negación al anterior estado de las cosas,  el movimiento y los postulados socialistas, que llegan a cuestionar el dominio de quienes se han hecho con el poder, político y económico, los dueños de grandes propiedades y de “los medios de producción”  que, más allá de hacerse con esos poderes (que ya sería bastante) han adquirido un poder moral, sometiendo a la fuerza de trabajo que para la gran mayoría es lo único que poseen, el único medio que tienen para subsistir.   Es entonces a partir de ese poder que quienes no poseen más que su fuerza de trabajo, la venden a los grandes capitalistas cuya acumulación se basaría precisamente en la retención de un excedente, en el trabajo no remunerado o “plusvalía” (Marx), que mantendría al trabajador en esa situación de sumisión, pues su salario en definitiva no llegaría a estar acorde a su producción ni a los beneficios que recibe el dueño de los medios privados.    Es así que se cuestiona y se expone de esa manera un sistema de sometimiento al que los obreros eran subyugados y se plantea la distribución equitativa, la propiedad social en lugar de la privada para procurar a la sociedad en su conjunto igualdad de oportunidades, libre y próspera (socialismo utópico).  Es así que surgiría el llamado Socialismo Científico o Marxismo, planteado por Carlos Marx, donde la dictadura del proletariado y la apropiación de los medios de producción crearían las condiciones para abolir el sistema hegemónico de dominación y sometimiento.
Resumamos esta parte en “Los dueños privados de los medios de producción habían sometido a condiciones deplorables al trabajador, dando paso al surgimiento del socialismo como respuesta para luchar contra tales desigualdades y negar ese proceso de enriquecimiento desmedido y acumulación de la riqueza de unos pocos por sobre la dignidad del trabajador, que vendrían a ser  la mayoría y la verdadera fuerza productiva, se promueve la propiedad social en lugar de la privada para garantizar a la sociedad en su conjunto igualdad de oportunidades, una sociedad libre y próspera”.   Una visión cuasi romántica, igualitaria, al parecer muy humanizante y esperanzadora, una visión tristemente utópica.

1.1.  Segunda contradicción interna:
Es entonces que justamente los medios de producción y apropiación de los mismos, que otrora habían sido fuente de desigualdad, se postulan  como salida a la crisis.  Se plantea una forma de redistribución de la riqueza en base a la apropiación del aparato productivo por parte de quienes realmente producen, para que dejara de estar en manos de quienes usufructúan la riqueza producida por el trabajo ajeno;  así también se plantea la dictadura del Proletariado.
Sin embargo, en la práctica,  esto derivaría en la apropiación del aparato productivo por parte de Estado conduciendo no a otra cosa sino a un Capitalismo de Estado[8] con ropajes de socialismo, conduciría al totalitarismo y a otros métodos propios del sistema que, en la teoría, se pretendía combatir.  Así la lucha socialista pronto adquiriría los atributos de aquel sistema que en teoría habría de combatir (Sabato, 1951)
Frente a este caos, nos dice Sabato, se alzaría el movimiento socialista, que sin embargo terminaría en una nueva y gran contradicción, negando ambas caras de la modernidad, el capitalismo y el socialismo:
“El siglo XX esperaba agazapado como un asaltante nocturno a una pareja de enamorados un poco cursis. Esperaba con sus carnicerías mecanizadas, el asesinato en masa de los judíos, la quiebra del sistema parlamentario, el fin del liberalismo económico, la desesperanza y el miedo. En cuanto a la Ciencia, que iba a dar solución a todos los problemas del cielo y de la tierra, había servido para facilitar la concentración estatal y mientras por un lado la crisis epistemológica atenuaba su arrogancia, por el otro se mostraba al servicio de la destrucción y de la muerte. Y así aprendimos brutalmente una verdad que debíamos haber previsto, dada la esencia amoral del conocimiento científico: que la ciencia no es por sí misma garantía de nada, porque a sus realizaciones les son ajenas las preocupaciones éticas.”
“Frente al caos capitalista, surgió el movimiento socialista, pero pronto adquirió los atributos del siglo que quería combatir: la Ciencia y la Máquina se convirtieron en sus dioses tutelares, y al socialismo "utópico" de Owen, Fourier y Saint-Simon sucedió el socialismo "científico" de Marx.  Y de este modo, la concentración del poder estatal mediante la ciencia y la economía condujo a los superestados basados en la máquina y en la totalización.”
“Esta crisis no es sólo la crisis del sistema capitalista: es el fin de toda esa concepción de la vida y del hombre, que surgió en Occidente con el Renacimiento. De tal modo que es imposible entender este derrumbe si no se examina la esencia de esa civilización renacentista.
Tal como Berdiaeff advirtió, el Renacimiento se produjo mediante tres paradojas:
1a Fue un movimiento individualista que terminó en la masificación.
2a Fue un movimiento naturalista que terminó en la máquina.
3a Fue un movimiento humanista que terminó en la deshumanización.
Que no son sino aspectos de una sola y gigantesca paradoja: la deshumanización de la humanidad.”(Sabato, 1951)

Es así que esta parte la podemos resumir en que la ´solución´ socialista terminó pareciéndose y adoptando como propias las características del sistema que pretendía combatir: totalitarismo, exaltación de la máquina por sobre el ser humano.   Esto nos habla de una suerte de trastrocamiento de los principios que en un momento dado, enarbolaron tal revolución.”

Es indudable la superioridad del avión sobre la carreta, nos dice Sabato (1951), pero ¿y el progreso moral?

3. Tercera negación:
Ante esta gran paradoja, es decir, la suma de las dos anteriores; las contradicciones (capitalismo salvaje dirían algunos) en que derivaron tanto aquella revolución positivista del pensamiento ilustrado que dio lugar al capitalismo como aquella revolución del pensamiento socialista (totalitarismo); se desprende y da lugar una gran y nueva negación de la etapa anterior: El pensamiento Posmoderno.
El pensamiento Posmoderno, cuyo ideólogo más representativo viene a ser Jean François Lyotard, llega a negar la modernidad, pues surge a partir de la crisis y debilitamiento de esta (Montecinos, 1996).  Este pensamiento llega a acabar con los relatos de la modernidad, tanto ideológicos (religión imperante, discurso capitalista y socialista, etc.) como políticos.   
El discurso Posmoderno llega también a acabar con el uso de la razón instrumentalista que cosifica y que no coloca, ni siquiera en último plano, la dignidad del individuo.   Una decepción generalizada sobre las supuestas soluciones de la modernidad que han fracasado rotundamente, así como también advierten la nueva contradicción que se alza a partir de la entronización de la técnica que contribuye a la era tecnolátrica típica de la modernidad.   Se manifiestan en contra de lo encarnizado y brutal del sistema imperante y lo que para él sería uno de sus principales instrumentos ideológicos de dominación, la Iglesia. 
Es así que, el capitalismo, el socialismo, la sociedad tecnocrática, y los poderes ideológicos imperantes, según aducen los posmodernos, han subyugado al ser humano al individualismo extremo y a los intereses de quienes se han hecho no sólo con el poder económico y productivo, sino también con el poder político (que suele coincidir con los dueños de estos medios, además) y con el poder ideológico (la iglesia, los discursos imperantes, etc.).  Es entonces el pensamiento posmoderno llega a romper con los viejos y grandes relatos (Lyotard, 1987), ataca a la religión imperante,  a los sistemas ideológicos, económicos y sociales fracasados (socialismo y capitalismo), así como a la razón iluminista,  que sostuvieron y alimentaron una sociedad manipulada, según aquellos autores, por los cánones del poder en todo sentido y postulan su destrucción.  Este pensamiento se levantó contra la apología desmedida hacia la razón, el cientificismo y la técnica como condición única de progreso.  Lyotard, junto a otros ideólogos como Michael Foucault, atacaron y cuestionaron asimismo todo poder que subyuga al individuo, que lo domina, proclamando en oposición un pluralismo que derroca la visión única impuesta por un sistema deshumanizante y tecnolátrico.
Resumamos esta negación en que Los postulados Posmodernos llegan a negar la modernidad y sus grandes relatos políticos e ideológicos en vista de su rotundo fracaso y de que no fueron sino expresiones poder, dominación y sometimiento.  Combaten la técnica, la razón instrumentalista y la noción de verdad en pro de la aceptación de múltiples verdades (todas por igual), se cambia la noción de verdad por una mucho más abierta, los puntos de vista y promueve a abolición de los grandes y viejos relatos en pro de la aceptación de múltiples y nuevos microrelatos”.  Una visión muy esperanzadora nuevamente, una visión humanizante y plural, casi una visión de la Arcadia terrenal, al parecer…

3.1.  Tercera Contradicción interna:
A su vez, el pensamiento posmoderno en la actualidad, parecería haber conducido a una nueva suerte de contradicción: solipsismos, nuevas visiones autoritarias, ciertas corrientes progresistas posmodernas abrazando como ideología a un supuesto socialismo del siglo XXI, censuras de toda índole, pluralismo llevado no por la aceptación real de la otredad sino por imposturas meramente formales de corrección política que no atacan los problemas de fondo, aceptación de toda visión en igual medida siempre y cuando se presente a sí misma como “nueva o revolucionaria” aun careciendo de todo fundamento o cayendo en francas contradicciones de forma insalvable, o más increíble aún, no siendo necesariamente “revolucionaria” en el buen sentido, en el sentido de cuestionar aquello estancado y que está mal, aquello que casi por inercia se acepta, no, sino simplemente pueden caer en meras extravagancias sin sentido y que se aceptan imponen muy solapadamente a través del efecto que produce la aplicación de técnicas como la de la Ventana Overton por ejemplo, entre otras.  
Al final, llega aceptación de la Posverdad como verdad, en nombre de una visión muy particular de tolerancia; una que tolera aquello que no sale de los paradójicos dogmas revolucionarios, con la consecuente pérdida de la noción del valor de la verdad como bien común, (daño colateral que pudo ser prevenible).   Se repudia la noción de verdad como si al acabar con ella se estuviera acabando con un principio de poder y dominación durante la modernidad.  Si miramos atentos, es cierto que los intereses dominantes imponen su verdad acorde justamente a esos intereses, es cierto que ciertas élites políticas, financieras, religiosas, etc., han creado, en cierta medida, un mundo moldeado por su visión, eso no lo discuto.  Sin embargo, el problema, radica no en la verdad como concepto, sino en la manipulación que se ha hecho sobre ella, y pasa nuevamente, ahora, la verdad es el enemigo.
Y ya que ahora todo es verdad, sin importar su fundamento, se habla pues de que toda visión es válida, en una suerte trastocada de lo que significa el relativismo o tolerancia de antaño.   Se produce entonces una suerte de satanización de la razón, es decir, del uso de nuestra capacidad de raciocinio como si el uso de la razón fuese per se, artífice de todos los males del mundo (no olvidar el uso de la razón iluminista que nos sacó de las persecuciones inquisitorias y del dogmatismo de la Iglesia durante el oscurantismo, Institución que los Posmodernos también combatirían).   Todo ello lleva a nuestra sociedad a nuevos ultraindividualismos, pero con matices distintos a los de la modernidad.
Sobre lo visto hasta ahora, recapitulemos:
La iglesia pretendió una conciencia colectiva de masas unificada en la idea que ella imponía como única “correcta” (oscurantismo). 
La  razón ilustrada llegó a romper con esa masificación del pensamiento (iluminismo) pero pronto la propiedad privada de los medios de producción terminó en la masificación no ya de la sociedad en su totalidad, más si en general, el trabajador se convirtió en esa masa anónima que habría de sostener el sistema productivo, en un engranaje más de la maquinaria, en esa pieza reemplazable, clónica, en ese ser masa sin sentimientos ni emociones ni necesidades humanas cuya valía se reducía a su capacidad productiva (debilitamiento del discurso capitalista). 
Es así que llega el Socialismo Científico de Marx que en una suerte de exaltación materialista de los medios tecnológicos de producción derivan en una nueva forma de exaltación de la máquina y de la técnica según Sabato (1951), y que impone sus medidas de forma totalitaria (Stalinismo por ejemplo), así, se termina nuevamente en una sociedad tecnolátrica,  individualista y nuevamente bajo un yugo autoritario que se transforma no en otra cosa sino en una suerte de Capitalismo de Estado.
Aquí nace la contradicción dentro de este momento histórico.  El Pluralismo postulado por los pensadores posmodernos, aquel relativismo entendido como antaño y cuya acepción giraba en el sentido de aceptar la pluralidad de visiones en tanto todos provenimos de contextos diversos,  y en aras de acabar con la dominación impuesta por constructos sociales y por el poder de la Iglesia y el Estado,  aquel postulado acabó en una nueva suerte de individualismo, un ultraindividualismo en el sentido de que no se termina aceptando el derecho a la opinión y disenso, como era de esperarse y lo cual tiene un sólido fundamento agudizamos el ojo crítico;  sino exaltando toda visión, en tanto menos fundamento mejor, y  por encima de la propia lógica y la razón[9] ese casi “demoniaco” concepto – ¿no suena esto a una nueva suerte de oscurantismo, tal vez? –.    Es en este nuevo contexto donde priman nuevamente las creencias por sobre los hechos, se retorna al mito de las eras primitivas, se condena la razón y la ciencia como en el oscurantismo como si automáticamente toda verdad comprobada por el método científico fuera también una manifestación de poder y dominación.  
¿Adónde nos dirigimos? ¿Estamos en franco retorno hacia el oscurantismo, esta vez, con la venia de los “revolucionarios” y con la creencia de los tales de que aquello es realmente una revolución o un síntoma de progreso?   Es una de las premisas que acá se plantean.
Como escribí ya en la entrada "Sobre razón vs. emoción": “Se ha negado nuevamente a la razón y todavía se considera a eso "progreso", no estamos más bien retrocediendo?  Algunos han llamado a este proceso contrailustración e incluso lo han comparado con un proceso autoinmune” (Daou, 2018) es decir, de autoaniquilamiento.
Y aquí nace aun otra nueva contradicción, dentro del mismo momento histórico:   Las múltiples visiones, exaltadas todas como verdades, niegan a su vez la posibilidad de la existencia de la realidad, de la verdad y, si todas las visiones son igualmente válidas en un contexto donde, en teoría, la verdad no existe, ¿da lo mismo decir entonces que ninguna visión es en esencia verdadera?   Si somos rigurosos, debería ser posible, sin embargo, la exaltación de esas múltiples “verdades” cuyo origen radicaba en la necesidad de acabar  con el discurso hegemónico de la Iglesia, el Estado y la supraestructura Ideológica construida por las élites dominantes, ha terminado no en la abolición de viejos relatos y dogmas, como se presuponía, sino en el auge y crecimiento de una nueva supraestructura ideológica basada en la satanización no sólo de aquellos tres Entes, sino de la razón, de la noción de verdad y del conocimiento científico, por ser, en teoría todas ellas, incluyendo la ciencia, y todo lo que aquellas representan, manejado  a gusto por aquellos poderes, constituyéndose a su vez en una fuente de opresión y dominación en el imaginario posmoderno.   Ha derivado asimismo en la exaltación de todas aquellas visiones en tanto se ajusten a esa misma idea de “revolución”, es decir, en otras palabras, se ha vuelto dogmática.  Lo que era un movimiento que pretendió acabar con el dogma ha terminado abrazando nuevos dogmas, pues no admite cuestionamiento hacia sus métodos, postulados, ni admite se ponga de manifiesto sus contradicciones.
¿Estamos solamente reemplazando un dogmatismo por otros varios? Si no existe la verdad ¿Cómo pueden todas las visiones, aun sin fundamentos, ser igualmente verdaderas y válidas en el contexto del conocimiento?  ¿Se está satanizando nuevamente conocimiento como durante el oscurantismo? y ¿Se está usando precisamente esa consigna de satanizar el conocimiento como fuente de todo mal, tal como en la peor época de aquella institución (la Iglesia) contra la que esta revolución vuelcan su lucha? es decir, ¿se está usando  los mismos métodos y consignas precisamente de aquello que en teoría se dice combatir y condenar?  ¿Existe mayor contradicción que eso?
Finalmente, un fenómeno contradictorio más a mencionar se da cuando todo aquello que no acata ni se adscribe a aquella visión en su conjunto puede ser fácilmente catalogado como un discurso de odio aun sin serlo, atizado por las posibilidades de linchamiento mediático y social que ofrecen las nuevas plataformas sociales virtuales y que, a propósito, son masivas.
Y qué queda ¿Un movimiento que luchaba por la libertad censurando, acallando y tachando de formas peyorativas, agresivas y humillantes para la dignidad de toda persona el mínimo cuestionamiento hacia sus métodos y postulados?  Nos hace falta mucho por comprender todavía, ¿cómo un movimiento de derrumbe de todo aquello que se nos ha impuesto, un movimiento con tantísimas posibilidades puede terminar en eso?
Finalmente, hemos llegado al punto de la relativización de la realidad.  Se propuso un relativismo que significara respeto, tolerancia y aceptación de la diversidad.   Se terminó con un relativismo que, según todo lo explicado, se asemejaría más a la aceptación como verdad (aun siendo que niegan la posibilidad de la existencia de la verdad, otra contradicción ) de todas las “verdades” a la misma vez, aun si fueran entre sí contradictorias; desapegadas a todo posible fundamento o base, ni cultural, social, psicológica, mucho menos científica; de hecho, sin olvidar que la razón sería el “origen de todo mal”;  implicando con ello el desapego hacia toda lógica y fundamento, y de manera muy alegre, de paso;  y lo peor, se defiende tales postulados aun cuando existe la posibilidad de que en ese relativismo fuera de toda objetividad, en contra de la veracidad que requiere la aplicación de la justicia, se cayera en toda suerte de injusticias; y esto no lo digo yo de creativa, se ha visto en muchos casos las falsas denuncias, atropellos y linchamiento social y mediático por causa de “visiones” que eligen ver por ejemplo, agresión donde no la hubo, y de esto, de esto nos habla el Psicólogo Álvaro Trujillo en su análisis sobre La Generación “Copito de Nieve”, o sobre aquel tipo de injusticias atizadas por el pensamiento posmoderno nos habla el Doctor Pinto (2018), en su artículo “¿Por qué no soy terapeuta narrativo?”; donde hace alusión al relativismo desproporcionado y fuera de toda lógica y fundamento y los peligros derivados en torno al tema de la justicia, volveré sobre este punto más adelante. 
 Así es como hemos llegado a negar todas aquellas pequeñas verdades a las que a través de la cotidianidad nos acercamos, como que el cielo es azul y la Luna no es un queso, así como también hemos llegado a negar aquellas a las que a través de los siglos hemos podido acceder gracias al método científico, y es que el pensamiento posmoderno al parecer lo repudia. 

¿Será que con cada revolución avizoramos una salida como quien ve el horizonte? ¿será que como dice Mesa (2018) "esa Arcadia es el horizonte que se aleja siempre a medida que nos acercamos a él"?


Así llegamos a la segunda parte.

II.  SEGUNDA PARTE.  La Relativización de la Realidad
En el contexto posmoderno según se va desarrollando actualmente, existe una visión que se jacta de ser crítica, de ser cuestionadora pero que acepta acríticamente todo aquello que “tiene pinta” de ser transgresor, revolucionario, novedoso como si esta característica fuera per se sinónimo de algún tipo de progreso.    Y el que el desarrollo de la consciencia está íntimamente ligado a la concepción que se tiene del mundo, del conocimiento y sus categorías.  

La búsqueda de la verdad, indica Carrasco (2015) es un "aspecto fundamental que concierne a todos los campos de las formas de conciencia social.   [...] No se puede hablar de conciencia social sin referirlo a los problemas del conocimiento", he ahí la importancia de analizar el fenómeno.

Aquella visión posmoderna que cree estar encumbrando una suerte de Revolución del Pensamiento, Social e incluso Espiritual (en palabras del mismo Maduro, Presidente de Venezuela) al parecer, en la actualidad,  “no debe” ser cuestionada (ese deber ya es por sí mismo contradictorio, es dogmático),  pues toda idea contraria fácilmente se la cataloga como la de un retrógrada, “ser dormido” (según la ola aquella que aparenta alguna suerte de “revolución espiritual” consciente), la de una “oveja del sistema”, un monstruoso “opresor privilegiado” (según aquella ola que aparenta o se jacta de ser una “revolución del pensamiento”) aun sólo por causa de sus características físicas externas (¿y no es eso discriminación y racismo?).     Así, cualquier idea que cuestiona aquella visión podría ser declarada, sin pruebas, sin fundamentos, y por causa de la visceralidad y ánimo con que se ha aceptado el pensamiento posmoderno en teoría “consciente”, podría ser declarado decía, como un discurso de odio sin necesariamente serlo.   
En suma, al parecer todo esto se trataría, como expuse en otra entrada, de una suerte de elogio sin más a la sin razón, pero el problema no se detiene ahí, e problema mayor radica en el peligro que reviste aquella concepción, lo cual fácilmente deriva incluso en importantes, serias y alarmantes contradicciones, como la posibilidad real de caer en toda suerte de injusticias amparadas por un discurso de justicia social, tolerancia etc., y se promueve masivamente, bajo una faz amigable y buenista obviamente; sobre todo desde la llegada del boom de la “información” (las comillas son intencionales y significtivas) que ha traído consigo el uso de las nuevas tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), cuando la colectividad no se percata del peligro que conlleva dentro el afán de relativizar la realidad a tales grados, y para más atractivo, bajo un nombre “intelectual” de deconstrucción.  
La deconstrucción (fragmentación y reinterpretación) puede en efecto ser necesaria, como es necesario por ejemplo comprender que las palabras y las visiones pueden cambiar dependiendo del entorno cultural, social y las vivencias y experiencias de la persona.  La relativización que implicaba respeto por la diversidad es, en efecto necesaria, sin embargo lo que se critica en el movimiento posmoderno actual es  la deconstrucción que lleva a la pulverización de la realidad misma, como alega Lozano (2018) y asumir que esta, la realidad,  no existe y, por tanto, tampoco la verdad; donde se sataniza el uso de la razón y se hace una apología a las visiones cuasi solipsistas y ultraindividualistas  (aquellas que no salgan de la doctrina propia de esta considerada revolución del pensamiento, obviamente). 
Esa visión que en la práctica se va plasmando, en su conjunto, podría resultar peligrosa según observan sus críticos, pues perpetuaría precisamente todo aquello que se quiso combatir  y que se planteó reivindicar con una visión de tolerancia y pluralismo, todo en un cóctel insalvable de contradicciones:
  • La censura hacia la libertad de pensamiento y expresión (no dije libre agresión, ¡ojo!) en nombre de la libertad
  • La lucha contra el extremo individualismo que terminó en nuevos solipsismos
  • El imaginario colectivo siendo cooptado (a través de la propaganda e incluso el marketing, pues marca que no se adscribe se la condena automáticamente) por este nuevo discurso “revolucionario y antisistema” (con todas sus contradicciones, y eso sería lo peligroso) y sus nuevos lobbies, (¿no es esto lo menos “antisistema” que puede haber?)
  • La abolición de los grandes relatos y dogmas  a través de la aceptación de nuevos y múltiples microrelatos, que van constituyéndose a su vez en nuevos dogmas, aun estando en franca contradicción entre ellos  (en aras de la materialización de la tolerancia, en teoría), negando la posible existencia de una realidad (negándola), con todas las implicaciones que de ello derivan.
  • El poder de los medios de producción (poder económico) y comunicación (poder ideológico) de las clases dominantes sobre el pueblo, siendo también cooptado por aquel discurso, ¿no vendría a ser todo aquello una nueva arma de las propias élites con la que mueven las fichas para perpetuar sus ideas y acomodar la situación a sus intereses, es decir, los intereses de siempre,  pero esta vez con la venia y apoyo del propio pueblo adormecido en la ensoñación de un supuesto “progreso social” manipulado y viciado, pues muestra claramente las características de todo aquello que el pensamiento posmoderno, en teoría y en un inicio habría de combatir?
Ahora bien, sobre este afán de relativizar la realidad (objetiva) arbitrariamente y al gusto como si esta no existiera y fuera todo nada más que un constructo social (subjetivo);  idea según la cual casi no existiría nada más sino los puntos de vista; se puede decir que se estaría negando a la realidad  (por tanto se asume que tampoco existe la verdad), solamente existirían “realidades” individuales (o lo que sería casi lo mismo, una suerte de solipsismo extremo, ultraindividualismo y vestido de “tolerancia”, pero que por sus características no sería sino una relativización malentendida, deformada y arbitraria).   Por otro lado, se pretende una masificación de la conciencia colectiva acorde al discurso posmoderno, a mi modo de ver, esto vendría a ser como el nuevo discurso hegemónico y la nueva cara que el Poder ha tomado, pues, al estilo de la Policía del Pensamiento en la sociedad Orweliana, hoy movimientos considerados como progresistas han tomado el nombre de “Social Justice Warriors o SJW y en sus manos el poder decidir, de acuerdo a sus dogmas y de acuerdo a una sociedad infantilizada (véase  La Generación "Copito de Nieve") qué es y qué no es un discurso de odio censurando y atacando cruelmente todo lo demás, todo cuestionamiento a sus creencias, métodos y contradicciones, en fin, todo lo que no se adscribe al discurso dominante (¿en qué se ha convertido todo esto? ¡es increíble!).   
Hoy, esa visión relativizadora y deconstructora a niveles extremos y arbitrarios de la realidad es lo que se promueve a nombre de tolerancia, respeto y progreso, y que además, obviamente no advierte sobre el trasfondo de esa creencia que pulveriza la realidad al negar su existencia encerrada en un solipsismo poco saludable, y que como se mencionó antes, podría derivar en toda suerte de injusticias, que las hubo, si nos paramos a observar.  
Ya lo escribí antes en la entrada "Sobre Razón vs. Emoción": “[…]  los nuevos relatos se tornaron el dogmas incuestionables, la tolerancia existe sólo para quienes no cuestionen esos nuevos dogmas.  El individuo, esta vez so pena de linchamiento mediático y social, está nuevamente en franco camino a perder nuevamente su derecho a pensar. Nuevas ideologías con sus nuevos microrelatos que en teoría habrían de reivindicar las libertades y derechos del individuo masificado y convertido en cosa, se han convertido en ultraindividualistas al punto de caer en relativismos extremos solipsistas donde cada quien puede manejar su propia verdad siempre y cuando no choque o entre en desavenencia con sus dogmas, relativismos que conllevan negación de la razón, negación de verdades a las que sí tenemos acceso, relativismos que inducen a la normalización de cualquier cosa a nombre de "tolerancia", y fácilmente podrían conducir a la normalización de cualquier tipo de atrocidades y la aceptación de todo tipo de injusticias, al negar la lógica y satanizar el uso de la razón como si por sí mismas fueran instrumento del demonio.”
Ahora bien, una cosa es la percepción, captada por nuestros sentidos e interpretada y aprehendida por nuestras experiencias y otros factores biológicos, sociales y del entorno; y otra es la realidad, aquella que a través del método científico hemos logrado develar, incluso aquellas pequeñas verdades empíricas, conocimiento popular al que hemos logrado acceder como que el perro ladra, el cielo es azul o que el sol sale al amanecer.   No hablo aquí de verdades ontológicas y existenciales, hablo de aquellas que nuestros sentidos, el desarrollo del método científico y el uso de la razón y la lógica (dejando de lado creencias personales) nos han permitido conocer.   Es claro que la ciencia y sus métodos no pueden acceder a develar aquellas interrogantes existenciales que nos hemos hecho durante siglos, es cierto, como también es cierto que una posición tecnocrática (o tecnolátrica mejor dicho) tampoco puede representar  una solución hacia todos los problemas del cielo y de la tierra, no al menos si tomamos en cuenta la dimensión espiritual del ser humano, independientemente de la religión o creencias que profesemos, al final, ¿todos sentimos, no es así? Todos, a menos que padezcamos de algún problema psicopático de ausencia de emociones y empatía,  y aun en esos casos, me pregunto si será tan radical el asunto.   
Hoy en día se yerra precisamente en llamar a la percepción realidad y en llamar a la realidad como su casi antónimo, "constructo social", que por definición es una idea colectiva que no necesariamente tiene que ver nada con la realidad, es decir,  puede incluso ser su contrario, pero hoy se llama a la realidad como su casi opuesto ¡En qué mundo estamos!    A las creencias esotéricas se las llama "física cuántica" siendo que nada tienen que ver con ella, al asesinato se lo llama reivindicación, a la pedofilia orientación sexual.  Al poder del propio Sistema, ese que censura y acalla toda visión opuesta al discurso imperante, en este caso el posmoderno, se lo cree hoy "antisistema" y entre otros absurdos últimamente ha estado rondando por las Redes Sociales la idea de que la “teoría”  de la tierra plana es científica y comprobable y que la teoría de tierra esférica es sólo una pseudociencia.   ¡Qué nos está pasando!
Y para colmo de contradicciones, mucho de lo que se promueve se lo hace a nombre de ciencia (ojo que pues el posmoderno repudia a la ciencia, de ahí la contradicción de que hablo), esto me hace pensar que probablemente sea una estrategia para atraer incautos (pues no todo el mundo es afín a las ideas posmodernas claramente, pero de alguna forma se los “tendría que” arrastra hacia ellas para perpetuar el discurso imperante).  
Mucho de lo que se promueve hoy en día, decía, es pseudociencia, y no digo “conocimiento alternativo” intencionalmente,  con ese tipo de conocimiento, en tanto las personas se acerquen a ello consciente y responsablemente de lo que están haciendo no tendría ningún problema.   Pero en cambio especifico, PSEUDOciencia, (Pseudo = falso, que se hace pasar por lo que no es) porque engañosamente mucho del contenido que vemos en los medios, sobre todo Redes Sociales, se hace pasar como ciencia sin serlo, en áreas tales como la psicología, educación, o hasta a través de la supuesta “física cuántica” (que no es tal)  que se difunde enormemente en sitios esotéricos, de autoayuda o superación personal.     Nada de eso, ni la relativización y licuefacción exagerada e irracional de la realidad al punto de caer en solipsismos malsanos e ideas totalmente deformadas puede derivar en algo bueno.
Debemos aprender a separar, una cosa es la percepción, otra la realidad, decir que la realidad es la percepción es caer en simplismos y solipsismos.   Por otro lado un constructo social, por definición, es una idea colectiva que no necesariamente, es más casi nunca, refleja la realidad, por tanto, es casi su opuesto.   Decir que la realidad es un constructo social, que es en realidad casi lo opuesto a la realidad, por lógica, no tiene sentido. 
Relativismo desmedido en desmedro de la idea y noción de verdad y del conocimiento científico.  La realidad no puede ser un constructo social si tan solo buscamos qué significa la palabra realidad y cuál la definición de constructo social.   Un constructo social lo constituye el imaginario colectivo con respecto a situaciones, representan en cierta medida la realidad dependiendo de la cultura que le es transversal, pero en todo caso esas ideas NO SON la realidad.   De hecho, por definición un constructo social, como se ha visto, lo conforman aquellas concepciones que no necesariamente son ciertas. Entonces, en vista de que un constructo no necesariamente es cierto; decir que la realidad ES un constructo social es como decir, "la realidad es lo no cierto" o “la verdad es lo falso”, lo cual es un oxímoron, una incongruencia en sí misma que tergiversa completamente los significados.
No debemos confundir realidad con percepción, ni cambiar alegremente el significado de la palabra, con ello lo que sucede es que se pulveriza la realidad, como diría Cristina Rodriguez en su trabajo "Posmodernidad y Comunicación" y eso resulta altamente peligroso cuando la pulverización de la realidad llega por ejemplo a entornos donde se pretende impartir justicia como indica el Doctor Pinto (2018), situación que debería apegarse a los hechos, a la verdad, a cómo sucedieron las cosas en realidad y no a una deconstrucción alocada de la realidad que podría convertir casi cualquier suceso en lo que se le antoje a cada quien dependiendo de los intereses.
Y no, si hablamos correctamente deberíamos hablar de la percepción, no de la realidad, un constructo social está conformado por percepciones de la realidad, NO por la realidad misma, y mucho menos entonces un constructo social es la realidad, como sostienen las corrientes posmodernas hoy en día.
Entre las "particularidades" de esta época que agravan la situación en torno a la Posverdad Lozano (2018) en su artículo "El lenguaje en la era de la Posverdad", señala que está "La creencia posmoderna, ya completamente asentada, de que no existe nada parecido a la verdad, de que sólo existen los puntos de vista. Realmente lo que define nuestra época, aunque ya lo denunció Orwell en los años 30 del siglo XX, no es tanto la mentira como el abandono de la idea de que la verdad pueda existir. Hay que tener en cuenta que él lo dice en tiempos de guerra, en los que se da por hecho que la propaganda se multiplica. Es como si viviéramos en la propaganda perpetua."
Y aclarar, tampoco es cierto que "la Psicología dice", que efectivamente la realidad es un constructo social como se difunde últimamente por las redes; esa podrá ser a posición de algunos psicólogos, pero existen todo tipo de posiciones sobre todo en todo lado, y lo sabemos, no podemos achacar esa creencia a la Psicología como ciencia, eso no es sensato ni tampoco cierto.  
Pueden remitirse a lo que escribe el Psicólogo Bismark Pinto (2018) al respecto en el artículo publicado en su blog sobre que hice alusión anteriormente "¿Por qué no soy terapeuta narrativo?"; en el mismo expone las razones por las cuales no utiliza la terapia narrativa, pues indica que con ella, y en medio de la condición posmoderna; se promueve el "Rechazo tácito de las investigaciones científicas: la postura anti positivista deriva en un estancamiento epistemológico de los enfoques narrativos, rechazan el conocimiento obtenido desde la ciencia y proponen una visión post moderna, que resulta al final de cuentas pre moderna, la negación de la viabilidad del conocimiento obtenido a través de métodos rigurosos en pos de la sobrevaloración de la intuición y del entornos culturales ancestrales han producido una hecatombe en las escuelas sistémicas porque éstas se insertan en el pensamiento neo positivista, por ende, coincidente con la validación del saber científico". (Pinto, 2018)
En el mismo artículo, Pinto señala: "El relativismo ético: al suponer que la realidad es una construcción social, se cae en la relativización de la ética, lo bueno dependerá del contexto. Esta visión convierte en víctimas a los agresores, sus conductas destructivas son consecuencia de las circunstancias, se niega el libre albedrío, las influencias sociales son más determinantes que la predisposición genética. Es una postura nihilista altamente peligrosa, porque la Terapia Narrativa justifica sin percatarse las acciones dañinas. ¿Se puede re escribir la historia de una víctima?".
La idea de que “La realidad es un constructo social” o de que “el pensamiento crea la realidad” constituyen solo ideas hoy popularizadas de negación solapada de la posibilidad de la existencia de la realidad misma, de la posibilidad de acercamiento a la verdad, y todo ello en detrimento del uso de la razón y la exaltación de las creencias y múltiples visiones como si tuvieran la misma legitimidad aun si no tuvieran en absoluto fundamento sólido, ni siquiera a nivel cultural o social.   La tendencia, en otras palabras, consiste hoy en aceptar la creencia por sobre las pruebas, y en torno todo ello a manipular a través de la emocionalidad de las personas, en aprovecharse de ella , característica típica de la Posverdad como concepto, definida por el Diccionario de Oxford como “la circunstancia en que los hechos objetivos tienen menos influencia en formar la opinión pública que las apelaciones a la emoción y las creencias personales" (Lozano, 2018) .
Por último, esa idea “relativismo” entra muy bonito a nombre de tolerancia, no los culpo, pero la tolerancia significa respetar y aceptar las visiones distintas del mundo y las diferencias culturales, lo cual es bueno; no satanizar al uso de la razón que es en lo que deriva este auge posmoderno y lo que hoy parecería estar sucediendo.
Resalto este pensamiento:
"El siglo XVII tuvo la sabiduría de considerar la razón como una herramienta necesaria para tratar los asuntos humanos. El Siglo de las Luces y el siglo XIX tuvieron la locura de pensar que no sólo era necesaria, sino suficiente, para resolver todos los problemas. En la actualidad, todavía sería una mayor demostración de locura decidir, como quieren algunos, que con el pretexto de que la razón no es suficiente, tampoco es necesaria” (François Jacob, 2006, "El Juego de lo posible")

A manera de Conclusión
Todo esto que expongo no son sólo “ideas locas” mías, son varios los sociólogos, psicólogos, comunicadores, etc., que han advertido este fenómeno que se da principalmente ante la desinformación que generan las redes sociales a través de la Posverdad, .   Y la Posverdad tendría esa característica, la apelación a las emociones, o en otras palabras, la manipulación emocional.
Aquellos autores advierten que el auge de las TIC ha derivado en la explosión de la difusión de visiones del mundo diversas, hasta ahí una belleza.    El asunto es que esto, aceptado muy de buena gana por el posmodernismo ha derivado en la pulverización de la realidad misma, de los hechos concretos y comprobables en aras del elogio de la multiplicidad de visiones que lejos de ser en efecto igualmente válidas en el ámbito del conocimiento, constituyen un factor que erosiona la realidad y la valoración del conocimiento científico como tal.   
Si gustan consultar estos aportes les dejo algunos:
El trabajo de Celicia Rodriguez Dorantes "Posmodernidad y Comunicación" de la Revista mexicana de ciencias políticas y sociales, que habla de lo que acabo de exponer.   También está el trabajo de Hernán Montecinos "Del Pensamiento mágico al Posmoderno" donde nos dice que el pensamiento posmoderno rompe con el cientificismo, los viejos y grandes relatos, la religión y con la idea de la verdad, y que se reemplaza a esta última por un pluralismo que se traduce en un relativismo exagerado de la realidad, haciendo que el individuo posmoderno termine desorientado, irracional, errante y alienado, y rechazando frontalmente el conocimiento científico como si fuera un sinónimo o la causa de todo mal.   Existen muchas más investigaciones de varios cientistas sociales alrededor del mundo al respecto, expuse por ejemplo el trabajo del Doctor Bismark Pinto “Por qué no soy un terapeuta narrativo?”.
Y para quien me diga que la "física cuántica" ha "demostrado" que efectivamente la conciencia o el pensamiento crea la realidad, les invito a leer un post mío al respecto, donde se desmitifica la idea “Sobre METAfísica cuántica y otros demonios”
Personalmente, aunque esté totalmente de acuerdo con respetar los diferentes puntos de vista en tanto no dañe a terceros, con lo que no estoy de acuerdo es con que pretenda inculcar tan solapadamente filosofías que, como se ha explicado, pueden resultar altamente peligrosas y perniciosas.
Por otro lado, los estudios a que hago referencia obviamente se basan en algo más allá de la emocionalidad con que se rigen los  discursos posmodernos que niegan la realidad o la confunden con su casi opuesto, un constructo social, y curiosamente, todo esto demuestra la falacia que existe en creer que las Ciencias Sociales (como si por ser sociales tuvieran necesariamente que ser acríticas, de hecho todo lo contrario) postulan y apoyan todo ese embrollo posmoderno relativista y exagerado de la realidad.   Asi que, PEDIDO APARTE: agradeceré no confundir, por favor, a las ciencias sociales con comportamientos anticientíficos, ser sociales y no abstractas o matemáticas no las hace inútiles o irracionales.
Nos dice Antonio Pele (2011) de la Universidad de Madrid:"El individuo “pre-ilustrado” sería un individuo pasivo que dejaría que su entendimiento fuera controlado por otros.  La Ilustración pondría fin a esta apatía y coincidiría con la voluntad de los seres humanos de correr el riesgo de pensar por sí mismos."  ¿será por eso que algunos catalogan a la situación actual como una contra-ilustración?
Indica además: "Para definir la Ilustración, Kant reinterpreta el ´Sapere Aude´.   Esta fórmula tendría su origen en las Epístolas de Horacio, cuando escribió: ´Atrévete a ser sensato. Empieza. Quien aplaza vivir rectamente espera, como el paleto, a que se agote la corriente del río; pero éste discurre y discurrirá arremolinado sin parar.  En este contexto clásico, el Sapere Aude no tenía el mismo sentido otorgado por Kant, significaba más bien “atrévete a ser sabio” con el fin de lograr un equilibrio interno en su alma" indica Pelé (2011)
Y haciendo referencia a una publicación mía antecesora en el mismo artículo, "Sobre Razón vs. Emoción": “Así que en el sentido de Horacio solo diré, ¡Sapere Aude! Aceptemos la diversidad de elección y de pensamiento, mas no perdamos en ello el sentido de la lógica, por ejemplo aceptando al mismo tiempo dos visiones que al contradecirse desde su misma esencia se anulan, resultando que obviamente no es posible sustentar ninguna y menos ambas al mismo tiempo pero aun así insistir en ello, o como segundo ejemplo algo más serio, condenando al inocente apoyados en la idea de que cada quien es libre de pensar lo que quiere y a alguien se le antoja que el inocente es culpable; apoyemos la libertad, más que esta no se vuelva libertinaje socavando los derechos de ajenos, aboguemos por la libertad pero que esta no se limite únicamente al círculo que repite exactamente lo mismo que uno censurando o satanizando todo lo demás; cuestionemos pero también a la propias creencias, seamos críticos pero seamos también empáticos; usemos la razón mas no perdamos la sensibilidad, insisto ¡Sapere Aude! ¡Seamos sensatos!”

FUENTES CONSULTADAS:

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JACOB, François, (2006) "El Juego de lo posible", España, ed. S.L. Fondo de Cultura Económica de España.
KANT, Immanuel, ¿Qué es la Ilustración” (1784) Recopilación de textos de Kant: "Filosofía de la Historia", (1978), España, ed. F.C.E., pp. 147
LOZANO, Irene, "El lenguaje en la era de la posverdad", Filosofía & Co., 22/06/2018. Recuperado de https://www.filco.es/el-lenguaje-en-la-era-de-la-posverdad/

MESA Carlos, SALAZAR, Juan Carlos, ROJO José Andrés, FESQUET Silvia.  (07/2018)  “Foro Debate: Fake News y Posverdad”, Fundación para el Periodismo, La Paz - Bolivia 
MONTECINOS, Hernán. (1996). “Del pensamiento mágico al posmoderno” (VII. Pensamiento Posmoderno).  Buenos Aires, Argentina.  Recuperado de https://hernanmontecinos.com/2010/12/23/del-pensamiento-magico-al-posmoderno-2/
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PELE, Antonio, (2011)  "Kant, la Iliustración y la domesticación del ser humano",  Instituto de Derechos Humanos “Bartolomé de las Casas” Universidad Carlos III Madrid.  Recuperado de https://ojs.uv.es/index.php/CEFD/article/viewFile/766/482">https://ojs.uv.es/index.php/CEFD/article/viewFile/766/482&lt
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SABATO, Ernesto, (1951) “Hombres y Engranajes”. Buenos Aires – Argentina,  (2002). Obra Completa, Ensayos, Barcelona - España, ed. Seix Barral,




[4] Ídem
[6] Ídem
[8] Donde el Estado actúa como capitalista a través de las empresas públicas, empresas de propiedad estatal y empresas privadas que han sido nacionalizadas.  “En ese sentido, se ha considerado al capitalismo de estado desde la fase definitiva del modelo capitalista a un nivel de gestión comunista totalitario.” (Sánchez Galán, s.f. Recuperado de https://economipedia.com/definiciones/capitalismo-de-estado.html)
[9] Es verdad que se pretendía acabar con la razón instrumentalista, esa impuesta por el poder dominante, pero ¿también se busca abolir la razón en sí misma como concepto?  Algunos dirán que si por la posición posmoderna en contra del iluminismo, otros, que la idea ha sido llevada a extremos que terminan por contradecir incluso la visión reivindicativa de la dignidad humana al ser una posición que al desoír el uso de razón, puede fácilmente desoír también toda noción de justicia. De ahí sus latentes vacíos, se critica, sus contradicciones de fondo y las posibles serias implicaciones del posmodernismo.

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